Panorámica de la central nuclear de Almaraz.

Panorámica de la central nuclear de Almaraz. CNA

Observatorio de la Energía

El cierre de Almaraz amenaza el suministro eléctrico de Madrid y elevará los costes del resto de centrales nucleares

El sector reclama reducir cargas fiscales, que ascienden a 1.000 millones al año. El cierre de la planta cacereña está programado para 2027.

Más información: Luis Soriano relevará a Ignacio Araluce al frente de Foro Nuclear en plena cuenta atrás para el cierre de las centrales

Publicada

La cuenta atrás para el cierre de la central nuclear de Almaraz (Cáceres), la primera en poner fin a su actividad, ya está en marcha. Y sus repercusiones podrían ser más profundas de lo que se anticipa.

Aunque algunos dan por hecho que la clausura de la planta es un paso inevitable, desde Foro Nuclear alertan sobre las posibles consecuencias de esta decisión, que podrían sacudir el equilibrio energético del país.

Uno de los desafíos más inmediatos se encuentra en el suministro de energía, especialmente en comunidades clave como Madrid. Así también lo advirtió el mes pasado Carlos Novillo, consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid.

Según Novillo, las centrales nucleares representan un 40% del consumo energético de la capital. Esta cifra no es trivial: gran parte de esta energía proviene de las plantas de Trillo (Guadalajara) y Almaraz, cuyo cierre dejaría un vacío considerable en la red eléctrica.

El impacto de esta pérdida es aún más evidente en un estudio de PwC publicado el año pasado, que subraya los riesgos de una disminución en la generación nuclear en España. Según la consultora, "una reducción en la producción de energía nuclear pone en peligro la seguridad del suministro en zonas de alta demanda, desde comunidades como Cataluña, la Comunidad Valenciana y Madrid, hasta regiones con sectores industriales de alto consumo eléctrico".

Sin embargo, el sacrificio de los dos reactores de Almaraz va más allá de la pérdida de capacidad energética. "El resto de las centrales sufrirán por el conocido como Efecto Flota", apuntó Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, este miércoles. El mismo día que la nueva vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, cerró la puerta a revisar el acuerdo de cierre de estas instalaciones.

La compra conjunta de equipos y la negociación agrupada con contratistas son prácticas comunes entre las centrales, lo que incrementa el poder de negociación. Sin embargo, al perder una parte importante de su parque de generación, las plantas restantes perderán esta ventaja competitiva, lo que podría aumentar sus costes.

También se perderá un valioso capital humano, ya que muchos de los operativos de la planta de Almaraz se dispersarán, "debilitando la experiencia y la eficiencia operativa en el resto de las instalaciones nucleares del país", añadió el presidente de la patronal.

Almaraz genera 2.900 empleos (entre directos, indirectos e inducidos) en Extremadura y contribuye a su entorno con 97 millones de euros al año, lo que la convierte en una joya para muchos habitantes de la región.

Representa cerca del 55% de la energía eléctrica libre de emisiones de toda la comunidad autónoma y cubre un 7% de la demanda anual de toda España.

Por este motivo, los ayuntamientos del área de influencia de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) y la plataforma ciudadana Sí a Almaraz, Sí al futuro han convocado una "gran manifestación", que tendrá lugar el próximo 18 de enero, para reclamar la continuidad de la actividad de la planta ante el cierre previsto por el Gobierno central.

Cargas fiscales

Ignacio Araluce puso en manifiesto las altas cargas fiscales a las que hacen frente los propietarios de las centrales nucleares en España, especialmente con la reciente subida del 30% de la Tasa Enresa. Un incremento que las centrales están pleiteando en el Tribunal Supremo. Aunque es una cuestión "que irá para largo", en palabras del propio Araluce.

Sólo por producir, las plantas nucleares deben pagar 28 euros/MWh en tasas e impuestos. Hablamos de "entre 900 y 1.000 millones de euros al año en impuestos, y entre 620 y 630 millones por la Tasa Enresa", apuntó el presidente de Foro Nuclear.

"En este trimestre habría que decidir si Almaraz continúa y, para ello, debe producirse un cambio en las condiciones fiscales", reclamó. Desde Foro Nuclear aseguran que todavía no se han reunido con Sara Aagesen, por su reciente nombramiento, pero la voluntad de la patronal es mantener "la interlocución con la ministra o el Secretario de Estado de Energía".

La carga fiscal de las nucleares se ha incrementado considerablemente desde 2019, año en el que el cierre escalonado fue acordado por Enresa y las empresas propietarias. "En ese momento" la alternativa era un cierre más temprano o, según las reclamaciones de Podemos, "inmediato". "En esa tesitura, las empresas propietarias llegaron a un acuerdo para seguir funcionando". Pero el incremento de las tasas supone un incumplimiento del acuerdo inicial.

Serios problemas en Cataluña

Una de las comunidades autónomas más expuestas a las consecuencias del cierre nuclear es Cataluña. El lento desarrollo de proyectos renovables y la falta de interés inversor amenazan el futuro de la región a medida que se aproxima el cierre de sus centrales nucleares.

Las centrales Ascó I, Ascó II y Vandellós II, localizadas en la provincia de Tarragona, produjeron en 2024 cerca del 60% de la electricidad de Cataluña. Según el calendario actual, la primera de ellas dejará de operar en 2030; la segunda, en 2030; y la tercera, en 2032.

El año pasado, debido a la parada de los reactores de Ascó, Red Eléctrica se vio obligada a tomar medidas drásticas como parar la actividad industrial en grandes fábricas para evitar una posible crisis en el suministro eléctrico.