Las oficinas bancarias de toda la vida están cada día más lejos de los inversores. El café con el director de la sucursal para tratar temas relacionados con nuestro patrimonio y sobre cómo rentabilizarlo ya queda relegado a unos pocos que todavía se resisten a prescindir de sus visitas al banco. Todo ello, quizás, porque las nuevas fórmulas de inversión no les transmiten suficiente confianza.
Nos referimos a los roboadvisors o gestores automatizados, que suponen una nueva alternativa dentro del mundo de la inversión y que están orientados especialmente a aquellos ahorradores con patrimonios más modestos que buscan rentabilizar su dinero sin tener que dedicarle demasiado tiempo. Aunque son servicios más accesibles para los clientes, ya que pueden invertir desde 500 euros o incluso menos, lo cierto es que no están pensados para todo tipo de perfiles, especialmente para aquellos que no toleran demasiado bien el riesgo. Entonces, ¿qué es mejor a la hora de invertir? ¿Un asesor financiero de toda la vida o un 'asesor robot'?
Roboadvisor: más barato y cómodo
Los inversores cada vez apuestan más por utilizar servicios de inversión automatizados que se apoyan en algoritmos para invertir el dinero. Estos gestores automatizados ofrecen la posibilidad de invertir en fondos o planes de pensiones (normalmente indexados) asignándonos una cartera en función de nuestras preferencias y objetivos.
Entre las ventajas que ofrecen los 'asesores robot' destacan la comodidad y sus reducidos costes. Y es que cualquier usuario puede contratar estos servicios directamente a través de su ordenador y sin tener que decidir entre una cartera u otra, ya que el gestor automatizado se la asignará en función de su perfil y tolerancia al riesgo. Además, los roboadvisors cuentan con equipos que se encargan de supervisar las carteras y rebalancearlas de forma periódica para ajustarlas a los movimientos del mercado.
Puesto que los algoritmos son los que configuran las carteras de fondos y planes de pensiones, estos servicios ofrecen costes muy reducidos, que se sitúan en torno al 0,8% anual (incluyendo coste de gestión, del fondo, de depositaría e IVA). Además, apenas existe cantidad mínima para empezar a invertir, pues algunos de ellos ofrecen la posibilidad de contratar carteras de fondos desde 500 euros e incluso otros, como por ejemplo ING Inversión Naranja +, no exigen ningún mínimo.
Pero…menos humano
Aunque se trata de una opción interesante para muchos inversores, no lo es para todos. Si el usuario busca una solución a medida con productos adaptados a sus necesidades particulares y objetivos, los gestores automatizados no serán su mejor alternativa. Además, si lo que quiere es invertir su dinero en otros productos que no sean fondos de inversión o planes de pensiones tendrá que buscarlos por su cuenta o hacerlo a través de un asesor financiero, ya que, por el momento y a grandes rasgos, son estas dos opciones de inversión las que ofrecen los roboadvisors.
Si a la hora de invertir el usuario necesita también tener a un experto que le ofrezca recomendaciones y le aconseje cuando tenga que tomar decisiones, el asesor robot no le dirá qué tendrá que hacer en un determinado momento. Y si, sobre todo, si los mercados sufren caídas y necesita a alguien que le ayude a mantener la calma, no podrá contar con un experto que le oriente.
Asesor financiero: un entrenador para nuestras finanzas
Aunque muchos inversores acuden a un asesor financiero pensando fundamentalmente en la rentabilidad de sus inversiones, estos profesionales no solo le ayudarán sacando partido a su patrimonio, sino que serán una especie de entrenador que los guiará para que entiendan conceptos financieros o productos con los que no estén familiarizados. En esta labor de 'coach', estos expertos ofrecerán consejos de inversión y responderán a todas las dudas.
Además, tener una persona a su lado le ayudará a controlar las emociones para no tomar decisiones precipitadas y evitar errores en su estrategia de inversión, sobre todo, cuando se produzcan caídas generalizadas en los mercados que afecten a su cartera.
Otra de las ventajas que ofrecen los asesores financieros es que son servicios personalizados, es decir, brindan soluciones adaptándose a las necesidades particulares y objetivos de cada inversor. Tanto es así que, incluso, pueden ayudar con toda la planificación financiera, lo que englobaría, por ejemplo, la jubilación o los estudios de los hijos.
Todavía existe la creencia de que no es para todos
Pese a que las nuevas tecnologías contribuyen a facilitar y agilizar el trabajo de los asesores financieros y, por tanto, a abaratar los servicios que ofrecen, todavía los inversores con patrimonios reducidos encuentran algunos problemas para acceder a ellos, ya que estos profesionales suelen establecer un límite mínimo de patrimonio al que asesorar (si bien no es tan elevado como se suele creer). Además, aunque desde que entrara en vigor la nueva normativa MiFID II, estos profesionales tienen que detallar de manera clara cuáles son los costes de sus servicios y, por tanto, aclarar si son dependientes o independientes, todavía no todos los inversores están al tanto de estos cambios. Por tanto, existe el riesgo de que algunos usuarios acaben contratando productos de asesores no independientes (que obtienen retrocesiones por venderlos) que, probablemente, no sean los más adecuados para su perfil.