La crisis provocada por la Covid-19 ha tenido un impacto desigual entre sectores y geografías a lo largo de 2020. Si echamos un vistazo a los datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), en 2020 el descenso del volumen de viajes fue de dos tercios y el tráfico internacional se contrajo un 75%.
En términos de empleo a nivel mundial, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), durante el año pasado se destruyó el 8,8% de las horas trabajadas, el equivalente a 255 millones de puestos de trabajo. Una cifra cuatro veces inferior a la que vimos durante la crisis de 2008-2009.
En concreto, en EEUU, los sectores más afectados han sido la industria hostelera y de ocio, en la que el 50% de los trabajadores perdieron su empleo entre los meses de febrero y abril; y la industria minera y maderera, incluyendo también la extracción petrolera, que perdió más del 10% de su mano de obra con el colapso histórico de los precios del crudo.
Sin embargo, ha habido industrias que han sabido acelerar en este panorama. Un ejemplo ha sido la transición energética. El año pasado, la inversión mundial hacia la descarbonización alcanzó más de 500.000 millones de dólares a pesar de la incertidumbre generada por la actual crisis, superando en un 9% los históricos registros de 2019.
Europa, que pretende desmarcarse como líder en este sector, representó la mayor parte de la inversión mundial con más de 166.000 millones de dólares. Un 67% más que en 2019. En segunda posición se encuentra China, que invirtió 134.800 millones de dólares, un 12% menos, a pesar de haber anunciado su idea de alcanzar el objetivo de emisiones cero netas para 2060. Cierra el grupo de las geografías con mayor exposición a esta temática EEUU, con una aportación de 85.300 millones de dólares, cifra 11% inferior respecto a 2019.
La inversión mundial hacia la descarbonización alcanzó más de 500.000 millones de dólares a pesar de la incertidumbre generada por la crisis
Por su parte, en cuanto a geografías, China se mantiene en su línea restrictiva y en 2020 ha marcado un récord histórico en el número de defaults, tendencia que parece que puede continuar debido a la retirada de estímulos para reducir los riesgos financieros y los niveles de deuda. Recordemos que China fue el único país desarrollado del mundo con tipos de interés positivos y crecimiento durante el año pasado y, con unos niveles de inflación en máximos de hace seis años, ha puesto de manifiesto su idea de continuar con esta línea más restrictiva.
Contrasta con el Gigante Asiático, el mercado de crédito europeo, en el que el año pasado el 94% de los préstamos fueron covenant-lite, es decir, con restricciones muy limitadas para el tomador del préstamo y poca protección para el prestamista. En 2015, los niveles de este tipo de emisión representaban el 51%.
Este tipo de productos han sido de gran ayuda para las compañías europeas a lo largo de los meses de crisis, permitiendo a muchas de ellas eliminar la necesidad de solicitar exenciones debido al más que desafiante entorno. No obstante, en este contexto, debemos considerar las expectativas de repago de esta deuda: en octubre de 2020, un informe de S&P Global Ratings alertó de que el recovery rate medio en EEUU para este tipo de préstamos es de media un 11% menor que el de aquellos préstamos más restrictivos.
En lo referente a los mercados de renta variable, en pleno apogeo de la inversión retail, se estima que los usuarios particulares cuentan con cerca de un 36% de la capitalización bursátil en EEUU, provocando impactos muy reseñables en las cotizaciones como hemos podido ver durante estas semanas.
Durante los últimos 12 meses, en 84 ocasiones alguna cotizada ha doblado su valor de mercado en tan solo un día
Esta situación se explica por la combinación de un esquema de brokeraje con comisiones muy bajas, unos tipos de interés a cero, junto con unos ingresos que de media se han mantenido en los hogares americanos a pesar de la pandemia y a unos niveles de ahorro superiores debido a las sucesivas cuarentenas. A todo esto, debemos añadir la continua amplificación de las noticias por redes sociales y los distintos medios de comunicación.
Con la inversión retail más activa que nunca, durante los últimos 12 meses en 84 ocasiones alguna cotizada ha doblado su valor de mercado en tan solo un día. Este hecho no sucedió ni una sola vez durante la burbuja de 2001, tampoco lo hizo durante 2003 y solo sucedió una vez en 2002. Para hacernos una idea, durante 2020 esta situación se ha dado más veces que durante los últimos 22 años.
De hecho, en enero de este año ha sucedido en 20 ocasiones. Por ejemplo, con GameStop cinco veces y con AMC Entertainment, otras tres. ¿Por qué este hecho es relevante? En nuestra opinión, la inversión en renta variable es capital permanente y la manera en la que los inversores particulares pueden hacerse con el control de una pequeña parte de una empresa a largo plazo.
Por ello, el hecho de que los volúmenes que entran en este mercado sean cada vez más cortoplacistas nos parece cuanto menos preocupante.
***Christian Rouquerol es director de ventas para Iberia de Tikehau Capital