Teresa Ribera se despide del Gobierno de España emitiendo la orden de cierre de la central nuclear de Almaraz
- Comienza el proceso de apagado de las centrales nucleares en España con el primer reactor de Almaraz, en Cáceres.
- Más información: El futuro de la nuclear de Almaraz se decidirá antes de fin de año: se abren dudas sobre la estabilidad del sistema eléctrico
A punto de finalizar noviembre, y justo cuando la hasta ahora vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, pasa el testigo a Sara Aagesen, se emite la orden de cierre de la central nuclear de Almaraz (Cáceres).
Un inicio que cumple escrupulosamente con el calendario de cierre acordado de Ribera con las tres empresas propietarias del parque nuclear en España (Iberdrola, Endesa y Naturgy) en 2019, según han confirmado a EL ESPAÑOL-Invertia fuentes del sector eléctrico.
El pasado 1 de noviembre comenzaba su tiempo de descuento, por lo que la orden de cierre entra dentro de lo esperado en tiempo y forma. Pero no es lo primero que se ha activado para iniciar el desmantelamiento, un proceso que no comenzará hasta al menos dentro de tres años.
Conforme a la previsión de cierre de Almaraz, Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos SA) también comenzó con el desarrollo de las actividades de diseño del desmantelamiento y la preparación de la documentación reglamentaria para la futura solicitud de autorización de desmantelamiento, según confirmaron fuentes de Enresa a este diario.
Mientras se produce el apagón definitivo de esta central, en el camino pueden darse muchas circunstancias que reviertan el proceso.
"Si se revisa la actual fiscalidad asfixiante de las centrales nucleares, podrían ser rentables y por tanto, se solicitaría continuar con su funcionamiento", explican fuentes del sector nuclear a este diario. De ahí que las decisiones políticas sean decisivas a partir de ahora.
"Hay tiempo de revertir la situación, todavía hay unos meses de margen, el Gobierno puede evitar que se cierre Almaraz", añaden. Incluso, aunque es más complejo, "hasta que no comience el desmantelamiento dentro de 3 años, puede pararse y volverse a encender, así lo han hecho en Bélgica con algunas de sus centrales, y en Alemania se lo está planteando".
Las principales cargas fiscales del parque nuclear son la Tasa Enresa, el Impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica (IVPEE) y el impuesto por la producción del combustible nuclear gastado.
Pero también se incluyen las ecotasas impuestas por las comunidades autónomas, la tasa de la Guardia Civil, la del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el IBI (impuesto de bienes inmuebles), el IAE (de la agencia tributaria) y los propios de operación en el sector.
Pasos a seguir
Una planta nuclear no se desconecta pulsando un interruptor, sino reduciendo progresivamente la potencia de los reactores, y el desmantelamiento del reactor 1 de Almaraz va a ser un desafío por la envergadura de la instalación, 1.050 MW de capacidad y sus 46 años de funcionamiento cuando llegue el 1 de noviembre de 2027, la fecha planificada de apagón.
Pero antes de todo ello, el titular de la instalación deberá presentar la solicitud de la central de cierre, que deberá contener como mínimo una memoria, en la que se detallen las circunstancias técnicas, económicas, ambientales o de cualquier otro orden, por las que se pretende el cierre. Y también, los planos actualizados de la instalación a escala adecuada, acompañada de un plan de desmantelamiento de la instalación, según el Real Decreto 1836/1999, de 3 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento sobre instalaciones nucleares y radiactivas.
Después, llegará la respuesta administrativa en un plazo de 3 meses. Si es positiva, deberá contar con un informe favorable de Red Eléctrica de España (REE) sobre la compatibilidad de dicho cierre con la seguridad de suministro del sistema eléctrico. Y después el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) también deberá emitir su informe de aprobación al proceso.
A partir de ahí, Enresa deberá hacer la caracterización radiológica de la instalación y definir las diferentes zonas radiológicas de la central según el tipo de contaminación que tienen (tanto por su función como por posibles vertidos, escapes, etc.).
En el caso contrario, "para pedir una renovación de la licencia de operación es necesario que los propietarios de la central envíen al CSN una serie de estudios e informes como mínimo tres años antes de que acabe su operación, por tanto, estamos en tiempo de descuento", explicaba a este diario Luis Villar, consultor especializado en transacciones de M&A, servicios de asesoramiento financiero y de mercado en el sector renovable español.