Nos viene encima una época de huracanes sin precedentes en un momento en el que la liquidez parece colapsarse por el inicio del endurecimiento de políticas monetarias más restrictivo de la historia moderna, pero la gran mayoría de los inversores siguen viendo las bajadas en los mercados de valores como una nueva oportunidad de compra.
Esta misma semana, el CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, advertía sobre la llegada de un "Huracán de riesgos económicos". Un curioso cambio repentino de opinión, ya que la semana pasada estaba optimista y esta semana lo teníamos dando la voz de alarma.
Y es que concretamente le preocupa el ajuste cuantitativo: la reducción del balance de la Fed al doble de velocidad que lo hizo en el año 2018 y que no terminó precisamente bien. También le preocupan los shocks de materias primas que emanan desde la zona de conflicto en Europa por la guerra en Ucrania.
¿Qué le ha hecho cambiar de opinión al CEO de JP Morgan en tan solo una semana?
Las sanciones cada vez mayores contra la Federación Rusa están creando un shock en la oferta de materias primas que está repercutiendo de manera inmediata en sus precios generando una inflación no vista en 40 años.
Esto a su vez está obligando a los bancos centrales a subir los tipos de interés para combatirla. De hecho, en los últimos 3 meses hemos asistido a más de 60 subidas de interés por parte de todos los bancos centrales del mundo, un número no visto desde el año 2000.
Pero es que, además de la presión de los precios por la reducción de la oferta, tenemos encima de nuestras cabezas el fantasma de la interrupción del suministro del petróleo y el gas ruso y que nos llevaría directamente a la recesión.
Siempre he mantenido que nos encontramos en la III Guerra Mundial, solo que esta vez es económica y en cuanto los rusos tengan asegurada la venta de su producción de petróleo y gas a China e India nos cerraran el grifo a Europa hasta que no levantemos las sanciones.
Naturalmente podremos sobrevivir a un golpe como ese, nos estamos preparando para ello, pero lo que no sé es si podremos sobrevivir al enorme coste de ese golpe.
La hiperinflación que tenemos se asentará en una economía que entrará en recesión por la actuación de los bancos centrales y este escenario no está descontado por ningún mercado de valores.