Luces y sombras del capital riesgo en materia ASG: avanza su adopción, pero menos que en la bolsa
Dos informes de PwC y Boston Consulting Group ponen ejemplos de los avances y deberes aún por hacer de los fondos en sus participadas.
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Luces y sombras del capital riesgo y su adopción de los estándares sostenibles. Si bien un informe reciente de PwC sostiene que los fondos de capital privado ya incorporan los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG) como un factor relevante en sus decisiones de inversión, otro de Boston Consulting Group revela que las empresas participadas por el private equity están por detrás de sus homólogas públicas en materia de diversidad, equidad e inclusión.
Las buenas noticias para el sector llegan con el informe ‘Private Equity Responsible Survey 2021’, elaborado por PwC a partir de la opinión de 209 compañías de capital privado de 35 países. Según este documento, el 72% tiene en cuenta estos aspectos en las fases previas a una adquisición y más de la mitad, el 56%, reconoce haber rechazado una potencial inversión o la participación en algún tipo de acuerdo por este tipo de cuestiones.
Los expertos que han llevado a cabo la investigación consideran que estas métricas van a seguir mejorando a medida que las estrategias de inversión de las gestoras se alinean con la descarbonización de la economía mundial y que las empresas apuestan por contar con unas cadenas de suministro más resilientes ante futuras pandemias o acontecimientos relacionados con el cambio climático.
El estudio incluye algunos ejemplos como el de KKR que, recientemente, ha levantado cerca de 1.300 millones de dólares en su fondo europeo de impacto social para invertir en compañías ASG. Otro ejemplo es el de CVC, que acaba de destinar 200 millones de dólares a la compañía de rating en sostenibilidad EcoVadis, o el caso de Blackstone, que ha invertido idéntica cantidad en la empresa de alimentación sostenible Oatly.
Entre otros avances, el 49% de los entrevistados integra la ASG en los procesos de due diligence cuando toman decisiones de inversión, el 65% ha desarrollado una política de inversión responsable y cuenta con las herramientas necesarias para ponerlas en práctica, y el 38% ha identificado los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas que son relevantes para sus carteras de inversión.
De cumplir con la ley a crear valor
Para Ignacio de Garnica, socio responsable de Private Equity en PwC, “en los últimos siete años, las compañías de capital privado han cambiado radicalmente su visión de la ASG, y han pasado de considerarla de forma tangencial y muy vinculada al cumplimiento normativo a incorporarla como un factor muy a tener en cuenta en sus estrategias de inversión”.
“La transformación de sus participadas hacia un modelo de empresa sostenible brinda importantes oportunidades para la creación de valor, mientras que lo contrario resultará en una clara erosión del mismo”, advierte Pablo Bascones, socio responsable de Sostenibilidad en PwC.
Hasta aquí, la parte bonita de la historia. Pero como toda realidad, hay una cara oculta donde subyace que los deberes por hacer en materia de sostenibilidad aún son muchos para el capital riesgo.
El estudio ‘How Private Equity Can Catch Up on Diversity’, una encuesta realizada por Boston Consulting Group a más de 4.000 empleados de compañías con sede en Estados Unidos, tiene una visión algo más negativa del camino recorrido por estos fondos de capital privado. Sobre todo si se los compara con las empresas listadas en los parqués bursátiles.
Este informe resalta que sólo el 55% de las empresas respaldadas por el private equity han tomado medidas recientemente para abordar cuestiones de equidad racial y social, en comparación con el 65% de las empresas que cotizan en bolsa.
Otro toque de atención. El número de empleados de empresas respaldadas por capital riesgo que han sido testigos de la discriminación fue 13 puntos porcentuales mayor que en las empresas públicas: 40% frente a un 27%.
Potencial de 'sorpasso'
Pese a ello, algunas iniciativas están dando luz a esta problemática, como la nueva facilidad de crédito de Carlyle, que provee de un incentivo financiero a aquellas compañías de su cartera que tienen un liderazgo diverso.
Aunque las compañías invertidas por fondos de capital riesgo hoy por hoy siguen estando por detrás de sus comparables en las bolsas, un hilo de esperanza es que, según Boston Consulting Group, “las empresas bajo el paraguas del capital privado que están en el buen camino de implementar programas de diversidad, equidad e inclusión tienen el potencial de sobrepasar a sus contrapartes públicas”. Es lo que han bautizado como “los dividendos del progreso”.
Así, si se toma como referencia las empresas participadas por el capital riesgo que ya están desarrollando programas, iniciativas o actividades en pos de la diversidad y la inclusión y se dejan a un lado las que no, se observa que un porcentaje más alto de empleados en ellas se beneficia consistentemente de esos programas en relación a las compañías cotizadas. Lo confirman un 41% en la temática de género; un 36% en raza o etnia y un 38% en cuanto al colectivo LGBTQ, esto es, 11, 8 y 12 puntos porcentuales más, respectivamente, que en las cotizadas de bolsa.