Hay más de 100 cuevas para almacenar CO2 en España y los gasoductos se pueden convertir en ‘ceoductos’
Las emisiones globales de dióxido de carbono por la actividad humana están en niveles récord y hay que evitar llegar al punto de no retorno.
20 noviembre, 2022 02:47La transformación del sector energético para dejar de quemar combustibles fósiles no se está haciendo a la velocidad suficiente para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Incluso, aunque así fuera, hay determinados procesos industriales que seguirían emitiendo dióxido de carbono.
Por ello, es necesario buscar otras soluciones, como la captura, transporte y almacenamiento de CO2. Se estima que la reducción de las emisiones totales podría ser de entre un 15 y un 30%.
"En España, por ejemplo, la industria del cemento emite anualmente 20 millones de toneladas de CO2, la de la calcita 3 millones de toneladas o la de la magnesita 400.000 toneladas durante su fabricación", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Pedro Mora, vicepresidente de PTECO2 (Plataforma Tecnológica Española de CO2) y director técnico de Oficemen.
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No son los únicos. Según la Ley 1/2005, de 9 de marzo, también son grandes emisoras el refino, la producción y transformación de metales férreos, cemento, cal, vidrio, cerámica, pasta de papel y papel y cartón. Todas ellas deben comprar derechos de emisión en el mercado europeo ETS EU, es decir, pagar por emitir.
"Antes de 2018, los precios en el ETS EU eran tan bajos que eran una barrera para impulsar la tecnología de la captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS). Sin embargo, ahora ese mercado se mueve en un rango de precios superior a los 60 euros/TN de CO2".
Por eso, PTECO2 ha pedido al Gobierno que en la próxima revisión del Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) se incorpore un objetivo a alcanzar de nuevas instalaciones de CO2.
"En el norte de Europa ya hay numerosos proyectos en el mar del Norte, donde Holanda, Noruega, Reino Unido y Dinamarca están potenciando el almacenamiento geológico. Y tienen el apoyo de la Comisión Europea, que está revisando en su Fondo de Recuperación y Resiliencia", explica.
Una nueva tubería: el 'ceoducto'
Además de la construcción de plantas de captura de CO2, "que ya es rentable construirlas al lado de las industrias emisoras", continúa Pedro Mora, hay que pensar en el transporte y almacenamiento del dióxido de carbono.
El transporte se realiza por tuberías llamadas ceoductos a un punto de almacenamiento en condiciones similares al agua. "Los actuales gasoductos podrían emplearse para transportar CO2 con menos modificaciones que si transportaran hidrógeno", puntualiza Mora.
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"Ya hay proyectos en Francia (proyecto Picasso) y en Italia, en el mar Adriático, además de todos los del mar del Norte, especialmente dirigidos a Noruega".
"Para poderlo transportar hay que comprimirlo hasta 70 bares de presión para convertirlo en líquido, pero a diferencia de otros gases, no es tóxico, ni explota, el CO2 forma parte de la vida en la Tierra", explica el responsable de PTECO2.
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Pero ¿para qué se utilizaría el CO2 recogido en las industrias? El CO2 es un recurso con muchas utilidades. Se puede usar en el tratamiento de aguas residuales o de recreo. Incluso en el sector de la alimentación y bebidas.
También para el cultivo de microalgas o en invernaderos. O como combustible junto a energía renovable para dar origen a biocombustibles y a productos tan extendidos como la aspirina.
Más de 100 estructuras geológicas
Como todavía no está muy extendida la industria de la reutilización del CO2, no queda otra que inyectarlo en una formación geológica profunda para su almacenamiento permanente.
Hay que buscar una 'trampa' geológica, esto es, "estructuras geológicas de gran profundidad, de entre 1.500 y 2.000 metros, para poderlo almacenar en las mejores condiciones". Y en España, "se han localizado hasta 102 estructuras onshore y offshore potenciales".
Por el momento, solo se puede hablar de escenarios futuros. En nuestro país solo hay proyectos pilotos de plantas de captura de CO2, como el Proyecto CO2 FUNNELS, en Almería. Se trata de utilizar el dióxido de carbono de una refinería para el cultivo de especies vegetales de crecimiento rápido y fertilización carbónica.
O el proyecto de captura de CO2 mediante el uso de caliza como sorbente en la central de Hunosa en La Pereda. Pero esto solo es el principio. "Nuestro objetivo es que se cambie la manera de ver esta tecnología, cuyo único objetivo es ayudar a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera", concluye Mora.