En poco menos de cinco años, si finalmente se aprueba el RDL para el Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSEE) con el apoyo suficiente en el Parlamento. De salir adelante, la factura eléctrica conseguirá reducirse hasta en un 14% para el consumidor doméstico pero para la industria gasista, su principal materia prima, el gas, podría subir hasta un 17%. Pero no sería hasta 2026, año en el que se implementaría al 100% el FNSSE.
Son las principales conclusiones de un informe encargado por Aelec, la patronal de las grandes eléctricas, a AFRY Management Consulting, una consultora especializada en el sector energético. "No hay duda, si se quiere descarbonizar la economía hay que apostar por la electrificación y por el principio de quien contamina paga", ha dicho Pedro González, director de Regulación y Política Energética de Aelec en un encuentro con la prensa.
Esta Ley prevé repartir los costes de las renovables, cogeneración y residuos entre todos los sectores energéticos, es decir, comercializadores de electricidad y gas y los distribuidores al por mayor de productos petrolíferos en función de sus ventas de energía.
La luz, más barata
Según el informe elaborado por AFRY, el efecto del FNSSE es dispar entre las distintas tarifas eléctricas (desde hogares hasta gran industria), pero en todas ellas habría una disminución significativa.
"En el primer año de total aplicación (2026) el FNSSE supondría para el consumidor doméstico una bajada del precio final eléctrico del 14% respecto a un escenario donde no se aplicara", señala la consultora. Una diferencia apenas visible para las tarifas 6.1 y 6.4 correspondientes a los grandes consumidores de electricidad.
El informe ha calculado estas cifras suponiendo que el Gobierno, una vez aprobara el FNSSE, eliminara definitivamente el impuesto del 7% a la generación (IVPEE), que actualmente está suspendido hasta final de año, para intentar frenar la escalada sin precedentes del precio de la factura de la luz.
"El IVPEE se creó para ayudar a costear el déficit de tarifa y los costes a las renovables, así que entendemos que si se aprueba el FNSSE no tiene sentido mantener ese impuesto que al final repercute en la factura final de los consumidores eléctricos", explican los expertos de AFRY.
El gas y la gasolina, más caras
La contribución al FNSSE por parte de gasistas y petroleras tiene un efecto directo en el consumo de gas y carburantes. El informe señala que, en 2026, supondría para el consumidor doméstico respecto al escenario ‘Tendencial’ un incremento del 8% en el precio del gas doméstico, un 17% en el gas no doméstico y un 6% en el precio de las gasolinas.
Sin embargo, ven la medida como necesaria y positiva. "Si se quiere impulsar la electrificación de los hogares y las empresas, hay que dar señales de precio". De hecho, se compara entre un hogar no electrificado (además de luz, tiene un coche de diésel o gasolina y se calienta con gas natural) y uno electrificado, con vehículo eléctrico y bombas de calor.
Si no se aplica el FNSSE, electrificar un hogar supondría, por tendencia, un ahorro de coste de suministro de 1.077 euros debido principalmente a la mayor eficiencia de las bombas de calor y el vehículo eléctrico. Pero con el encarecimiento del gas y gasolinas y el abaratamiento de la electricidad, por el Fondo, dicho ahorro se incrementaría hasta los 1.368 euros, es decir, 291 euros más al año.
"El impacto particular para cada hogar dependerá del peso relativo de la electricidad, gas y gasolinas en su cesta energética. Para los consumidores con un mayor peso de la electricidad, como numerosos consumidores vulnerables, se proyecta una reducción neta de su factura", apuntan.
Mejora de la balanza energética
La consultora también destaca otro aspecto positivo: el ahorro energético y la mejora de la balanza energética. "Valorando los ahorros energéticos económicamente, supondrían un ahorro en la factura de los hogares de 543 millones de euros", señalan, "y la mejora de la balanza energética se ha cuantificado en 404 millones de euros acumulados hasta el año 2030".
En conclusión, AFRY estima un impacto total acumulado hasta 2030 de 1.433 millones de euros debidos a una mayor eficiencia gracias a los vehículos eléctricos y bombas de calor, pero también se creará empleo.
Ligado al impacto en el PIB, se ha estimado un incremento total de 16.370 empleos/año acumulados hasta el año 2030.
La contribución al FNSSE por parte de todo el sector energético cuando sea de aplicación íntegra, alcanzará los 6,5 euros/MWh. Pero a partir de ahí en adelante se producirá una disminución de la contribución como consecuencia de la caída de los costes de las primas a las renovables al ir terminando el plazo de los 25 años de actuación.