La inflación ha dado un respiro a la economía estadounidense. El dato de julio fija el crecimiento de los precios en el 8,5%, una cifra que ha batido (a la baja) las previsiones del mercado y que representa una importante caída en relación con el registro de junio. Sin embargo, esta buena noticia no borra el hecho de que la Reserva Federal (Fed) va a tener que seguir endureciendo su política monetaria para frenar un crecimiento de los precios que continúa siendo desbocado.
El dato de inflación conocido el miércoles supone una reducción importante en relación con el registrado el mes anterior, que fue del 9,1%. Una desaceleración impulsada por el frenazo en el crecimiento de los precios de la gasolina y el gas natural (no así de la electricidad y los alimentos), si bien la inflación subyacente se ha estabilizado en el 5,9%.
En tasa mensual, la inflación de julio fue del 0,3% frente al 1,3% de junio. La diferencia es considerable y es lo que ha hecho respirar aliviado al mercado, que ya ve cerca, o incluso pasado ya, el pico de la inflación.
Lo cierto es que en el mercado bursátil se ha acogido con alegría la noticia. Los tres principales índices de Wall Street amanecieron el miércoles -una hora después de conocer el dato- con subidas superiores, incluso, al 2%, con las que celebraban una inflación más baja de lo previsto.
Con todo, el hecho de que el crecimiento desbocado de los precios se esté desacelerando no significa que haya llegado a su fin, por lo que el papel de la Fed sigue siendo clave para devolver la inflación a la normalidad.
"Incómodamente alta"
"La inflación sigue siendo incómodamente alta, lo que sugiere que es probable que la política monetaria se endurezca más a lo largo del año", afirma Silvia Dall'Angelo, economista senior de Federated Hermes Limited.
Y es que, si bien los datos de inflación "reconfortan a la Fed, la lucha contra la alta inflación dista mucho de haber concluido y los riesgos de que se consolide una inflación elevada siguen siendo elevados en el contexto de un mercado laboral tenso".
Es por eso que, como apunta Dall'Angelo, la Fed "mantendrá su trayectoria hawkish [agresivo] en los próximos meses". Eso sí, esperará a conocer cómo se comporta la economía en las próximas semanas para acometer nuevas subidas de los tipos de interés de 50 o 75 puntos básicos. "Es poco probable que se produzca un cambio de orientación antes de finales de año", agrega esta experta.
Y es que los miembros del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) del banco central van a sopesar muy profundamente este dato antes de tomar su próxima decisión de política monetaria. Será en su reunión de los días 20 y 21 de septiembre, un encuentro al que llegarán después de haber elevado los tipos de interés en cuatro ocasiones en el último medio año por un total de 225 puntos básicos.
El fin de la inflación desbocada
En todo caso, en el mercado ya se asume que el pico de la inflación está a punto de tocarse. Así lo creen en eToro, desde donde vislumbran que está "cerca" ese momento, "con la caída de los precios de las materias primas, la relajación de las cadenas de suministro y el comienzo del debilitamiento del mercado laboral", si bien "esto tiene que ser validado por una gran caída en los datos reales".
"La reciente evolución de los precios de la energía sugiere que la inflación general del IPC mantendrá una suave tendencia a la baja en agosto. Sin embargo, aunque la inflación general podría haber alcanzado un máximo en junio, se mantendrá en niveles elevados durante varios meses más", añade Dall'Angelo, de Federated Hermes Limited.
De hecho, esta experta cree "probable" que la inflación subyacente aumente en los próximos meses "como reflejo de las presiones externas y, sobre todo, internas sobre los precios".