Colau relanza su cruzada contra el turismo en Barcelona: de los vetos a hoteles al nuevo impuesto
El Ayuntamiento de Barcelona ha retirado 11.714 anuncios en las plataformas de pisos turísticos desde 2017.
24 diciembre, 2020 21:25Noticias relacionadas
El 13 de junio de 2015, Ada Colau se convirtió en la alcaldesa de Barcelona. Título que revalidó en 2019. En estos más de cinco años, la política ha convertido su mandato en una cruzada contra el turismo a través de leyes que han frenado la construcción de hoteles y la llegada de turistas, y que culmina en plena pandemia con un nuevo impuesto.
Hace una semana, la Comisión de Economía y Hacienda de Barcelona aprobó la creación de un recargo municipal al impuesto turístico para la ciudad, que se empezará a cobrar a partir del mes de junio de 2021.
De esta forma, en 2021 se aplicará una cuota de 0,75 euros; un euro los años 2022 y 2023 y, finalmente, 1,25 euros el año 2024, lejos de las primeras previsiones, que planteaban cobrar hasta 4 euros.
Cabe recordar que en Barcelona la tasa turística es de 2,25 euros por persona y día si el turista se aloja en un hotel de cinco estrellas. Pero, si se aloja en el resto de establecimientos es de 0,65 céntimos por persona y día de estancia.
El nuevo recargo es una medida que algunos políticos han calificado de "incomprensible" teniendo en cuenta que se trata de un sector que ha sufrido mucho las consecuencias de la pandemia. Pero lo cierto es que está en línea con las políticas que Colau ha ido diseñando en la ciudad más visitada de España en los últimos años.
Veto a hoteles
La joya de la corona de su estrategia es el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT), aprobado en 2017 para crear el marco normativo en torno al cual se regulan los criterios urbanísticos y de gestión de los alojamientos turísticos de la ciudad de Barcelona.
Este plan tomó el relevo a la primera moratoria que decretó el gobierno de Ada Colau en 2015 y por el que suspendió las nuevas licencias de hoteles. Dentro de este, se incluyen artículos para reducir en un 20% el número de plazas hoteleras en grandes remodelaciones. Este, en concreto, fue invalidado por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC).
Sentencia que no evitó la retirada de los proyectos hoteleros de las cadenas de lujo Hyatt y Four Seasons. Otras cadenas como Meliá también vieron cómo sus proyectos en el centro de Barcelona eran paralizados. Todo un mazazo para las empresas, pero también para la ciudad en términos de empleo e impacto económico.
Contra Airbnb
Pero si hay una empresa que refleja esta cruzada turística de Colau es Airbnb. El Ayuntamiento puso en marcha hace cuatro años un plan de choque para poner freno al descontrol que había en el sector de los pisos turísticos a golpe de retirada de anuncios o fuertes sanciones.
Fruto de ello, desde 2017, Barcelona ha reclamado la anulación de 11.714 anuncios en las plataformas de pisos turísticos, 9.770 de los cuales pertenecían a Airbnb. Además, 2.176 pisos que hacían alojamiento turístico ilegal han pasado a tener uso de vivienda.
El último aviso a la plataforma de viviendas turísticas llegó hace unas semanas. El Ayuntamiento de la Ciudad Condal pidió a Airbnb la retirada de 969 anuncios de pisos turísticos ilegales.
Cataluña
Si extrapolamos la situación a Cataluña, se puede observar desde hace años un estancamiento turístico. El pasado año registró la llegada de 19,3 millones de visitantes, un 0,8% más que en 2018, cuando alcanzó los 19,1 millones (la misma cifra que en 2017), según datos de Frontur. A pesar de ello es la región más visitada de España, sin contar las consecuencias de la Covid.
Además de las medidas de Ada Colau, en estos tres años ha habido más factores que han entorpecido el turismo en la zona. Entre ellos, el referéndum ilegal por la independencia que ha desembocado en conflictos en las calles y en un clima de inestabilidad política por el que muchos países recomendaron a sus ciudadanos no visitar Cataluña.
A esto hay que sumar los ataques terroristas que se desarrollaron en las ciudades de Barcelona y Cambrils y terminaron con la muerte de 15 personas, algunos de ellos turistas. En ambos casos, el miedo echó para atrás a los turistas tal y como ocurre ahora con los rebrotes.
Previo a todos estos acontecimientos, Cataluña crecía cada año entre un 3% y un 5% gracias a la llegada masiva de turistas internacionales, especialmente a Barcelona, que tiene una oferta muy amplia: sol y playa, turismo de negocios, rural…