El sector industrial ya puede celebrar que algo se mueve en el PERTE de Descarbonización Industrial (un plan ayudas económicas para proyectos estratégicos para la recuperación y transformación en materia de descarbonización). Un plan que, sobre todo, impulsará la instalación de proyectos de autoconsumo solar y reactivará el alicaído sector fotovoltaico español.
A falta de dos meses de finalizar el año, el Gobierno ha abierto la puerta a esas ayudas al lanzar a audiencia pública el borrador de la primera convocatoria que contará con 1.000 millones iniciales.
Por fin, este hermano pequeño de los planes que ha organizado España para recibir ayudas europeas ha dado su primer paso con cierto retraso. El desarrollo de este PERTE preveía en total una inversión pública de 3.100 millones de euros y la creación de unos 8.000 puestos de trabajo de calidad, pero para ponerse en marcha en 2023.
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"Todavía falta que el Ministerio de Industria lance la orden de base, la convocatoria y un plan de concurrencia simple no competitiva, porque lo positivo de este PERTE es que el primero que se presenta es el primero que se lleva las ayudas", explica a EL ESPAÑOL-Invertia, Donia Razazi, experto en proyectos en colaboración e impulso a la innovación industrial de la consultora Ayming.
Es decir, "como en el PERTE VEC II (del vehículo), en vez de ser un macroconsorcio, las industrias se pueden presentar de forma individual. Sólo tienen que demostrar que van a invertir para reducir emisiones de mínimo 3.000 TnCO2/año o al menos un 30%".
"Es una buena oportunidad para que apuesten por sustituir combustibles fósiles para la generación de energía por paneles solares sobre cubierta, pero no sólo. También se puede apostar por planes de eficiencia energética", añade Razazi.
Se favorece la mediana industria
La industria manufacturera representa el 11,3% del PIB de España y es responsable del 24% del consumo final energético, del 22% del consumo final de combustibles fósiles (teniendo en cuenta solo los usos energéticos) y del 21% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.
"Los proyectos que se presenten deben finalizarse como muy tarde en 2026", puntualiza el experto.
"El problema es que sólo hay un plazo de dos años, pero por otro lado, esta condición favorece a la mediana industria, que no puede ambicionar grandes objetivos por falta de recursos materiales y humanos", insiste.
Aún así, la inversión mínima para solicitar el PERTE es de un millón de euros, "lo que deja fuera a las pequeñas industrias". Y la ayuda que reciben está en una horquilla de entre el 50% y el 70% del total del coste.
Reducción de gases
Por el momento, la primera partida que quiere lanzar el Ministerio de Industria se dirige al apoyo de proyectos estratégicos que podrán realizar empresas industriales manufactureras individualmente o en colaboración con otras compañías. Pueden estar en Régimen de Derechos de Emisión o no, pero el objetivo es apoyar inversiones para la reducción de emisiones de gases efecto invernadero en sus instalaciones industriales.
Cada solicitud de ayuda de proyecto estratégico estará formada por uno o varios proyectos primarios de inversión, con el objetivo conjunto de descarbonizar una única instalación industrial principal.
Los beneficiarios de este PERTE son los sectores de la industria manufacturera entre los que destacan los sectores de fabricación de productos minerales no metálicos (incluyendo cerámica, cemento, vidrio, entre otros), industria química, refino de petróleo, metalurgia y fabricación de papel y pasta de papel. A estas se suman las grandes instalaciones de combustión en otros sectores, con especial relevancia en la industria de alimentación y bebidas.
A este respecto, esta semana, el Ministerio anunció que se habían agotado los 450 millones de euros de ayudas a la industria gasintensiva, beneficiándose 448 instalaciones industriales en España.