
Joseph Oughourlian y Pedro Sánchez.
La política mediática de Sánchez y su empeño en una televisión de izquierdas fuerza la implosión en Prisa
Joseph Oughourlian, presidente del grupo de medios, está dispuesto a llevar hasta el final su lucha contra el Gobierno.
Más información: Los afines al PSOE en Prisa intentan captar a Vivendi y Slim para defenestrar a Oughourlian en la junta de junio
Cuando el Gobierno de Pedro Sánchez presentó su Plan de Regeneración Democrática el ministro de Cultura, Enerst Urtasun, dejó bien claras las intenciones del Gobierno: "por fin se va a hacer política mediática" en este país.
Es uno de los viejos anhelos de la izquierda. Recordemos a Pablo Iglesias cuando dijo aquello de "dame a mí los telediarios y tú te quedas las consejerías".
Un viejo deseo que en los últimos años se ha convertido en la prioridad del Gobierno de Pedro Sánchez. Desde que se empezó a usar como lema la "máquina del fango" para referirse a los medios críticos con su gestión, el Ejecutivo ha ido acelerando su presión sobre la prensa.
Primero fueron los cambios denunciados por las agencias en los criterios de reparto de la publicidad institucional; luego vino el 'asalto' a RTVE para situar a José Pablo López como presidente y repartir el consejo entre los socios de Gobierno; y después el pulso final: una nueva licencia de televisión para crear una auténtica cadena de izquierdas.
A Pedro Sánchez y su equipo no les vale La Sexta. Creen que aunque es una cadena de izquierdas, no es lo suficientemente favorable al presidente. Por eso buscan una televisión que, de verdad, refleje el auténtico sentir de las esencias socialistas.
La distancia entre la cadena verde y el Partido Socialista se remonta al enfrentamiento que mantuvieron en directo José Miguel Contreras y Antonio García Ferreras, director de Al Rojo Vivo.
Desde entonces, aseguran, ambos se han distanciado y Ferreras ha abierto su propia hoja de ruta. Pero hay más, en las últimas semanas parece que emisarios de Prisa habrían tocado a algunos miembros del equipo de La Sexta, algo que no sentó muy bien a Ferreras
Así que en el cajón aguarda el concurso de una licencia que tenía nombre y apellidos, Grupo Prisa. El tercer gobierno socialista que le iba a dar al antiguo 'imperio del monopolio' una tercera televisión tras el fracaso de Canal+ y Cuatro.
Una cadena capitaneada por José Miguel Contreras, director de contenidos de Prisa y uno de los 'factotum' comunicativos de la izquierda, y respaldada por los accionistas más socialistas del grupo de medios de comunicación: Varela Entrecanales, Utor, Prieto, y otros muchos que no dan la cara pero que están silentes en el accionariado.
El proyecto estaba hecho. La financiación garantizada y respaldada por los 'afines' al PSOE. Un traje a la medida de una empresa que adeuda 750 millones y que no está para aventurarse a invertir 30 millones en un canal de televisión.
Posibles contratos
Lo que en un principio eran rumores en la casa, se fueron convirtiendo en realidades. Reuniones, proyectos, diseño de una parrilla, sets de conexión para televisión... Incluso contactos con periodistas de El País y la SER para que presentaran espacios en la programación.
Hasta que este martes 25 de febrero alguien dijo basta. El presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, puso pie en pared y aprovechó el consejo de administración en el que se expuso el plan de negocio para forzar una votación.
Una consulta con una pregunta clara: ¿debe Prisa lanzarse a por un canal de televisión? La respuesta del consejo fue contundente, un 'no' rotundo de 12 de los 15 consejeros presentes en el encuentro.
"Se ha vuelto loco", decían algunos de los empresarios afines al Partido Socialista. "¡Miente, no le va a costar un euro a Prisa!", decía otro. Y todo porque el argumento empleado por Oughourlian para oponerse era la defensa de la solidez financiera de Prisa y la negativa de los bancos a refinanciar la deuda si iban adelante con la televisión.

Ilustración de Joseph Oughourlian y José Miguel Contreras. EE
A nadie se le escapa que Oughourlian, que representa al fondo Amber, quiere y busca la rentabilidad de su inversión. Por eso se da por hecho que ante una buena oferta podría plantearse vender su paquete accionarial. Algo que él niega asegurando que "no estoy en posición vendedora", cuando se le pregunta por este tema.
El rechazo a la televisón y el enroque de Oughourlian provocó la implosión en Prisa, pero también en todo el ecosistema mediático de la izquierda.
Nadie se esperaba este portazo, y menos de alquien que hasta hace unos meses se erigía como empresario afín al Gobierno de Pedro Sánchez. Ahí está su apoyo.
"Una reacción violenta, desairada y que no esperábamos", decía un ministro del Gobierno de Pedro Sánchez horas después de conocer lo sucedido visiblemente preocupado.

Europa Press
Una preocupación que iba a más al conocer que Oughourlian despedía Carlos Núñez, hasta entonces presidente de Prisa Media y al propio José Miguel Contreras.
No sólo eso, es que clamaba venganza y aseguraba que iba a "purgar" la compañía de afines a Moncloa y que habría más cambios en las próximas horas. Máxime tras conocer que los 'accionistas díscolos' avisan ya de que buscarán cesar al presidente de Prisa en la próxima Junta.
"Si Prisa cambia su línea editorial el desequilibrio mediático será inmenso", sentenciaba el ministro, olvidando que el Gobierno cuenta con otros altavoces públicos (RTVE), pero también privados.
El nerviosismo es máximo. Los pasillos de Prisa son un hervidero de rumores y los contactos para descabalgar a Oughourlian ya han comenzado.
El 51%
De momento Oughourlian está tranquilo. Insiste en que si alguien quiere cesarlo "que logre el 51% de los votos" en la Junta de Accionistas, algo que se antoja complicado sin el grupo Vivendi.
Su presidente, Vicent Bolloré, apoya a Oughourlian desde años. Van de la mano y tienen un acuerdo para controlar la compañía desde que el Gobierno frenó el intento de la empresa francesa por hacerse con el 29,9% de las acciones. ¿El motivo? Evitar la derechización del grupo Prisa.
Un 'Juego de Tronos' para lograr el control del 'cáliz sagrado' de la comunicación de la izquierda: el Grupo Prisa.
"Oughourlian ha llevado la batalla al campo que le interesa, el financiero, en donde él se mueve como pez en el agua", indican.
"Se veía venir que iba a ocurrir algo similar", dice otra fuente interna. Recuerda que el inversor ya lanzó varias advertencias previas a través de Indra (donde tiene un 7%), al abstenerse en la compra de Hispasat y también al oponerse a la llegada de Escribano a la presidencia de la compañía de defensa.
Era sólo el principio de la guerra que ahora se ha desatado de forma virulenta. Quienes le conocen explican que no le gusta que intenten presionarle, y mucho menos hacer valer que el Gobierno está de su lado.
Sus más cercanos aseguran que Oughourlian está tranquilo, e insiste en público en que sus relaciones con el Gobierno son positivas.
Lo que ocurra decantará la balanza y, también, la "política mediática" del Gobierno que ya busca alternativas para que la televisión 'izquierdista' pueda conformarse.
Los impulsores de la cadena, que también están en el accionariado de Prisa, aseguran que saldrá adelante "con ella o sin ella".
Darán la batalla, pero trabajan ya en una alternativa para presentarse a la licencia de televisión en solitario. "La financiación la tenemos, y que no esté Prisa no cambia tanto el dibujo", insisten.
Sin embargo, en el ecosistema mediático hay quien apunta ya a una nueva derivada: Movistar +, de Telefónica.
Decía un ministro esta semana que, a una mala, "Telefónica tiene una plataforma de televisión". Razón no le falta.
Licencia
Se da por hecho que el canal saldrá con una licencia ganada en el próximo concurso, en alquiler de una ya existente o directamente a través de Movistar +.
Los más lanzados, sin embargo, auguran un futuro en el que Telefónica se pueda lanzar a optar a una licencia televisiva.
"Tendría toda la lógica industrial", dice una fuente que conoce bien el entramado de la operadora. "Tiene producción, series, derechos deportivos y músculo financiero", por lo que "lanzar un canal en abierto no le resultaría complejo pues tiene muchas sinergias" con lo que ya hace en sus canales en cerrado.
El presidente de Telefónica, Marc Murtra, decía en la presentación de resultados esta semana que no están en ello y que "no está encima de la mesa". Pero, como todo, el plan puede variar. Sobre todo si el Gobierno ostenta el 10% de las acciones de la operadora, tiene una vicepresidencia con Carlos Ocaña y ejerce su influencia.
¿Qué dirán el resto de accionistas? No parece que STC vaya a ser la piedra opositora. Faltaría ver qué diría CriteriaCaixa, aunque no parece estar en posición de ejercer una gran oposición.
Las cartas
Serán meses intensos hasta la Junta de Accionistas de Prisa. Veremos si el financiero ha sabido jugar sus cartas y aguanta o si los contrarios, con el Gobierno a favor, logran expulsarlo.
A partir de ahí veremos cómo vira la "política mediática" de un Gobierno que, cada vez más, busca interferir en el desarrollo informativo de la sociedad española. De manera directa e indirecta.