Se recrudecen las relaciones entre los países europeos y Rusia. El Kremlin va cortando cada vez más el grifo del suministro de gas en un intento de evitar que la UE llene sus reservas para sobrevivir al invierno. Pero el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, ha sido muy claro con su mensaje a la población: La estrategia de Vladimir Putin es dividir el país.
"Alemania se dirige a una escasez de gas si los suministros de gas rusos se mantienen tan bajos como ahora, y ciertas industrias tendrían que cerrar si no hay suficiente para el invierno", ha advertido en una entrevista publicada en la revista Der Spiegel.
"Las empresas tendrían que detener la producción, despedir a sus trabajadores, las cadenas de suministro colapsarían, la gente se endeudaría para pagar sus facturas de calefacción, esa gente se volvería más pobre". Añadiendo que "era parte de la decisión del presidente ruso".
Este es "el mejor caldo de cultivo para el populismo, que pretende socavar nuestra democracia liberal desde adentro", dijo Habeck, y agregó que no se debe permitir que los planes de Putin funcionen.
Habeck ofreció la perspectiva de un mayor alivio para las empresas y personas afectadas por la falta de gas, pero advirtió que no sería posible absorber todos los efectos, informó Der Spiegel.
Los consumidores podrían duplicar o triplicar sus costes de energía, que en algunos casos ya son entre un 30% y un 80% más altos debido a los aumentos de precios desde el otoño pasado, dijo Klaus Mueller, jefe del regulador de la red Bundesnetzagentur de Alemania, a la emisora ARD el viernes.
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El regulador ha considerado varios escenarios, dijo Mueller, y la mayoría de ellos "no son agradables y significan muy poca gasolina al final del invierno o situaciones ya muy difíciles en otoño o invierno".