El miedo a que la economía mundial termine descarrilando ha provocado estragos en la mayoría de mercados bursátiles del mundo. De esta tendencia negativa se ha desmarcado la bolsa de Portugal. El parqué luso, cuyo valor ha aumentado un 7,8% en 2022, es la verdadera ‘excepción ibérica’.
La buena evolución de la Bolsa de Lisboa contrasta con las fuertes caídas que registran algunos de los principales índices de bolsa. En el mismo periodo, el descenso del S&P 500 estadounidense ha sido del 16,5%. En Wall Street, la caída del tecnológico Nasdaq ha sido aún mayor, al ceder un 24%.
Las bolsas europeas han registrado caídas similares. El Dax alemán, el FTSE MIB italiano y el selectivo Euro Stoxx 50 han perdido un 20% desde enero. El Cac 40 francés ha restado un 15,5% y el Ibex 35, en torno a un 10%. El menor descenso ha sido el del FTSE 100 británico, que ha bajado un 3%.
La razón de que la Bolsa de Lisboa suba y el resto baje se explica por la composición del índice portugués, el PSI 20. Está formado por solo 15 componentes, muchos de ellos con gran exposición a los sectores que mejor se han comportado en 2022, como son la energía, las compañías renovables y las materias primas.
El valor con más peso, del 15%, es la compañía de energía renovable Greenvolt. La eléctrica EDP, la mayor de Portugal, supone un 5%; mientras que Redes Energéticas Nacionais (REN), el operador del sistema luso, representa casi un 3%.
Es precisamente Greenvolt la empresa que registra un mejor desempeño. Su valor en el mercado se ha incrementado un 47%. Pero no es la única compañía beneficiada por el encarecimiento del precio de la energía y las materias primas. La petrolera Galp Energía ha subido un 27%, el holding industrial Semapa, un 21% y Navigator, su participada de celulosa, un 16%.
En cierta medida, “esto es lo que también le ha ocurrido al selectivo español, que se ha aprovechado por momentos del buen comportamiento de la banca, las renovables y las materias primas para caer menos que el resto de índices europeos”, apunta Joaquín Robles, analista de XTB. Y a pesar de que el Ibex 35 cae en el año, lo hace en menor medida que la mayoría de sus homólogos.
Gestores españoles
Su pequeño tamaño también implica menores niveles de negociación. La liquidez, por tanto, es inferior a la de otros mercados de su entorno. A pesar de ello, ha cerrado al alza seis de los últimos 10 años. La caída en 2020, ejercicio marcado por la pandemia, fue del 6%; mientras que la revalorización de 2021 llegó al 13,7%.
La buena marcha de la Bolsa lisboeta y la oportunidad que suponen sus compañías no es algo nuevo para muchos gestores españoles, que llevan años invirtiendo en ellas. Entre las diez primeras posiciones del Azvalor Iberia, gestionado por Álvaro Guzmán de Lázaro y Fernando Bernard, se encuentra Sonaecon. La empresa minorista tiene un peso del 3,8%.
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El 18% de la cartera del Cobas Iberia de Francisco García Paramés son compañías portuguesas. Según la carta del primer semestre, Semapa comparte primera posición con Elecnor, al suponer un 9,1% del fondo.
Controlado por la familia Queiroz Pereira, Semapa es uno de los grupos industriales más grandes de Portugal y además de Navigator cuenta con inversiones en Secil -dedicada al cementos y sus derivados- y ETSA -dedicada al reciclaje-.
Cobas AM también invierte en Ibersol, una pequeña compañía portuguesa de restauración que opera establecimientos de franquicias muy conocidas como Pans&Company, Burger King o Pizza Hut en Portugal, España y Angola. Su peso en el fondo es del 4,7%.
Semapa e Ibersol también están presentes en el fondo ibérico gestionado por Magallanes Value Investor, la gestora de Iván Martín. Galp Energía supone el 3,8% del fondo Metavalor, de la gestora Metagestión.