A pesar de su crecimiento en los últimos años, la industria de la inversión colectiva en España adolece de un grave problema de tamaño. En concreto, los fondos nacionales e internacionales que se comercializan en España suponen un negocio de 533.000 millones de euros, según datos del último informe de perspectivas de Inverco.
Una cifra que, si se compara con otros países europeos, evidencia el escaso desarrollo del sector en términos de patrimonio. El país que más se parece a España es Italia, y ya mueve más de 1,1 billones de euros. La cifra se acerca a los 1,8 billones en Reino Unido y supera los 2,5 billones de euros en Alemania y Francia.
Los expertos apuntan a que, detrás del menor ‘tamaño’ del sector en España se encuentra, entre otros motivos, la escasa participación de grupos institucionales como aseguradoras o grandes fondos de pensiones que invierten en este tipo de productos.
Según datos de la patronal, el 62% del volumen de activos de los fondos comercializados en España proviene de las familias, incluyendo todas las IIC, tanto domésticas como extranjeras. Los fondos de pensiones y aseguradoras apenas representan un 10%, a lo que habría que sumar un 17% de otros intermediarios financieros. En Europa, la media ronda el 50%.
"En países como Reino Unido, el dinero de los institucionales supone el 64% del negocio de los fondos"
En países como Francia o Alemania, las familias apenas superan el 26% del volumen que ha llegado a los fondos de inversión. En Reino Unido, el porcentaje es del 23%, mientras que los inversores institucionales ocupan un 64% del pastel. En Italia, un 46% del dinero en fondos proviene de las familias, frente al 22% de institucionales.
“No es algo ni bueno ni malo, simplemente es diferente”, indican desde Inverco. Sin embargo, los expertos reconocen que el hecho de contar con una menor base institucional supone un problema en momentos de volatilidad del mercado, pues los minoristas son más propensos a ‘abandonar’ sus fondos en lugar de mantener la calma y una perspectiva de largo plazo con la que sí cuentan los institucionales.
Uno de los motivos detrás de la apatía que han mostrado los gigantes de la inversión hacia los fondos españoles puede estar en el auge de los ETFs, que permiten a las grandes carteras ajustar su ratio rentabilidad-riesgo de una forma más barata. Por otro lado, estos inversores suelen buscar productos específicos, de nicho y especializados, con los que acceder a mercados más ‘sofisticados’ que son difíciles de encontrar entre las gestoras nacionales.
A pesar de que las familias ocupan un 62% del volumen que mueven los fondos en España, estos productos apenas suponen un 14,8% del ahorro financiero de los hogares, que mantienen su fijación por el inmobiliario y otro tipo de productos como los depósitos bancarios. Estos últimos activos siguen copando casi un 40% sobre el total de los activos financieros de las familias, frente al 30% que representan, de media, en los hogares europeos, según datos del Banco de España recopilados por Inverco.
PLANES DE PENSIONES… UNA CUESTIÓN DE FISCALIDAD
El mercado de planes de pensiones también sufre de un ‘defecto’ de tamaño que, según los expertos, está íntimamente ligado a la falta de incentivos fiscales para los partícipes. “La gran mayoría de los países de la OCDE aplican el régimen denominado EET, en el que tanto las aportaciones como los rendimientos de las inversiones están exentos de tributación, mientras que el rescate sí tributa, como es el caso español”, explican los expertos. Pero hay otros que aplican el sistema EEE, con exención fiscal también en las prestaciones.
Pese a que la mayoría sigue el ‘modelo español’, un reciente informe de la OCDE demuestra que la fiscalidad de los planes de pensiones es más atractiva en otros países. El organismo realizó un ejercicio en el que comparaba dichos incentivos de los planes de pensiones respecto a una cuenta de ahorro tradicional, simulando las mismas aportaciones a los dos productos durante toda la vida laboral de un trabajador.
Según los resultados, países como Canadá, Países Bajos, EEUU o Dinamarca facilitan ventajas fiscales a sus partícipes que varían entre el 20% y casi el 40% del valor de las aportaciones. Frente a ellos, los incentivos fiscales al ahorro en planes de pensiones en España apenas alcanzan el 16% del valor presente de las aportaciones