Las bolsas europeas desandan parte de las fuertes ganancias de la víspera, pero el paso por caja de los inversores es mucho más moderado de lo que fueron sus compras. El Ibex 35 digiere los últimos anuncios del sector financiero y cae un 0,65% hasta los 7.934,5 puntos, mejorando con nota los compases en los que se acercaba a los 7.800 enteros.
La sesión ha estado plagada de vaivenes, aunque siempre en terreno negativo. Los datos macroeconómicos que se conocían en EEUU antes de la apertura de Wall Street regalaban a las bolsas del Viejo Continente sus peores compases, mientras que la contundencia de algunos miembros del Banco Central Europeo (BCE) para defender en distintos foros su capacidad de reacción se convertía en bálsamo.
Con este telón de fondo, BBVA se convertía en el valor más penalizado de la sesión después de haber sumado un 15% a su gráfica en la víspera. El anuncio de una posible fusión con el Sabadell se traducía en descensos del 4,4% para sus acciones.
Un efecto muy distinto del que la posible unión tenía en el Sabadell, que por segunda sesión consecutiva se colocaba líder del índice. Eso sí, este martes con un mucho más modesto 6,8% al alza que impulsaban sus acciones hasta los 0,447 euros.
Al alza se movían la mayoría de sus compañeras de sector. Bankinter sumaba un 1,4%, mientras que CaixaBank ganaba un 0,8% y Bankia empataba con el Santander al remontar un 0,7%. Mapfre también formaba parte del bloque entre avances del 1,1% al cierre.
El rebote también llegaba para PharmaMar, que subía un 1% después de haber caído un 20% en la última semana, desde que la CNMV requirió datos muy precisos sobre los ensayos médicos de su fármaco Aplidín contra el coronavirus. Además, este martes anunciaba un acuerdo con Stada para la comercialización de su antitumoral Yondelis en Oriente Médio y el Norte de África.
Al otro extremo, junto con BBVA, el vagón de cola del índice lo copaban Solaria (-4,4%) y Grifols (-2,9%). También valores turísticos como IAG (-2,8%) y Meliá Hotels (-2,7%) corregían parte de la euforia de la víspera.
El índice español conseguía, si bien no sin dificultad, cumplir con el reto de no alejarse demasiado de los 8.000 puntos. Un objetivo que en la apertura, con cruces muy planos, parecía más sencillo de alcanzar que a media sesión bursátil.
Por el mercado secundario de deuda, el bono español a diez años ha cedido hasta un nuevo mínimo de rentabilidad en el año del 0,073%. Cada vez más cerca de mínimos históricos, en el 0,044%. El resultado era una prima de riesgo en 64 puntos básicos, ya que los 'bunds' alemanes profundizaban al -0,56%.