Por Leika Kihara
Ambos países se han amenazado mutuamente con aranceles por decenas de miles de millones de dólares en las últimas semanas, avivando el temor a una guerra comercial abierta que podría perjudicar a las cadenas de suministro globales y afectar los planes de inversión empresarial.
Este mes, una delegación estadounidense encabezada por el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, presentó a China una lista de demandas para abordar denuncias de robo de propiedad intelectual y otras políticas comerciales que Washington considera injustas.
Los dos países no lograron llegar a un acuerdo sobre la larga lista de demandas de Estados Unidos y decidieron reanudar las conversaciones en Washington.
"Los chinos han dicho 'queremos ver los detalles'. Les dimos todos los detalles en términos de cuestiones comerciales, por lo que no pueden decir que no saben lo que estamos pidiendo", dijo Branstad.
"Todavía estamos muy distanciados", sostuvo Branstad, y dijo que China no ha cumplido las promesas de abrir sus áreas de servicios financieros y de seguros, así como reducir los aranceles automotrices.
"Hay muchas áreas en las que China ha prometido hacer algo, pero no ha cumplido. Queremos ver un cronograma. Queremos que estas cosas sucedan tarde o temprano", dijo en una conferencia en Tokio.
Branstad también afirmó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desearía ver un "aumento dramático" en las exportaciones de alimentos a China. "Nos gustaría que China sea tan abierta como Estados Unidos", manifestó.