La inversión en oro se convirtió en fiebre en el pico de la primera ola de la pandemia de la Covid-19. Ahora, el bitcoin parece haberle tomado el relevo como valor refugio en muchas carteras. Un vuelco ante el que Tomás Epeldegui, director de Degussa Metales Preciosos, recomienda prudencia ya que "hace falta 20 veces más capital para mover el oro que el bitcoin".
En opinión de Epeldegui no se trata tanto de una lucha real entre activos, sino que ha indicado que "son complementarios". Tanto es así que ha subrayado que "si se incorpora el bitcoin a una cartera, es recomendable también incorporar el mismo peso en oro". Así lo ha afirmado durante su intervención en el Simposio del Observatorio de las Finanzas. Un encuentro organizado por Invertia en su primer aniversario dentro de EL ESPAÑOL, que esta semana ha reunido a los principales actores del sector financiero.
Con base en las cifras que se manejan actualmente en los mercados, el director para España de Degussa ha llamado la atención sobre el hecho de que "mientras que se necesitarían 2.000 millones de dólares para mover un 1% de todo el oro que hay en el mundo, bastarían 95 millones para mover un 1% de los bitcoins". Y sin olvidar que, aunque ambos activos tienen un volumen finito, el ritmo de minería de la criptomoneda es hoy por hoy mucho más elevado.
Mejor en piezas pequeñas
A pesar de los vaivenes que el oro sufrió en los primeros compases de la crisis del coronavirus, cuando muchos inversores tuvieron que deshacer posiciones para aportar garantías de liquidez para otros activos de su cartera, Epeldegui ha señalado que el metal "es mucho menos volátil y mucho menos especulativo". En este tono de discurso se ha preguntado "qué motivos tiene el inversor para comprar bitcoin más allá de ganar rentabilidad".
La recomendación de la firma de inversión en metales preciosos es destinar entre un 5% y un 10% de la cartera al oro físico. Una premisa a la que su director suma el realizar adquisiciones de forma recurrente "para diversificar estructuralmente cualquier patrimonio" y "diversificar en el tamaño de las piezas".
Esta última es la fórmula que prescribe como vía para "tener liquidez cuando lo necesitemos, sin necesidad de tener que hacer una gran desinversión". En este sentido, ha señalado que un error frecuente suele ser intentar maximizar la rentabilidad por precio en la compra, que conduce hacia piezas de mayor peso.
Aunque Epeldegui ha evitado poner un precio objetivo para el oro, sí que ha señalado que seguirá acompañando al alza en su cotización "la ingente cantidad de dinero que los bancos centrales han estado lanzando". Especialmente si, como se está vaticinando, se produce un incremento de la inflación que "restará poder adquisitivo al dinero en circulación".
Más allá del oro
Unas previsiones que el experto ha formulado después de que el oro haya acumulado una rentabilidad del 14% en el 2020 de la pandemia, el año en el que tocó máximos históricos. Un rendimiento que el experto ha calificado de "excelente según se comportaron el resto de activos".
No obstante, no todo es oro y también ha dibujado "muy buenas expectativas" para la plata, especialmente por su papel como metal industrial además del de inversión. En este sentido, esta materia prima "es un componente muy importante dentro del sector automovilístico y más en los coches eléctricos", además de en tecnología y la energía fotovoltaica, para la que los planes de transición energética prevén una fuerte eclosión en los próximos meses y años.
Con todas estas premisas, Epeldegui ha explicado que "cada vez más inversores institucionales están incorporando el oro a sus carteras". Algo que se ha podido comprobar en las todavía recientes presentaciones de perspectivas y estrategias de inversión celebradas por muchas gestoras y bancos al comienzo de este 2021.