En medio de la batalla por impedir la ratificación de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, el mandatario saliente Donald Trump ha ejecutado sus últimos vetos a empresas tecnológicas chinas... hasta ahora.
A falta de dos semanas para que deje el cargo se ha conocido que EEUU estudia prohibir las inversiones de Alibaba y Tencent y se ha expulsado a China Telecom, China Mobile y China Unicom de la Bolsa de Nueva York.
Una arremetida sin precedentes y el colofón a cuatro años de acoso y derribo que busca acorralar a compañías consideradas un riesgo a la seguridad, pero sobre todo un competidor comercial para los gigantes estadounidenses digitales.
Una situación ante la que no se ha pronunciado Joe Biden y que probablemente no corrija en su mandato. Se confirma así la hoja de ruta del futuro presidente Demócrata y que pasa por proteger las compañías estadounidenses en el extrajero y promover un proteccionismo económico al estilo Trump, en el que lógicamente las compañías chinas no encajan.
"No voy a tomar ninguna medida de inmediato, y lo mismo se aplica a los aranceles", confirmaba el propio Biden en una entrevista con The New York Times en diciembre. Y parece que cumplirá estas palabras, pese a que Trump ha emprendido nuevos bloqueos a los pocos días de que Biden jure su cargo en Washington.
Nuevos movimientos
Este miércoles The Wall Street Journal (WSJ) informó que el Gobierno de Estados Unidos está estudiando la posibilidad de prohibir en el país las inversiones en los gigantes chinos Alibaba y Tencent, engrosando la lista de empresas vetadas por supuestos vínculos con el Ejército y los servicios de seguridad de Pekín.
Del mismo modo, este jueves la Bolsa de Nueva York volvió a anunciar la expulsión de China Telecom Corporation Limited, China Mobile Limited y China Unicom Limited de sus indicadores. El 31 de diciembre se había adelantado esta decisión, pero el miércoles se había rectificado para volver a la postura original solo 24 horas después.
Dos casos puntuales que se parecen demasiado a lo acontecido con TikTok y Huawei. En el caso de la primera compañía, la actual Administración exigió que tuviese capital estadounidense para seguir operando en el país y llegó a prohibir el funcionamiento de la red social mediante un decreto. Un movimiento que fue frenado por la Justicia, pero que Trump recurrió a finales del año pasado.
En el caso de Huawei, el republicano sostiene que el gobierno asiático espía a través de las redes de telecomunicaciones y los móviles de sus grandes compañías como ésta y ZTE y para ello ha incluido a la primera en su lista negra comercial. En estos momentos, el fabricante está vetado en Estados Unidos y en algunos países como Reino Unido, cercanos a la órbita de Donald Trump.
En el fondo está la lucha por el control de la digitalización del mundo, donde las empresas de Estados Unidos están perdiendo el tren frente a las chinas en el resto de América y en Europa.
Veto a las tecnológicas
No es casualidad que se bloquee a Alibaba, el principal competidor de Amazon; o a las telecos que compiten contra AT&T o Verizon; o a TikTok que amenaza destronar a los reyes Twitter y Facebook. O a Tencent y Huawei, tecnológicas que discuten el liderazgo mundial de las redes de telecomunicaciones a los gigantes de Silicon Valley.
De mismo modo, Estados Unidos ha aplicado sucesivamente aranceles a productos chinos para poner barreras de entrada a su mercado local, incluido un 15% para productos tecnológicos.
Es probable que Biden no sea tan beligerante en pedir expresamente a los gobiernos del todo el mundo que veten la tecnología 5G de Huawei, pero no es menos cierto que su apoyo a las empresas de Estados Unidos fuera de sus fronteras seguirá siendo importante.
En esta guerra, al igual que Trump, Biden ha defendido en las últimas semanas fortalecer el comercio interno, la producción de bienes dentro de Estados Unidos y reducir al mínimo la dependencia de mercados internacionales como China o Europa.
Es verdad que el demócrata históricamente se ha posicionado en contra de las guerras comerciales iniciadas en la era Trump y cree que las reglas de la economía internacional se deben establecer en torno a Estados Unidos. Pero una cosa es decirlo como senador y otra muy distinta como presidente del país.
El desafío de Biden
De esta manera, como presidente electo Biden ha sido muy claro en su apuesta multilateral. No piensa firmar ningún acuerdo comercial sin hacer antes inversiones que refuercen la posición de la economía y los trabajadores de EEUU. Estamos, por tanto, ante una visión mundial que no tiene que ver tanto con la tecnología, ni con China, sino que con un proteccionismo necesario para mantener a flote la economía postpandemia.
Los analistas concuerdan en que Biden volverá al camino del multilateralismo de la era Obama -de la que fue vicepresidente- principalmente en el plano diplomático y de las relaciones internacionales, aunque será mucho menos proactivo en el ámbito de la colaboración comercial.
Está claro que se acabarán las declaraciones incendiarias, pero nada parece indicar que los vetos a las empresas chinas se acaben y que se reviertan las decisiones más recientes de la Administración Trump.
La expulsión de las telecos de los mercados de EEUU y el veto a Alibaba y Tencent se haría efectiva antes de final de mes, coincidiendo con el comienzo de la Administración Biden. Será su primera prueba de fuego.