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El 2020 de la pandemia del coronavirus ha sido también de la inversión en fondos cotizados. Más conocidos como ETF, por sus siglas en inglés, su negociación nunca había sido tan elevada. El auge de la gestión pasiva y el exponencial crecimiento de la volatilidad son los dos factores que han disparado sus volúmenes de contratación hasta desconocidos máximos históricos.

A lo largo del año recién terminado, los ETF han sido blanco de inversiones por 756.000 millones de dólares a escala global. Una cota equivalente a unos 621.000 millones de euros y cuya magnitud se puede entender mejor si se contrapone con una cifra como los 429.337 millones de euros que la bolsa española negoció a lo largo de todo 2020, según datos oficiales de BME.

Además, el volumen récord de negociación en ETF en este último año supera en un generoso 14,5% la que hasta ahora era su cota anual más elevada: los 660.000 millones de dólares (542 millones de euros) alcanzados en el ejercicio 2017. Así lo reflejan datos recopilados por el gigante de la inversión BlackRock, que constata la entrada de capitales en todas las categorías de fondos cotizados existentes.

Búsqueda de rentabilidad

Los expertos consultados apuntan hacia distintos factores para explicar este fuerte incremento. No obstante, todos ellos tienen su origen en una única causa: la búsqueda de rentabilidad a través de nuevas vías de inversión. Y tanto entre pequeños como entre grandes inversores. Una estrategia casi forzosa acelerada por la ausencia de rendimientos en otras clases de activos más tradicionales -como los bonos soberanos- y los fortísimos bandazos de precio de otros -como los índices de bolsa más representativos-.

Por lo que se refiere a la volatilidad desatada por la pandemia de la Covid-19, muchas carteras han buscado en los ETF el acceso a mercados y activos que de otra manera requieren unas inversiones muy abultadas o incluso están vetados para depende qué tipo de inversor. Estos son los casos de muchas materias primas, algunos mercados emergentes o de frontera, así como cestas de inversión diversificadas entre varios mercados.

Volatilidad y refugio

A diferencia de lo que ocurre con los fondos de inversión, que suelen contar con comisiones de suscripción y reembolso, la mayoría de los ETF tienen una operativa similar a la de las acciones y tarifas de negociación más similares a estas, con lo que resultan más amables para un mayor número de inversores. Además, las grandes firmas de inversión no han dejado de incrementar su catálogo de productos en este segmento en los últimos años.

Con un índice VIX -que mide la volatilidad del S&P 500- tocando máximos históricos en los 78,82 puntos, la búsqueda de opciones de inversión más amplias que una pequeña cesta de valores ha sido clave en los últimos meses, además de uno de los consejos más repetidos por los asesores financieros. En este punto, el uso de ETF para ganar exposición a refugios como el oro ha resultado determinante.

Un hombre sostiene un lingote de oro.

El estudio de BlackRock señala que precisamente en fondos cotizados sobre materias primas se ha registrado una entrada récord de capital por 64.000 millones de dólares (53.000 millones de euros). Con el oro marcando también máximos históricos, no es de extrañar que el grueso de esta cifra se corresponda con los ETF sobre el preciado metal, que por sí solos alcanzan la igualmente insólita cota de 44.900 millones de dólares (37.000 millones de euros).

A una más que holgada distancia, récord también para los fondos cotizados sobre plata, con 5.100 millones de dólares (4.200 millones de euros). Un refugio de segunda opción para muchos inversores y una estrategia de cara a la recuperación económica prevista para este 2021 para otros muchos, ya que este metal goza de un fuerte componente industrial estrechamente vinculado a la digitalización y las energías renovables.

Indexados

Un factor clave en la histórica escalada de los volúmenes de negociación en ETF ha sido el incesante auge de la gestión pasiva, especialmente en Europa. Esta búsqueda de oportunidades alternativas de inversión sin recurrir a los fondos más tradicionales, con unas comisiones elevadas y escasos resultados frente a la pandemia en muchos casos, ha puesto a los fondos cotizados en el blanco de muchas carteras.

Dentro de esta tendencia, han destacado especialmente los indexados, que son aquellos que replican índices de referencia de algún mercado o incluso aglutinan varios. Este año de la pandemia la gestión pasiva ha alcanzado por primera vez a uno de cada cinco euros invertidos en Europa: 9,4 billones de euros. Y, de esta cifra, 2 billones están en los mencionados indexados, lo que implica que el volumen se ha más que duplicado en la última década según datos de Morningstar.

Inversión 'verde'

Por último, la pujante tendencia de la inversión sostenible ha supuesto un revulsivo más para aupar la contratación de ETF. Los mismos argumentos en torno a su negociación, diversificación y amplitud de catálogo han supuesto para muchos una puerta de entrada sencilla a la inversión verde, que por otras vías requiere asesoramiento específico o la asunción de comisiones de difícil digestión para las carteras de envergadura más modesta.

Los números recopilados por BlackRock señalan la entrada de un total de 85.000 millones de dólares (69.800 millones de euros) en ETF de sesgo sostenible a lo largo de 2020. Se trata, además de un otro máximo histórico para la lista, de un 203,6% más que en el ejercicio anterior. Y eso que, según datos recopilados por Lyxor ETF Research estos productos no sufrieron reembolsos en ningún mes de 2019. Tampoco en ninguno de los 12 de este 2020.

Imagen referencial sobre inversión sostenible.

La histórica cota conseguida por estos fondos cotizados sostenibles se explica mejor si se tiene en cuenta que en pleno pico de pánico inversor este año, entre mediados de febrero y marzo, captaron a contracorriente del mercado unos considerables 3.500 millones de dólares (2.880 millones de euros). Los datos aportados por Lyxor van más allá al señalar que mientras el conjunto de la industria de ETF sufrió salidas por 26.200 millones de euros en marzo, estos registraron suscripciones netas por 400 millones.

En España, donde el peso de los ETF está muy lejos de alcanzar el que estos productos tienen en otros mercados con más tradición inversora, las cifras también reflejan este año de récords. A cierre de 2020 se habían producido un 152,7% más transacciones sobre fondos cotizados que el año anterior y por un montante en efectivo por un 48,3% más.

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