De la misma manera que productos y servicios tan implantados en el día a día hoy hace 100 años eran impensables, como poder sacar dinero de un cajero o pagar la compra en el supermercado acercando el reloj, desde hace muchos años se está trabajando en el desarrollo del mundo virtual.
Aún tengo de mi adolescencia decenas de juegos de simulación. Uno de mis favoritos era SimCity, en el que podías diseñar tu propia ciudad y al que le han seguido una infinidad de simuladores de construcción de cientos de actividades.
Luego, hace poco más de 10 años, aparecieron otros como el famoso Minecraft que se acerca mucho más a lo que pretende ser el metaverso.
¿Pero qué es el metaverso?
El término viene de la unión del prefijo meta, que significa más allá, y de la raíz verso, como derivación de la palabra universo. Por tanto, lo podríamos definir como un espacio virtual. De hecho, ya sabemos lo que es un espacio virtual. Incluso lo podemos experimentar si nos ponemos unas gafas de realidad virtual para jugar a la PlayStation VR.
Pero esta definición es muy básica y solo sirve para comenzar a entender qué es metaverso. Metaverso va mucho más allá de un mero espacio virtual tridimensional porque ese espacio se hace compartible a todo el mundo en internet. De este modo, cualquier persona es capaz de entrar en tu mundo virtual e interactuar en el mismo de igual manera que puedes parar a una persona por la acera para preguntarle la hora.
Por lo tanto, es un lugar virtual donde el usuario, a través de su avatar (personaje creado), va a ser capaz de comunicarse, trabajar, comprar o simplemente entretenerse. Dicho de otra manera, la creación de un mundo paralelo ha dejado de ser ciencia ficción.
El cambio de nombre en Facebook es una clara declaración de intenciones, pero no están solos en este proyecto. Si Facebook compró Oculus (fabricante de gafas de realidad virtual), Microsoft tiene sus HoloLens, HTC sus Vice o Sony su PlayStation VR.
¿Qué se puede hacer en el metaverso?
Podría asistir virtualmente a un concierto en 3D; o crear su empresa; o su oficina virtual a la que debería ingresar para trabajar.
La finalidad de metaverso es utilizar la tecnología actual (gafas de realidad virtual) y futura para crear un mundo virtual interconectado en donde podamos sentirnos como que estamos realmente dentro de él al poder interactuar entre nosotros y con todos los elementos. El fin es poder realizar las mismas cosas que hacemos día a día fuera de casa, pero sin movernos de ella.
El éxito de metaverso estará en si será capaz de construir nueva tecnología que pueda reproducir a la perfección nuestros movimientos corporales y faciales; haya posibilidad de crear negocios y tiendas; poder asistir mediante tu avatar a una reunión mientras que estás en pijama en tu casa; o, mejor aún, poder trabajar como empleado virtual en una tienda de ropa para recomendarle un vestido u otro a una persona que está a 3.000 kilómetros de distancia y que está paseando por la acera por delante de un escaparate.
Solo el tiempo dirá si se podrán trasladar sensaciones de tacto, olfato y gusto al mundo virtual. A partir de ese momento, el éxito estára asegurado si tenemos todo lo anterior.
¿Dónde está el riesgo de fracasar?
Hoy por hoy, el metaverso es casi un lienzo en blanco con una gran paleta de cientos de colores y en donde cada empresa va a querer que se imponga su metaverso por encima del de la competencia.
El caramelo es tan atractivo ya que se puede controlar y beneficiarse de todo. Google, Microsoft y muchas más empresas no van a renunciar por el mero hecho que Facebook cambie de nombre.
Todo negocio que se genere en el metaverso es dinero para su propietario: desde la posibilidad de cobrar por micropagos hasta la de crear una moneda virtual. Es posible que sea tal la avaricia de las grandes empresas tan bien posicionadas para el metaverso como las anteriormente nombradas que no sepan que el éxito pasa, sí o sí, por crear un único metaverso de la misma manera que existe una única vida real.