Momentos antes de las 7 de la mañana de este viernes se conocía el positivo del presidente de Estados Unidos y su esposa en las pruebas de coronavirus con el consiguiente efecto inmediato en los mercados financieros de todo el mundo.
Hasta aquí podemos catalogar el hecho de normal. El presidente ya tuvo un susto el pasado mes de mayo cuando varios miembros de su gobierno resultaron contagiados y tuvo que someterse a la prueba, que finalmente dio negativo.
Entonces el mercado también reacción con correcciones que fueron rápidamente anuladas tras conocerse los resultados. Sin embargo, ahora tenemos un problema adicional: ha comenzado la campaña por la carrera electoral y queda un mes para las elecciones.
Por lo tanto, ahora estamos ante otro escenario en el que todo va a depender de los efectos y gravedad que le provoque el coronavirus al presidente de Estados Unidos, que podrían ser desde un proceso totalmente asintomático hasta llevarle a complicaciones graves, incluido el ingreso en una UCI.
Ante esta última situación, entrarían en marcha una serie de protocolos entre los que se encuentra la famosa enmienda 25 por la que el vice-presidente recibiría los poderes de Donald Trump y por lo tanto también pasaría a controlar la campaña electoral además del país.
Esto último sí que provocaría una serie de efectos nada deseables para los mercados financieros, en los que ya sabemos que desean una reelección de Donald Trump más que un cambio en la Casa Blanca. Y aquí es donde realmente se pondría muy preocupante la situación bursátil que, por ahora, como es obvio, solo ha provocado una reacción inmediata a la noticia por parte de inversores muy corto placistas y por algunos que habrán preferido iniciar coberturas parciales de sus posiciones a la espera de acontecimientos.
Hemos visto la recuperación de otros altos dirigentes políticos como Boris Johnson o más recientemente el caso de Silvio Berlusconi y los mercados lo han soportado estupendamente bien. No obstante, ahora estamos hablando de EEUU, de Donald Trump, y lo más importante, lo único que le importa al mercado: ahora estamos hablando de la reelección en las elecciones en poco más de un mes.
Por lo tanto, toda ausencia de noticias pondrá inquitos a los inversores y provocará algún tipo de correcciones en principio soportables pero si comenzamos a ver noticias de empeoramiento de la salud del presidente de EEUU entonces sí que serán tomadas muy negativamente.
Estamos por lo tanto ante una nueva prueba de fuego más para medir el nivel de confianza de los inversores en los mercados de valores estadounidenses. Y para ellos tenemos dos indicadores muy interesante para poder medirlos.
Por un lado, el precio del oro que se disparó desde que conocimos la noticia poco antes de las 7 de la mañana desde los 1.889,50 dólares hasta los 1.917 y no está nada relajado todavía aunque su resistencia de los 1.920 dólares es el nivel de alarma a considerar.
Por otro lado, debemos vigilar y medir la recuperación del futuro del S&P 500 desde que cayó tras conocerse la noticia.
Como podemos ver en el gráfico, ha recuperado apróximandamente la mitad de la corrección y ahora vuelve a tener más presión de ventas.
Es vital que no veamos nuevos mínimos a los marcados a las siete y media de esta mañana para que no aparezca una nueva avalancha de ventas.
Desde el punto de vista técnico en gráficos diarios, mientras no veamos cotizaciones por debajo del soporte de los 3.230 puntos podría decir que no hay mucha preocupación.
Donde sí entraríamos en pánico es si perdemos la media móvil de largo plazo (línea de color verde) que se encuentra en los 3.102 puntos.