Los líderes europeos retrasan de nuevo la intervención del mercado del gas por las divergencias internas

Por un lado, un grupo muy mayoritario de países (entre los que están España, Italia, Francia o Polonia) defienden fijar un precio máximo para todo el gas importado, la única medida que tendría un efecto inmediato en la factura. Este bando cada vez es más grande.

En el extremo contrario, Alemania y Países Bajos rechazan este tipo de intervención con el argumento de que pondría en riesgo la seguridad de suministro, ya que los productores desviarán los cargamentos de gas natural licuado a Asia.

Ursula von der Leyen, durante la rueda de prensa de este viernes Reuters

La solución salomónica a la que han llegado los líderes europeos para ganar tiempo es pedir a la Comisión de Ursula von der Leyen que presente propuestas legislativas concretas.

El precio del gas TTF, el de referencia en Europa, ha sufrido en el mercado holandés mientras los dirigentes europeos discutían. Al término de la reunión, su precio se reducía un 10,36%, hasta los 157,5 euros por megavatio hora (Mwh).

Tras la invasión rusa de Ucrania, el precio del gas se disparó por encima de los 300 Mwh, una cota que superó a finales de agosto, cuando marcó máximos históricos por encima de los 320. A pesar de que desde entonces su precio se ha reducido, esta materia prima acumula una revalorización anual del 128%.

Hasta la fecha, Von der Leyen se ha limitado a circular documentos e ideas "vagas" y no textos normativos, porque es consciente de las divisiones que genera la intervención del gas. Los jefes de Gobierno le exigen ahora que acabe con esta ambigüedad y ponga sobre la mesa normas "claras y concretas", ha criticado el primer ministro italiano, Mario Draghi. 

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Von der Leyen ha dicho que sus propuestas abordarán cómo limitar el precio del gas, así como "financiación adicional" europea para que los Estados miembros aceleren las inversiones en la transición climática. También tiene previsto iniciar la reforma del mercado eléctrico europeo con el fin de que el precio del gas deje de contagiar la factura de la luz. 

En los últimos días está ganando fuerza una propuesta conjunta de Italia, Polonia, Bélgica y Grecia que consta de tres pilares. Por un lado, un precio máximo fijo para las importaciones de gas procedentes de Rusia.

En segundo lugar, negociaciones centralizadas con proveedores fiables como Noruega y Argelia para rebajar los precios. Finalmente, un tope flexible para las importaciones de GNL, que sería superior a los precios en Estados Unidos para garantizar que el gas siga llegando a Europa y oscilaría según las fluctuaciones del mercado.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha presumido en Praga de que Von der Leyen ha acabado asumiendo la mayoría de las propuestas que había planteado España hace ya un año y que fueron inicialmente descartadas por los socios europeos. Y ha celebrado que cada vez son más los Estados miembros los que quieren convertir la "excepción ibérica" en una "regla" para toda la UE.

Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa de este viernes Reuters

El objetivo ahora es intentar llegar a algún tipo de acuerdo sobre la intervención del mercado del gas en el Consejo Europeo de finales de ocubre. "Las cosas se están moviendo", ha dicho Draghi.

Un gran número de líderes europeos han aprovechado la cumbre de Praga para arremeter contra el plan masivo de ayudas por valor de 200.000 millones de euros aprobado por Alemania. Denuncian que esta medida unilateral pone en riesgo el mercado único y la igualdad de condiciones entre las empresas europeas, ya que los países altamente endeudados como España o Italia no tienen recursos suficientes para dar subvenciones similares.

El canciller alemán, Olaf Scholz, ha vuelto a defender que su 'escudo protector' es proporcionado a las necesidades de la economía alemana y similar a las medidas que han adoptado otros Estados miembros. Pero sus argumentos no convencen al resto de socios. El más duro ha sido el polaco Mateusz Morawiecki: "Existe el riesgo de destruir el mercado único europeo. Puede ocurrir si se permite al Gobierno alemán subsidiar a sus propias empresas. Este egoismo alemán debe ser detenido", ha reclamado.