Si es usuario habitual del coche ya lo habrá notado. La gasolina y el gasóleo están disparados y llenar el depósito es cada vez más caro. Si hacemos números respecto al año pasado, el litro de 95 ha subido un 20,9%, mientras que el gasóleo A se ha encarecido un 17,99%.
Si traducimos los porcentajes anteriores a euros, la realidad es que repostar un depósito de 50 litros de gasolina de 95 cuesta 12,25 euros más que el año pasado; y el del tipo A ha subido 10,40 euros respecto al año anterior. Es decir, que ahora mismo se pagan 70,65 euros y 68,20 euros, respectivamente.
En estos momentos, la media del mes de julio -según los datos recabados por EL ESPAÑOL- hizo que en los 31 días el litro de 95 octanos se situara en 1,413 euros y el del gasóleo A ascendiese hasta los 1,364 euros.
El Brent
¿A qué se debe este incremento? Básicamente al encarecimiento que están viviendo las materias primas de las gasolinas. Es decir, a la subida que ha vivido en los últimos meses el crudo en el mercado internacional. Por hacernos una idea, el barril de Brent, de referencia en Europa, ha subido un 76% en el último año al pasar de 43,32 a los 76,33 dólares el barril actuales.
Es cierto que la cotización del Brent no tiene incidencia directa en la gasolina, pero sí en los mercados internacionales en los que cotiza este derivado del crudo. Por tanto, todo depende de cómo evolucione la cotización de las gasolinas a nivel internacional y cuyos precios son cada vez mayores.
¿Por qué? Porque se registra una subida motivada por la fuerte caída que se produjo durante 2020 en los momentos más duros del confinamiento. Las restricciones a la movilidad unidas a los cierres temporales de las economías mundiales provocaron una caída histórica de la demanda y, por tanto, la consecuente caída del precio del crudo.
Parece evidente que con la recuperación económica y la vuelta de la movilidad el precio del crudo -y por ende de las gasolinas- vuelva a subir. Los datos adelantados del mes de junio de la Asociación Española de Operadores Petrolíferos (AEOP), muestran que el consumo de combustibles de automoción ha subido un 24,5% respecto a junio de 2020 y un 1,3% respecto a 2019.
Aumenta la demanda
Lo normal es que durante julio esos niveles se incrementen todavía más y que en agosto den un pasito más adelante. Por tanto, parece obvio que a mayor demanda mayor sea el precio. El problema es que ha la gasolina ha subido ya por encima de los precios prepandemia y está en niveles del año 2014.
Si se comparan los niveles actuales respecto a los de 2019, se puede observar que hay un encarecimiento de algo más de 3,55 euros en el tanque de 95 octanos y de 2,95 euros en el de gasóleo A.
Ahora bien, en contra de lo que se suele decir, la gasolina en España no es la más alta de Europa. Según los datos recopilados en el Boletín Estadístico Semanal que elabora la Unión Europea, se puede comprobar cómo países como Francia (1,58), Portugal (1,67) o Italia (1,65) están por delante de nuestro país. Eso en lo que se refiere al litro de 95 octanos.
Sea como sea, la pregunta es evidente. ¿Cómo evoluciona el precio de la gasolina para que siga encareciéndose?
El precio
En primer lugar, y como ya hemos destacado, el precio de la gasolina tiene relación con la cotización de los mercados al por mayor de la gasolina, que procede del crudo. Estos mercados de referencia son los del Mediterráneo y el del Norte de Europa, en el caso de España.
Lo primero que influye es el cruce euro-dólar, ya que los mercados internacionales se mueven en dólares. En segundo lugar, tras las cotizaciones, hay costes de producción, distribución y comercialización que prácticamente son inmutables y permanecen en el tiempo.
A ello hay que sumarle también los impuestos (IVA e Hidrocarburos) así como otros costes asociados como el mantenimiento de las reservas estratégicas y la aportación al Fondo Nacional de Eficiencia Energética.
Por tanto, y según los datos de la Asociación Española de Operadores Petrolíferos (AEOP), la composición del litro de gasolina queda de la siguiente manera: entre el 31% y el 37% es el coste de compra en mercados internacionales; el 14 % son los costes de distribución y el margen y, por último, entre el 54% y el 59% del precio corresponde a los impuestos.