Bruselas

La guerra en Ucrania ha dejado al descubierto la extremada vulnerabilidad de la Unión Europea respecto a la energía rusa. Los europeos importan de Moscú alrededor 40% del gas que consumen, así como el 27% del petróleo y el 46% del carbón. Una dependencia que se traduce en el pago de 1.000 millones de euros al día a Rusia, que sirve al Kremlin para financiar su maquinaria de guerra. Bruselas se ha marcado como prioridad absoluta desengancharse de la energía rusa y el próximo miércoles, 18 de mayo, presentará una hoja de ruta para lograr este objetivo cuanto antes.

La eliminación gradual de las importaciones de carbón y petróleo de Rusia ya está cubierta por el régimen de sanciones. Además, el reciente corte de suministro de gas a Bulgaria y Polonia y las amenazas a otros Estados miembros "demuestran la urgencia de actuar sobre las importaciones de gas ruso", destaca el borrador del plan de la Comisión, al que ha tenido acceso este periódico.

Lograr la independencia energética respecto a Moscú requerirá una inversión adicional de 195.000 millones de euros de aquí a 2027, según los cálculos de Bruselas. Al mismo tiempo, la UE podría ahorrarse 80.000 millones de euros en importaciones de gas, 12.000 millones en petróleo y 1.700 millones en carbón. En todo caso, la Comisión admite que desengancharse rápidamente de la energía rusa puede provocar "un periodo de precios más altos y volátiles" y reclama medidas para minimizar su impacto.

Ahorro energético

La eficiencia energética y el ahorro constituyen "la forma más rápida y barata de afrontar la actual crisis", ya que pueden reducir de forma inmediata la factura de empresas y hogares. En concreto, este tipo de medidas podrían lograr una reducción del 5% de la demanda de gas y petróleo.

Por eso, Bruselas tiene previsto presentar el miércoles un plan de ahorro de la UE con recomendaciones para aplicar de forma urgente. A medio plazo, el Ejecutivo comunitario propondrá aumentar del 9% al 13% el objetivo obligatorio de eficiencia energética que hay que cumplir en todos los Estados miembros en 2030.

Diversificación de importaciones

Bruselas lleva meses negociando intensamente con los principales productores de energía en busca de alternativas a Rusia, que se centran en la importación de gas natural licuado (GNL). Von der Leyen firmó en marzo un acuerdo con Estados Unidos y ha hablado también con países como Catar, Noruega, Azerbaiyán, Egipto o Argelia.

En paralelo, se está poniendo en marcha una plataforma voluntaria de la UE para realizar compras conjuntas de gas, tal y como pidió España, con el fin de reforzar el poder de compra europeo y lograr mejores precios. Nuestro país aspira a convertirse en un hub europeo por el gran número de plantas regasificadoras, pero la escasez de interconexiones con el resto de Europa lo dificulta.

Impulso a las renovables

La Comisión Europea propone aumentar el objetivo obligatorio de renovables para 2030 del actual 40% al 45%. Una meta que duplicaría la capacidad de generación de energías renovables desde los 511 gigavatios (GW) actuales a 1.236 GW en 2030. Para conseguirlo, el miércoles se presentará una Estrategia Solar, dado que la fotovoltaica es una de las tecnologías más rápidas de desplegar. Bruselas quiere llegar a los 300 GW instalados en 2028, el doble que ahora, y plantea utilizar todo el espacio disponible en techos de edificios residenciales, públicos, comerciales o industriales.

La otra gran prioridad para el Ejecutivo comunitario es acelerar el hidrógeno verde, que se considera clave para sustituir a gas, petróleo y carbón en la industria y el transporte. Las cifras que maneja Bruselas para 2030 son 10 millones de toneladas de producción local europea y otros 10 millones de toneladas importadas desde el Mediterráneo, Mar del Norte y Ucrania. Para ello, la UE deberá invertir en infraestructuras de transporte (especialmente los tramos transfronterizos) y almacenamiento.

Autorizaciones rápidas

"Los lentos y complejos procedimientos de autorización constituyen un obstáculo clave para liberar la revolución de las renovables", denuncia la Comisión. Obtener un permiso puede costar hasta 9 años para proyectos eólicos y hasta 4,5 años para instalaciones fotovoltaicas montadas en tierra.

Con el fin de acelerar y simplificar los procedimientos, el Ejecutivo comunitario anuncia una reforma legislativa que consagrará el principio de la energía renovable como interés público superior. La UE está, además, dispuesta a relajar sus normas medioambientales con el fin de facilitar la instalación de energías renovables de forma acelerada en zonas que se considere que no plantean problemas.

Planes de emergencia

"Aunque todas las medidas mencionadas anteriormente deben planificarse y ponerse en práctica lo antes posible, también necesitamos medidas de emergencia para el caso de una interrupción repentina y grave del suministro energético", señala la hoja de ruta de Bruselas. Una amenaza que podría concretarse si Moscú decide cortar el gas de forma unilateral a todos los Estados miembros.

Para hacer frente a esta situación, el Ejecutivo comunitario pide a los Gobiernos que actualicen sus planes de contigencia. "Aunque el riesgo de demanda no satisfecha de gas para este verano es limitado, se necesitan medidas adicionales para evitar el riesgo de que los depósitos no estén suficientemente llenos de cara al próximo invierno", apunta el texto.

Los planes de emergencia nacionales deben incluir medidas de mercado para reducir el consumo de energía por parte de las empresas. Por ejemplo, contratos interrumpibles por los que las compañías se comprometan a detener su consumo a cambio de precios más ventajosos en tiempos normales. Bruselas reclama, además, un plan coordinado europeo para introducir restricciones a la industria, con el objetivo de minimizar el impacto de las medidas de emergencia en la economía europea en caso de cortes graves de suministro.

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