Varapalo para el Gobierno de coalición en una de sus medidas estrella, la ‘tasa Tobin’. El Impuesto sobre las Transacciones Financieras, en vigor desde este 2021, recaudaría entre 300 y 400 millones de euros en este primer año, menos de la mitad de lo que el Gobierno preveía recaudar.
Esta proyección la ha hecho Juan de Villota, director de Asesoría Fiscal de CECA, en la presentación de un estudio tributario realizado por KPMG Abogados para la asociación bancaria de las cajas de ahorro.
La intención del Gobierno era recaudar 850 millones de euros al año por la popularmente conocida como ‘tasa Tobin’, aprobada en 2020. Sin embargo, hasta septiembre de este año tan solo se llevaban recaudados 209 millones, apenas un 24,5% del total estimado. De ahí que CECA prevea que el monto final -para el conjunto del sector- se quede en niveles de entre un 35,3% y un 47,1% del total a cierre del próximo diciembre, teniendo en cuenta el ritmo actual de operaciones en el mercado financiero.
El Impuesto sobre las Transacciones Financieras o ‘tasa Tobin’ implica que cada compra de acciones en bolsa de empresas españolas con capitalización superior a los 1.000 millones de euros lleva asociada un impuesto a la inversión efectuada con un tipo de gravamen del 0,2%.
Por otra parte, como ha resaltado De Villota, “aunque [en la banca] no nos sentimos especialmente en el foco de una subida de impuestos sectorial ahora”, sí que espera una “afectación indirecta” para las entidades bancarias por el aumento de las cotizaciones sociales o la disminución de las aportaciones máximas a planes de pensiones individuales promovidas por el Gobierno en estas últimas semanas de cara a 2022.
La aportación fiscal del sector
En un año marcado por la crisis sanitaria, con un brusco deterioro de la actividad económica y una contracción de los beneficios empresariales, una elevada volatilidad en los mercados y unos tipos de interés en mínimos históricos, la contribución fiscal de las entidades adheridas a CECA (Caixabank, Kutxabank, Abanca, Unicaja Banco, Ibercaja Banco, Cecabank o Caixa Ontinyent, entre otras) ascendió a 5.013 millones de euros en 2020. Se trata de la mayor cifra registrada a lo largo de los cinco años en los que se ha realizado el citado informe.
En cuanto a los impuestos soportados, aquellos que suponen un coste para las entidades y afectan directamente a su cuenta de resultados, han ascendido en el periodo a 2.619 millones, nueve millones más que un año antes y también la cifra más alta de la serie histórica.
Por tercer año consecutivo, los tributos soportados han superado a los tributos recaudados, que en su caso han sido de 2.394 millones, una cifra similar a la de 2019.
En 2020, de cada 100 euros que ganaron las entidades asociadas a CECA, 53 fueron destinados a las arcas del Estado. Esta ratio supera en diez puntos porcentuales a la de 2019 y también se sitúa por encima de los tipos impositivos totales de los ejercicios 2018, 2017 y 2016.
No obstante, si se tuvieran en cuenta las aportaciones que realizan las entidades al Fondo de Garantía de Depósitos, al Fondo Único de Resolución y al Mecanismo Único de Supervisión, por valor de 676, 252 y 11 millones, respectivamente, el tipo total de 2020 ascendería al 61%.
Y es que, como ha defendido De Villota, “el sector financiero tiene unos impuestos muy estables, casi anticíclicos”. A pesar de los sucesivos EREs de la banca, el último de ellos el de Banco Sabadell (que no forma parte de CECA), ha destacado que hay un “empleo de calidad, sin empleo precario ni economía sumergida”, lo que les da el músculo financiero necesario a las entidades para aportar fiscalmente al Estado.