Así se desprende de las actas de la primera reunión del banco central más poderoso del mundo presidida por Jerome Powell, quien asumió el cargo el pasado 3 de febrero, y donde se votó de forma unánime elevar el precio del dinero en un cuarto de punto porcentual, hasta un rango objetivo de entre el 1,50% y el 1,75%.
"Todos los participantes estuvieron de acuerdo en que las perspectivas para la economía más allá del trimestre actual se habían fortalecido en los últimos meses", reza el documento, que añade que todos coinciden también en que se espera que la inflación interanual aumente en los próximos meses.
Este mismo miércoles, el Departamento de Trabajo estadounidense informó de que la inflación subyacente mensual, que excluye el impacto de la volatilidad del precio de los alimentos y de la energía, repuntó un 0,2% en marzo, igual que un mes antes, mientras que la inflación subyacente interanual se elevó al 2,1%, por encima de la tasa anual media de los últimos diez años, que se situó en el 1,6%.
En este sentido, las actas muestran que casi todos los participantes estuvieron de acuerdo en que siguió siendo apropiado seguir "un enfoque gradual para elevar el rango objetivo de la tasa de fondos federales".
No obstante, otra parte de los participantes indicó que las perspectivas más sólidas para la actividad económica, junto con la mayor confianza en que la inflación volvería al 2% en el medio plazo, implicaba que "la ruta apropiada para la tasa de fondos federales en los próximos años probablemente sería un poco más pronunciada".
TENSIONES COMERCIALES
Frente al optimismo respecto a la economía en general, la Fed incluye en las actas de su última reunión el sentimiento de incertidumbre respecto a las posibles acciones comerciales de represalia por parte de otros países, que podrían derivar en riesgos para la economía de EEUU.
"Una gran mayoría de los participantes vieron las acciones comerciales de represalia por parte de otros países, así como otros problemas e incertidumbres asociados con las políticas comerciales, como riesgos bajistas para la economía de EEUU", apunta el documento.
"Los participantes no consideraron que los aranceles de acero y aluminio, por sí solos, tengan un efecto significativo en las perspectivas económicas nacionales", se explica en las actas, pero añaden que "la gran mayoría consideró la posibilidad de que se den acciones comerciales de represalia".
Así, la Fed considera que los aranceles a la importación del acero y al aluminio anunciados por Donald Trump, así como las amenazas entre EEUU y China con la imposición de aranceles por valor de miles de millones de dólares, podrían "dañar" las perspectivas de crecimiento nacionales.