Lo del rally de fin de año en la bolsa es tan falso como que la bolsa baje en verano. O en octubre. El único motivo por el que la bolsa baja o sube, ya sea en verano, otoño o invierno es porque se den los factores necesarios para que lo haga. La bolsa no entiende de estaciones.
Si tenemos la sensación de que la bolsa baja en verano es simplemente porque recordamos los malos veranos que nos ha dado cuando ha bajado. De cuando ha subido, ni nos acordamos. Existe el estrés posttraumático, pero no el 'estrés post-alegría'.
Ahora bien, es cierto que hay una situación concreta en la que se produce una subida en el último tramo del año. Ocurre cuando los gestores de fondos de inversión y planes de pensiones piensan que el año siguiente puede ser alcista y les pilla infraponderados en renta variable. La rentabilidad se calcula desde el día 1 de enero hasta el 31 de diciembre, por lo que el gestor que se siente con el pie cambiado trata de rectificar de cara al año entrante.
Ocurre algo parecido a cuando se rumorea que un valor va a entrar en el Ibex. No es que haya que incorporarlo obligatoriamente a la cartera, pero como a la hora de la verdad el 90% de los gestores se limita a seguir, con pequeñas variaciones, lo que hace el índice de referencia, el valor sube por las compras realizadas por quienes no lo tienen en cartera.
Por lo tanto, si queremos saber si va a haber rally de fin de año, hay que analizar cuál es la posición actual de los grandes gestores de patrimonio y cuál es el sentimiento general del mercado de cara al año que viene.
Si queremos saber si va a haver rally de fin de año, hay que analizar cuál es la posición actual de los grandes gestores de patrimonio
A la primera cuestión, la respuesta es que la mayoría de gestores todavía están neutrales o infraponderados en renta variable. Tanto hablar de burbuja, represión financiera, crisis, etcétera, durante los últimos diez años no solo ha afectado a los pequeños inversores: también lea ha influido a los grandes.
Si a eso añadimos el trauma de la pandemia, es fácil entender que en los últimos diez años haya pesado más el miedo que la euforia. El mercado puede subir mucho, como de hecho ha ocurrido, y que se lo pierda mucha gente.
Ejemplo claro de lo anterior es el 'subidón' que han tenido las bolsas en el mes de noviembre, tras el anuncio de las vacunas y la publicación de indicadores adelantados mejores de lo esperado (España es la excepción). Si los grandes fondos hubieran estado en una posición neutral o sobreponderados, no habrían tenido que ir corriendo a tomar posiciones.
Ya en el mes de mayo los responsables de Moderna adelantaron el calendario de su vacuna y en el mes de octubre lo hizo el director de investigación de Pfizer, pero parece evidente que somos muy pocos los asesores o gestores que nos lo tomamos en serio. En caso contrario, habría sido el típico caso de vender con la noticia porque ya se ha comprado con el rumor. En cuanto a los últimos datos de actividad, han superado claramente las expectativas de los analistas.
Parece evidente que somos muy pocos los asesores o gestores que nos tomamos los calendarios de la vacuna en serio
Hay otro dato muy importante: los niveles de liquidez en las carteras. Siguen siendo muy superiores a la media histórica, lo cual es especialmente llamativo cuando hay que pagar por tener esa liquidez. Y eso solo lo explica una cosa: el miedo sigue presente. Cuando vaya dando lugar a la esperanza irá a la parte de renta variable de las carteras.
Respecto al sentimiento general, parece claro que, gracias a los anuncios de vacunas y test rápidos, las expectativas de los inversores están mejorando. Además, en esta ocasión hay otra cuestión que puede influir en la necesidad de incrementar el peso de la renta variable: que probablemente este sea el último año en el que la renta fija aporte plusvalías.
Hasta el gestor con menos experiencia sabe que estos últimos meses el mercado de bonos ha subido casi exclusivamente como consecuencia de las compras de los bancos centrales. Nunca ha sido tan caro un bono europeo o norteamericano como para que haya que pagar por tenerlo, especialmente cuando hablamos de países -y muchas empresas- cuya calidad crediticia lo que ha hecho es bajar, no subir.
Hasta el gestor más inexperto sabe que el día que los bancos centrales disminuyan el ritmo de compra de bonos se establecerá un suelo a la caída de los tipos de interés en el mercado, ergo, a la subida del precio de los bonos. Eso si no se produce un repunte.
Probablemente este sea el último año en el que la renta fija aporte plusvalías
Con el motor de la renta fija parado, los fondos mixtos (aquellos que invierten en una mezcla de bonos y acciones) se van a tener que plantear incrementar su posición en renta variable, con al atractivo adicional de que no es difícil obtener un dividendo del 3% mientras que la renta fija paga poco, nada o hay que pagar por tenerla.
Me dirán -y con razón- que gracias a Robinhood y plataformas similares y con cierta ayuda de los confinamientos quienes si que están posicionados en acciones son los pequeños inversores particulares. Pero es que quienes necesitan ponerse al día en esta ocasión son los grandes, que mueven mucho más dinero. En otras palabras: sí, creo que habrá rally de fin de año.
***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance.