El escenario que todos querían evitar, finalmente, se consumó. Rusia inició los bombardeos sobre Ucrania este jueves y la guerra abierta en la frontera este de Europa sacudió los mercados con una fuerza aplastante. Las bolsas europeas llegaron a hundirse más de un 5% mientras que el oro se reivindicó como valor refugio frente a las caídas de más del 10% del bitcoin.
Como en anteriores ocasiones, la peor parte volvió a llevársela la Bolsa de Moscú, de donde los inversores internacionales se apresuran a retirar posiciones. El índice MOEX de referencia se dejó un 33,3% mientras que el índice RTSI denominado en dólares aceleró hasta perder un 39,4%, si bien en algunos cruces se diluía la mitad de su valor. Y eso que su apertura se retrasó debido a la orden del Banco de Rusia de prohibir las posiciones cortas sobre sus cotizadas domésticas.
A pesar de que las caídas más profundas de la apertura se suavizaron algo en las bolsas europeas, el golpe siguió arrebatando cerca de un 4% a sus principales índices hasta el cierre. El paneuropeo EuroStoxx 50 se dejó un 3,6%. Un escenario que se repitió con mayor o menor crudeza en el CAC 40 francés (3,8%), el DAX alemán (-4%), el Ftse 100 británico (-3,9%) y el Ftse MIB italiano (-4,2%). Incluso el SMI de la Bolsa de Zúrich en la neutral Suiza cedió un 2,7%.
En el caso del Ibex 35, los descensos alcanzaron el 2,86%, en los 8.198,5 puntos, que supusieron mínimos del último año para el índice pese a mejorar sus mínimos intradía. Los analistas señalaron que las caídas de los últimos días ya habían descontado en parte la posibilidad de este desenlace, que de momento se ha centrado en la destrucción de elementos de defensa e infraestructuras de Ucrania.
Entre los valores más golpeados dentro del índice español, Banco Santander, que se dejó un 7,7%. Un porcentaje al que también se aproximó Banco Sabadell (-7%). Un 6,3% perdió BBVA y la factura a CaixaBank alcanzó el 5,6% pesar de que, como explicó ayer el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ni la banca europea ni la española tienen exposiciones significativas al mercado ruso o ucraniano.
Los retrocesos se repitieron con fuerza en otros valores que, como Amadeus (-2,2%), Inditex (-3,9%) y Fluidra (-0,6%), sí tienen más presencia en Rusia. En este sentido, la implantación de sanciones desde los países occidentales que podría penalizar su negocio o presencia en el país euroasiático fue el motivo de las caídas.
Lo mismo ocurrió para IAG, que cayó un 5,9% ante el impacto que el conflicto tendrá para las aerolíneas. Algo que se extendió para el conjunto de un sector turístico que todavía no había podido reponerse por completo del golpe de la pandemia. Además, varias compañías se apresuraron en suspender sus rutas hacia Ucrania.
Muy pocos valores consiguieron amortiguar el golpe de las bombas de Putin, pues los inversores también mostraron su miedo ante cuáles serán los efectos de las sanciones que la comunidad internacional anunció o comenzó a estudiar.
Al frente de este bloque, las renovables ante la perspectiva de que su producción energética sea más necesaria si se resiente el suministro de gas procedente de Rusia. Subidas del 10,5% para Siemens Gamesa, del 10,1% para Solaria, del 4,4% para Acciona y del 0,9% para Iberdrola.
Por encima de todas ellas, Indra, que subió un 12% gracias a su implicación en el sector de defensa y por efecto rebote un día después de haber caído con fuerza por el próximo refuerzo de posiciones del Estado español en su capital.
No corrió la misma suerte Telefónica, que terminó con descensos del 1,8%. Y eso a pesar de haber sacado pecho durante buena parte de la sesión escudada en sus resultados anuales, con un beneficio cinco veces superior al de hace un año.
Materias primas
El estallido del conflicto también impactó de lleno contra el mercado de materias primas. La fuerte dependencia energética de Europa Occidental de las exportaciones rusas, que en su mayoría pasan por Ucrania en su camino hacia el oeste, se tradujo en fuertes avances para el precio del gas natural y el petróleo.
La clara posibilidad de que los suministros se corten, más el efecto de sanciones como el adiós al proyecto del gasoducto Nord Stream 2, llevaron al futuro del gas natural a dispararse con una fuerza pocas veces conocida. El encarecimiento fue de hasta un 63% en su referencia europea y más de un 6% en la estadounidense.
Por su parte el petróleo subió más de un 8% y el Brent a rebasó los 100 dólares por barril. Una cota en máximos intradía que supuso un precio un 66% más elevado del que el Gobierno español estima en sus vigentes Presupuestos Generales del Estado. Y, además, máximos de los últimos ocho años.
Hay que remontarse al año en el que Rusia procedió a la invasión y anexión de la región ucraniana de Crimea para ver al Brent cotizando por encima de los 100 'billetes verdes'. Y el efecto se extendió también al barril West Texas Intermediate (WTI), el de referencia en EEUU, donde entre subidas del 7% también alcanzó esta cota.
Refugio en el oro, miedo en el trigo
También se disparó el oro, activo refugio por excelencia en tiempos de incertidumbre. La onza del preciado metal se encareció hasta un 3% y se superaron los 1.975 dólares, una cota no vista desde agosto de 2020. Entonces, en pleno azote de la pandemia de la Covid-19, los inversores corrieron a por lingotes para refugiar su inversión.
El encarecimiento de esta escasa materia prima fue el más vertical desde enero de 2021. Y, además, se repitió en otros metales preciosos como la plata, con subidas del 4% que situaron la onza cerca de los 25,7 dólares. También repuntaron el platino (+3%) y el paladio rebasó los 2.700 dólares entre subidas del 10%. En todos los casos, la escalada se redujo tras el cierre de las bolsas europeas.
La tensión se repitió en las materias primas agrícolas. El trigo, cuya producción global se concentra en cerca de una tercera parte entre Ucrania y Rusia, sumó subidas del 6%. Y este porcentaje se añadió a la escalada de precios que ya se venía arrastrando en las últimas semanas.
El temor a la escasez se dejó sentir también en la cotización del maíz, con subidas de más del 6% en el mercado de futuros CME de Chicago. El tirón alcista se replicó, aunque más moderado, en otros productos como la soja o la avena.
Castigo al bitcoin y el rublo
Ajeno a esta tendencia, el bitcoin se hundió hasta los 34.400 dólares con retrocesos cercanos a un 10%, en consonancia con otros activos considerados más de riesgo. Incluso a pesar de que Kiev aprobó el uso de criptomonedas entre su población como medida de urgencia. Una correlación de cuyos riesgos ya habían venido alertando últimamente varias instituciones financieras internacionales.
De este modo, a excepción de los episodios de remontada a contracorriente en pleno confinamiento de Europa, el que se presentó como 'oro digital' se desmarcó por completo del grupo de los considerados activos refugio. Lo mismo se produjo en el ethereum, con caídas de doble dígito que llevaron su gráfica hacia la cota de los 2.300 puntos.
En el mercado de divisas, el gran golpe se lo llevó el rublo. La retirada de posiciones de inversores internacionales del país euroasiático arrebató a la moneda rusa un 6% de su valor frente a las principales divisas, hasta su nivel histórico más bajo. Su cruce se dolió hasta los 0,0103 euros y los 0,0115 dólares.
Algo más liviano fue el recorte en la grivna ucraniana, gracias a la intervención de las autoridades del país intervenido. Asimismo ejercieron de colchón las fuertes retiradas de dinero en efectivo que solicitaron los habitantes del país.
En este sentido, Kiev decretó el cese de todas las operaciones con valores negociables, incluidas las de la bolsa, con la sola excepción de la emisión de deuda pública. Además, se prohibió a las entidades financieras la compra de moneda extranjera para evitar un colapso de oferta de la divisa nacional.
Regreso a la renta fija
Junto con el oro, la búsqueda de refugio inversor encontró destino en la renta fija del Viejo Continente. La entrada de dinero inversor en los bonos soberanos se tradujo en una rebaja para los tipos de interés que en las últimas semanas habían venido engordando por la inminencia de unas subidas de tipos de interés que la intervención militar rusa podría dejar en suspenso.
El bono español a diez años se replegó hacia tipos del 1,16%, unas cotas que no se veían desde principios de mes. Sin embargo, la mayor concentración de órdenes de compra sobre el 'bund' alemán contrajo su rentabilidad al 0,15%. De tal modo, la prima de riesgo se quedó en los 101 puntos básicos. Mientras tanto, la italiana incluso siguió superando los 160 puntos.