El 4 de noviembre de 2019, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) anunciaba la que, en un principio, estaba llamada a ser la operación aérea del año: la compra de Air Europa por parte de Iberia por 1.000 millones. Todo un pelotazo para la familia Hidalgo que en dos años, por culpa de la pandemia, se ha esfumado llegando a rebajar el precio e incluso a dejar en el aire su venta.
Mucho ha cambiado el panorama en estos dos años. Para empezar, si no hubiera habido una pandemia de por medio la operación ya estaría cerrada. Eso sí, siempre y cuando la Comisión Europea hubiera dado el visto bueno en cuestiones de competencia.
Cabe recordar que muchas de sus rutas se solapan y pueden acaparar un porcentaje alto en mercados como Latinoamérica. De hecho, esto era el único gran escollo que se podría prever por aquel entonces.
Y ahora mismo, dos años después, es una de las causas que está retrasando el cierre de la operación. La semana pasada, IAG presentó nuevas concesiones en la Comisión Europea para salvar la venta y evitar problemas de competencia.
Eso provocó que el plazo para que Bruselas apruebe o no la operación de compra se vuelva a extender hasta el 4 de enero. En un inicio pasó del 5 de noviembre al 3 de diciembre y, ahora, a principios del próximo año. De nuevo, se vuelve a alargar la operación, tal y como avanzó este medio. Algo que choca con los planes de Iberia que pretendía cerrar la compra antes de acabar este año.
No es la primera vez que Iberia anuncia concesiones. Antes de verano, la Comisión impuso 70 remedies y la aerolínea firmó acuerdos con Volotea y World2Fly para la cesión de slots -derechos de despegue y aterrizaje- para evitar problemas de competencia en algunas rutas.
A pesar de ello, en dos años la operación estratégica ha generado muchas dudas. Tanto que el precio se ha rebajado. En un primer momento, y fruto de la crisis, la familia Hidalgo acordó con IAG (matriz de Iberia) rebajar la cuantía a la mitad, a 500 millones. Y ahora, ese precio de venta, puede que incluso también se retoque.
Algo que ni la compañía esconde en público. "Ahora mismo hay un precio que está fijado. El precio que se acordó fue de 500 millones de euros. Creo que tenemos que ver después del proceso de competencia, y de la evolución de la compañía, si verdaderamente necesita que se le inyecte capital para ver cuál es la foto final y tomar una decisión", afirmó el presidente de Iberia, Javier Sánchez-Prieto, hace unas semanas en un encuentro con periodistas.
Un año del rescate
La operación también se condicionó a pedir un rescate de 475 millones de euros a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) que finalmente fue concedido el 3 de noviembre de 2020. Casualidades de este proceso, llegó justo un año después de apalabrar la venta.
Mientras tanto Globalia fue cumpliendo, pero la actividad no se recuperó y entonces llegaron los problemas financieros. La propia aerolínea barajó la posibilidad de pedir un segundo rescate en la auditoría de las cuentas de 2020, que cerró con pérdidas de 428 millones de euros. La cuestión es que, según fuentes cercanas a la empresa, Air Europa tendría muy difícil acceder a una segunda ayuda pública por dos razones.
La primera es que el plazo para pedir ayudas al Fondo de Rescate de Empresas Estratégicas de la SEPI finaliza en este año -aunque habrá que ver si se amplía por la situación de algunas compañías en pandemia-. Y, la segunda, es que una nueva ayuda tendría que pasar por el filtro, primero, de la SEPI y, después, de Bruselas.
De hecho, su situación financiera también supone un problema para cerrar la operación. Desde hace tiempo, existe cierta “preocupación” por los estados financieros de Air Europa ya que se calcula que su deuda podría rondar entre 600 y 800 millones de euros y que el primer rescate otorgado por la SEPI ya se habría consumido, según publicó este medio hace unos meses.
Asimismo, también existen los problemas para pagar a proveedores y devolver el dinero de los vuelos cancelados por la Covid.
Por todas estas razones y factores, la operación aérea del año se ha vuelto en contra de vendedor y comprador. Para el primero, porque ya no es un pelotazo vender una aerolínea al borde del abismo por la mitad del precio inicial. Para el segundo, tampoco es tan estratégico adquirir una compañía aérea en esta situación.
El tiempo, de nuevo, será quien desvele sí finalmente se lleva a cabo la compra. Lo que está claro es que hasta 2022 no se producirá.