Las bolsas europeas llegaban al fin del primer trimestre del año con movimientos muy estrechos a un lado y otro de su gráfica. Las dudas entre apuntalar el optimismo por la recuperación o prevenir ante un eventual frenazo de las bolsas dividían al mercado. El Ibex 35 cerraba un 0,18% abajo en los 8.580 puntos.
Después de mucho luchar, se quedaba sin conseguir la reconquista de los 8.600 puntos. No obstante, en los tres primeros meses del año el índice español conseguía avances del 6,27% que, sin embargo, se quedaban cortos frente a otros índices de la región, que conseguían avances de doble dígito.
El esfuerzo alcista del índice se topaba con el freno de los bancos, que después de haber encabezado la remontada en la víspera, este miércoles retrocedían, aunque sin grandes saltos de precio. Este era el día en el que también las juntas de accionistas de Unicaja y Liberbank aprobaban su fusión, que será la segunda del año en el sector una vez que ya se ha consumado la de CaixaBank - Bankia.
Eran los casos de Banco Sabadell (-3,9%), Mapfre (-2,2%) y Bankinter (-2%). Los dos pesos pesados del sector se quedaban al cierre con caídas del 1,5% en el caso del Santander y del 1,5% para BBVA.
Al alza se movían los títulos de Siemens Gamesa, que lideraban con avances del 5,5% después de haber anunciado un megapedido de la alemana RWE. En segundo puesto, Cellnex (+4,3%), que por tercera sesión consecutiva remontaba al calor de su próxima ampliación de capital, pese a haberse aprobado con un descuento del 17% frente a su cotización.
Por encima del 1% remontaban las acciones de ACS, PharmaMar, Red Eléctrica y ArcelorMittal, que desde primera hora se colocaban en la parte alta de la tabla de revalorizaciones.
Si bien los 8.600 puntos no suponían ninguna cota de referencia clave en el análisis técnico del Ibex, sí que habrían puesto al índice en la pista hacia la consecución de máximos anuales. Hasta el momento, estos se seguían situando en los 8.657,7 puntos del pasado 13 de marzo.
Por lo que se refería a la agenda macroeconómica del día, los índices PMI de China, especialmente el manufacturero, daban motivos a los inversores para insistir en las compras. No ocurría lo mismo con la estadística de empleo no agrícola ADP en EEUU, que recogía la creación de solo 517.000 puestos de trabajo frente a los 550.000 que aguardaba el consenso de economistas.