Con la llegada del verano, millones de personas se preparan para salir a las carreteras en busca de las esperadas vacaciones. Y como viene siendo habitual, se disparará el consumo de gasolina, un combustible que se suele destinar a vehículos de uso residencial.
Desde la pandemia, el precio del litro de gasolina ha sufrido subidas y bajadas históricas, desde menos de un euro en pleno confinamiento hasta los dos euros tras la guerra de Ucrania.
Sin embargo, este año no se esperan alcanzar esos niveles récord en los meses de verano, pese a que el precio de las gasolinas vuelve a subir y ya acumula tres ascensos consecutivos. Según el Boletín Petrolero de la Unión Europea, que recoge los datos de más de 11.400 estaciones de servicio en España entre el 6 y el 12 de junio, el precio medio de la gasolina se situó en 1,594 euros el litro, en tanto que el del gasóleo alcanzó los 1,424 euros.
En concreto, el precio medio de la gasolina en la última semana está un 16,85% por debajo del que tenía hace un año, que era de 1,941 euros por litro. Y eso que la tasa de variación anual del IPC en España en mayo de 2023 fue del 3,2%, 9 décimas inferior a la del mes anterior. También ha influido que apenas ha habido variación mensual del IPC, de forma que la inflación acumulada en 2023 sigue siendo del 1,7%.
Menos demanda
Aún así, según el Global Energy Weekly de Bank of America (BofA), "gran parte de la fortaleza de los combustibles de carretera ya está descontada en el mercado".
Y "de cara a finales de año, la tendencia a trabajar desde casa sigue reduciendo la demanda, a pesar de la presión de las empresas para que los trabajadores vuelvan a la oficina", explica Francisco Blanch, jefe de materias primas y derivados de BofA.
Además, "después de un pico el año pasado, los precios más bajos del gas natural también pueden alentar fuertes operaciones de refinería". Por ello, y mirando hacia 2030, "creemos que el cambio que se está produciendo hacia los coches eléctricos afectará más a la gasolina respecto a otros segmentos del mercado petrolero".
"Con 75 millones en 2022, las ventas globales de vehículos de pasajeros se han rezagado sustancialmente en relación con los niveles anteriores a Covid de 81 millones en 2019".
BofA asegura que hay "más vehículos compartidos, más bicicletas/scooters eléctricos y menos propiedad de automóviles, lo que sugiere que la 'última milla' se está volviendo cada vez más eléctrica. En cualquier caso, esperamos que los vehículos eléctricos a nivel mundial sean el 49% del total de automóviles vendidos para 2030, lo que establece un contexto negativo para la demanda de combustibles para carretera".
Por lo tanto, los precios de la gasolina tienen tres grandes vientos en contra que se acumulan en el cuarto trimestre de 2023 y 2024: un contexto estacional negativo debido a los cambios en las especificaciones de invierno (que generalmente conduce a un aumento de los volúmenes de producción a medida que la demanda se desacelera), una perspectiva macro negativa debido a las altas tasas y un contexto estructural negativo por al aumento de las ventas de vehículos eléctricos".
Sin embargo, "los riesgos económicos de cara al invierno aumentan, en parte debido a los elevados tipos de interés". Un entorno industrial débil y condiciones crediticias más estrictas "apuntan a una debilidad de los márgenes en el futuro", concluye el informe de BofA.