La Comisión de Ursula von der Leyen se desentiende también del gasoducto Midcat tras el 'no' tajante de Emmanuel Macron. Un proyecto que patrocinaban Pedro Sánchez y Olaf Scholz como alternativa para desengancharse del gas ruso y para convertir la Península Ibérica en un hub energético europeo.
El pasado mayo, el Ejecutivo comunitario afirmaba que la interconexión de gas entre la Península y el resto de Europa a través de Francia era una infraestructura "esencial" para diversificar el suministro. Tras el rechazo francés, Bruselas recula y se lava las manos: corresponde a Madrid y París ponerse de acuerdo sobre el Midcat.
"Lo único que puedo decir sobre esta cuestión es que cualquier proyecto transfronterizo de infraestructura adicional que conecte la Península Ibérica con el resto de Europa debe ser evaluado más en detalle por los Estados miembros afectados y por los promotores del proyecto. En esta fase, la Comisión no puede adoptar ninguna posición sobre ningún proyecto concreto", ha dicho el portavoz de Energía, Tim McPhie.
El portavoz ha recordado que el gasoducto Midcat no figura en la quinta lista de proyectos de interés común europeo en materia de infraestructuras energéticas, la vigente ahora mismo. La tubería fue candidata a entrar en la cuarta lista, pero al final no entró porque "tanto Francia como España, en aquel momento (2019) se opusieron", ha relatado.
"Los reguladores nacionales decidieron que el proyecto en aquel momento no estaba maduro y acordaron suspenderlo a la espera de evaluaciones adicionales, así que no está en la lista de proyectos de interés común", apunta McPhie.
"Además, en línea con el Pacto Verde Europeo el reglamento de la red transeuropea de transporte, que regula estos proyectos. Y por lo tanto las infraestructuras de combustible fósiles ya no son elegibles para financiación. Los que sí podrían recibirla son las infraestructuras para hidrógeno verde", ha concluido el portavoz.
Su declaración, que llevaba cuidadosamente preparada, contrasta con las palabras de su jefe, el vicepresidente de la Comisión responsable de Energía, Frans Timmermans, hace apenas cuatro meses.
"Si queremos tener éxito en crear un mercado global de gas natural licuado, tenemos que aprovechar todo el potencial de las terminales de GNL en la Península Ibérica. Y para hacerlo, este gas tiene que encontrar su camino hacia el resto de Europa (...) La interconexión de gas es muy importante para nosotros y nos ayudará a diversificar los suministros de gas. También tendrá un efecto positivo en los precios", dijo entonces Timmermans.
El plan de la Comisión para desengancharse del gas ruso hecho público en mayo menciona también favorablemente el gasoducto Midcat, siempre que sirva también para transportar hidrógeno verde en el futuro.
"Debe evaluarse con mayor profundidad un proyecto adicional de infraestructura transfronteriza en la Península Ibérica, en vista de su potencial a largo plazo para aprovechar el importante potencial del hidrógeno renovable en la Península ibérica, así como del Norte de África, y para ver si podría convertirse el primer elemento de la columna vertebral del hidrógeno", apunta el documento.
Sin embargo, el Ejecutivo comunitario parece haber virado de posición tras conocer el 'no' rotundo de Macron. En una rueda de prensa este lunes, el presidente francés aseguró que el Midcat no es necesario porque las dos pequeñas tuberías que conectan ahora España y Francia están infrautilizadas.
Además, se trata de un proyecto caro que suscita una fuerte oposición local por su impacto medioambiental. Macron duda también de que pueda servir en el futuro para transportar hidrógeno verde.
Tras reunirse con Scholz la semana pasada, el presidente del Gobierno ya adelantó que si Francia mantiene su oposición al gasoducto, España apostará por una tubería alternativa submarina para conectarse con Italia.
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