Es una mañana tranquila en los mercados y de golpe tu teléfono suena. Es una llamada con número oculto, pero haces una excepción y la atiendes.
Al otro lado del teléfono una suave y dulce voz de mujer te pregunta si inviertes en bolsa a lo que le respondes que a veces haces algo en un intento de resultar un supuesto cliente no potencial para el bróker de turno que ya sabes que te está llamando.
Sin embargo, esta vez algo te dice que es diferente porque ante tus pocas ganas de mantener la conversación insiste en que le prestes solo dos minutos de atención y a cambio de ello no volverá a molestarte nunca más.
Así que totalmente desinteresado le otorgas audiencia mientras te acomodas mejor en la silla.
Lo primero que escucho me gusta. Son un bróker regulado por el supervisor australiano y lo primero que me pide es un email para poder enviarme el correspondiente comprobante de inscripción.
Todos tenemos un email no principal para recibir spam y publicidades que importantes, así que les di ese para poder obtener el siguiente certificado que acredita que Redford ptv ltd. está debidamente inscrita en la ASIC.
También me dice que en dicho email que voy a recibir tendré un acceso directo a mi cuenta con las credenciales para poder entrar y ver lo bien que trabaja ella con mi cuenta.
Obviamente, le corto diciendo que yo no voy a abrir ninguna cuenta ni mucho menos a enviarle dinero sin antes hablar con mi asesor fiscal.
"Claro que no, no es necesario que hagas absolutamente nada", me aclara ella.
Me explica que su trabajo es el de gestionar mi cuenta con un crédito de 10.000 euros que me otorga el bróker y por el que no tengo que hacer absolutamente nada ya que ni si quiera eres responsable de ello.
"No debes hacer hacer nada, ni siquiera enviar tus datos, NIF, tarjeta de crédito ni dinero. Nada de nada", insiste mi interlocutora.
Ella se va a encargar gestionar mi cuenta con 10.000 euros y no me va a molestar hasta que ésta tenga 50.000 euros. A lo que le contesto que ya han pasado dos minutos y que lamentablemente le tenía que dejar.
No obstante, a los pocos minutos me llegaba el correo electrónico anunciado con una dirección URL y unas claves con usuario y contraseña.
Comenzaba el espectáculo. Delante de mis ojos comenzó la multiplicación del dinero con el asentamiento de una operación tras otra con unos importes extraordinariamente altos a los que les echaba un ojo un par de veces al día sin salir de mi asombro ante la enorme rentabilidad que supuestamente estaba cosechando en mi cuenta una mujer al otro lado del planeta y encima con unos spreads de cuatro veces mayor que la industria.
El saber hacer de aquella muchachita me llevó en tan solo 4 días el saldo a la nada despreciable cantidad de 57.045,89 euros.
Con un volumen de contratación de 32.814.763,50 euros y un listado de operaciones numeradas con importantes saltos numéricos, podía ver operaciones hasta por valor de 2,5 millones de euros.
Y como era de esperar, la llamada del bróker no se hizo esperar mucho más tiempo.
“Bueno, ya has visto como trabajamos. Ahora simplemente tienes que mandarnos 10.000 euros y la cuenta es tuya de pleno derecho con los 57.000 euros que te he conseguido”, me comentó todo lo seria y solemne que pudo. Lo único que incidió era en que debía pagar un 10% de comisión por los reembolsos que hiciese de mi cuenta y que los tendría en mi poder en 48 horas.
La verdad es que no sé como no le solté un improperio o se me escapó alguna carcajada.
¿Quién es el tonto, el que paga 10.000 euros para hacerse con 57.000 o el que regala 47.000?
Pues los dos. El primero por creerse semejante estafa y el segundo por avaricioso ya que si hubiese hablado de un 10% en lugar de un 570% en 4 días seguro que pescarían a algún incauto.
Eso sí, debo de reconocer que el truco de rebuscar entre las entidades reguladas el nombre de alguna con algún dominio libre en Internet es de matrícula de honor. O por lo menos eso es lo que se desprende al ver que el dominio apenas tiene dos meses.
¿No creen extraño que una empresa no registre su dominio en Internet hasta casi 3 años después de inscribirse en el regulador? Por no hablar de que en la Web no hay ni rastro de la regulación de Redford pty ltd por ningún lado.
No obstante, debo considerarme un afortunado al haber sido elegido por un bróker australiano dispuesto a ofrecerme los servicios de una trader llamada a quitarle el puesto a Jezz Bezzos antes de que acabe el presente año a la vista de sus espectaculares resultados con 10.000 euros que encima me los ponen ellos.
¡Qué suerte tengo!