Recuerdo hace años que cuando intervenía en algún programa de radio, lo primero que me preguntaban es qué iba a hacer la bolsa ese día. A mí me venía a la cabeza la anécdota de cuando un periodista le preguntó, hace ya más de 100 años, a John Pierpont Morgan -uno de los mayores banqueros de la historia- lo siguiente:
“Señor Morgan, ¿qué hará la bolsa mañana?”. A lo que este contestó: “Fluctuará”.
Pero no solo es que el comportamiento de la bolsa sea imprevisible de un día para otro, sino que muchas veces incluso es difícil explicar el comportamiento de la bolsa a posteriori, a pesar de que siempre leeremos explicaciones muy sesudas sobre por qué la bolsa ha subido o bajado ese día, cuando muchas veces la explicación es tan fácil como que había más interés comprador que vendedor o viceversa.
Muchas veces la explicación de por qué la bolsa ha subido o bajado es tan fácil como que había más interés comprador que vendedor o viceversa
Estos últimos días nos han dejado varios momentos que muestran esto, como por ejemplo con las elecciones americanas. Durante los días previos a los comicios, los expertos coincidían (yo entre ellos) en que el peor escenario posible para la bolsa sería un resultado muy ajustado que retrasase saber quién sería el nuevo presidente, impidiendo tomar nuevas medidas de estímulo a la economía. Esto llevaría a fuertes caídas de las bolsas.
Pues bien, el miércoles por la mañana las bolsas europeas despertaron con los resultados más ajustados de la historia y con la victoria decantándose por momentos entre uno y otro candidato. A pesar de ello, la bolsa empezó a subir desde el primer momento, acabando con una de las mayores subidas del año, seguida al día siguiente por nuevas subidas. En los medios daban explicaciones variopintas, cuando la explicación más fácil es que había mucho dinero esperando a conocer el resultado para invertir… Fuese el que fuese.
Los resultados fueron mucho mejores de lo esperado, y en ambos casos las acciones bajaron ese día
Un segundo ejemplo lo tenemos en los resultados presentados por los bancos y las tecnológicas americanas. En ambos casos, los resultados en general fueron mucho mejores de lo esperado, y en ambos casos las acciones bajaron ese día. ¿Explicación? La misma que la anterior: había mucho dinero esperando a conocer los resultados para vender… Fuesen los que fuesen.
Como resumen, déjenme que acabe con una frase del mejor inversor de la historia, Warren Buffet. “En el corto plazo, las bolsas son una máquina de votar. En el largo plazo, son una máquina de pesar”.
***Antonio Aspas es socio de Buy & Hold.