La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha estimado que la inversión actual en redes eléctricas se debe duplicar, alcanzando los 600.000 millones de dólares (unos 568.926 millones de euros) anuales hasta 2030, para evitar el riesgo de que se conviertan en el "eslabón débil" de la transición a las energías limpias.
En un estudio global, el primero de este tipo realizado por la institución, se advierte de la actual "falta de ambición" en esta materia y se considera que el mundo debe añadir o renovar 80 millones de kilómetros de redes para 2040, el equivalente a todas las redes actuales del mundo, para cumplir con las metas marcadas para cumplir con los objetivos climáticos y respaldar a la seguridad energética.
Así, la AIE cree que los esfuerzos para abordar el cambio climático y garantizar un suministro fiable de electricidad podrían "correr peligro" a menos que los responsables políticos y las empresas tomen "rápidamente medidas para mejorar y ampliar las redes eléctricas mundiales".
Cuello de botella
En este sentido, el organismo con sede en París apunta que existen al menos 3.000 gigavatios (GW) de proyectos de energía renovable, de los cuales 1.500 GW se encuentran en fases avanzadas, esperando en cola para su conexión a la red -equivalente a cinco veces la cantidad de capacidad solar fotovoltaica y eólica añadida en 2022-, lo que confirma que las redes se están convirtiendo "en un cuello de botella para las transiciones al cero neto emisiones".
Por ello, destaca que, si bien la inversión en energías renovables ha estado aumentando rápidamente -casi duplicándose desde 2010-, la inversión global en redes apenas ha variado y permanece estable en unos 300.000 millones de dólares (284.463 millones de euros) al año.
Así, el informe de la AIE cree que hay signos de que no se está siguiendo el ritmo en lo que respecta a las redes eléctricas del rápido crecimiento de tecnologías claves de las energías limpias, como la solar, la eólica; o la electrificación.
"Sin una mayor atención política e inversión, las deficiencias en el alcance y la calidad de la infraestructura de la red podrían dejar fuera de alcance el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados y socavar la seguridad energética", advierte el estudio.
"El reciente progreso en materia de energía limpia que hemos visto en muchos países no tiene precedentes y es motivo de optimismo, pero podría correr peligro si los gobiernos y las empresas no se unen para garantizar que las redes eléctricas del mundo estén preparadas para la nueva economía energética global que está surgiendo rápidamente", afirmó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, llamando a "invertir en redes hoy o enfrentarnos a un estancamiento mañana".
Asimismo, el informe identifica varias acciones estratégicas que pueden marcar la diferencia, como ampliar y fortalecer las interconexiones de redes dentro de los países, entre países y entre regiones para hacer que los sistemas eléctricos sean más resilientes y permitirles integrar mejor las crecientes proporciones de
energía solar y eólica.
Además, recomienda que los gobiernos respalden proyectos de transmisión a gran escala para garantizar que las redes estén preparadas para un mayor crecimiento fuerte de la energía renovable, e insta a los desarrolladores y operadores de redes a adoptar la digitalización para permitir que las redes del futuro sean "más resilientes y flexibles".
Por ello, la AIE subraya que la necesidad de acción "es urgente" debido a los largos plazos para modernizar y ampliar las redes, ya que planificar, autorizar y completar una nueva infraestructura de red suele tardar entre 5 y 15 años, en comparación con los 1 a 5 años para los nuevos proyectos de energías renovables y menos de 2 años para una nueva infraestructura de carga para vehículos eléctricos.