Todo el mundo ama las burbujas de activos, hasta el momento en que explotan con una dislocación extrema. Cualquiera que las critique es tachado de agorero por una colectividad enorme de inversores que se ha convertido totalmente insensible al fraude y al engaño.
Todo es diversión y juego hasta que alguien lo pierde todo tras una especulación desenfrenada que ya hace tiempo que superó a la vivida hace 22 años y que acabó con la explosión de la burbuja de las puntocom.
La historia dirá que los bancos centrales mundiales crearon la burbuja de activos más grande de la historia y que aquellos expertos que advertían de ella acabaron dentro de ella porque era el camino de menor resistencia, y mucho más importante, porque era más lucrativo.
Pero por lo menos, nunca podrán decir que tienen alguna responsabilidad sobre las grandes cantidades de inversores que son aniquilados por todo tipo de estafas bursátiles.
En el primer trimestre del año pasado con la manipulación de las acciones de Gamestop que atrajo a hordas de inversores novatos hasta que los inversores ultra ricos decidieron que ya era hora de poner fin al juego y se pusieron cortos de manera masiva eliminando a todos los novatos recién llegados.
Bill Gross, el afamado inversor gestor de Pimco, reconoció haber ganado 10 millones de dólares en el lado corto mientras que los noveles inversores no podían hacerlo porque no tenían un bróker potente donde poder tomar prestadas las acciones.
En el segundo trimestre de 2021, los multimillonarios Elon Musk y Mark Cuban promocionaron una criptomoneda de broma llamada Dogecoin. Una vez más, los novatos llegaron tarde y fueron diezmados. Esas dos estafas son un pequeño ejemplo de las muchas imitaciones que siguieron durante todo el año aumentando los ingresos de los brókeres como Robinhood, el juguete del todo poderoso Citadel.
Y todo esto mientras que en Wall Street aparecían a cotización todo tipo de desechos que eran devorados por una colectividad ilusionada por el dinero fácil.
La mayor cantidad de salidas a bolsa en dos décadas, ¿pero a quién le importa?
Cathie Wood, la gran revelación del año, cerraba el año con una rentabilidad negativa del 45%.
Los expertos saben muy bien que la Reserva Federal creó esta burbuja de activos, y que ahora deben reducir el ritmo de los estímulos a un mayor ritmo para evitar ser comidos por la inflación.
De hecho, el mercado inmobiliario ya alcanzó su punto máximo hace justo un año en lo que respecta a las casas nuevas vendidas. Ese mismo hecho anunció el pico de la burbuja inmobiliaria de 2007. Entonces, la Fed tenía un colchón de tasas de interés del 6% para recortar y compensar la dislocación económica, pero esta vez lo
Así que, desafortunadamente, todo nos lleva a este año 2022 en donde tenemos a una legión de inversores nacidos en este milenio expuesta simultáneamente al riesgo de las acciones tecnológicas, al riesgo del mercado de la vivienda, al riesgo de préstamos estudiantiles por valor de 1,7 billones de dólares, dos veces la deuda subprime y un riesgo del mercado de las criptomonedas de 2,5 billones de dólares, tres veces la deuda subprime y que amenaza ahora con sufrir otro gran desplome como anuncié de broma el pasado día de los inocentes a modo de premonición.