Hace ya siete meses que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, anunció la inminente subasta para parte de la potencia de cogeneración, la industria que aprovecha el calor residual del proceso para producir electricidad y venderla al sistema. "En las próximas semanas se realizará la subasta". Sin embargo, la industria del sector aún deshoja la margarita siete meses después, mientras espera que, al menos, saque a información pública los criterios para participar.
Según fuentes ministeriales consultadas por Invertia, "el Gobierno está trabajando en ella, y está muy avanzada. La intención es sacarla a información pública cuanto antes", pero sin concretar fechas.
Se prevé que el Gobierno saque a concurso varias pujas para otorgar retribución regulada a un máximo de 1.200 MW, empezando por las plantas que consumen carbón y fuelóleo, que en la práctica supondría alrededor de un 30% de la potencia actual instalada.
Una subasta que se espera como agua de mayo en el sector porque supone la posibilidad de renovar los megavatios ya instalados o poder construir nuevas plantas. Muchas se verán abocadas a parar sus plantas al vencer la prórroga de dos años que otorgó el Gobierno ante el retraso del desarrollo del marco de renovación previsto en la Ley desde 2013.
Por el momento, 46 industrias cogeneradoras, 442 MW, finalizan ya su vida útil regulada, y unas 200 en los próximos tres años, un tercio del sector, 1.500 MW. Todas ellas llevan siete años esperando el plan renove que contempla la Ley del sector eléctrico 24/2013.
Autoconsumo y eficiencia
La industria de la cogeneración ve que tiene que arrancar en su transición energética hacia un modelo más descarbonizado de producción, pero no le salen la cuentas. Según una encuesta realizada por la patronal Acogen, los cogeneradores españoles de 2021 atraviesan una situación límite.
Con cogeneración se fabrica el 20% del PIB industrial en 600 fábricas de sectores industriales calorintensivos (alimentación, química, papel, refino, cerámica, automóvil, textil, tableros, residuos, etc.), que precisan grandes cantidades de calor y electricidad que la cogeneración les suministra.
Estas empresas calorintensivas exportan más del 50% de lo que producen y mantienen 200.000 empleos directos. Su competitividad depende en gran medida de sus costes energéticos.
Y su sistema, la cogeneración, les permite liderar el autoconsumo en España, ya que el 50% de su generación eléctrica se autoconsume en las propias fábricas asociadas y la otra mitad restante es también autoconsumo de proximidad en comunidades energéticas industriales cercanas y del sector terciario.
Pero sin un plan de futuro claro, nadie quiere arriesgarse y viven un 'standby' desde hace años.
Ahogadas por el precio del gas
Y a toda esta espera, se une la locura en los precios récords del gas. En el último año, ha subido hasta un 381,2% de agosto de 2020 a agosto de 2021, según datos de GasIndustrial, la asociación que agrupa a la industria gas-intensiva.
En el MIBGas español se han visto los máximos diarios, llegando a los 48,57 €/MWh, mientras que los mínimos diarios se han dado en el MGP italiano, con 34,43 €/MWh. Todos los hubs europeos continúan situándose muy por encima de la fórmula indexada al Brent.
En este contexto, las consecuencias son evidentes. El Índice General de Precios de Exportación de los productos industriales ha aumentado en el pasado mes julio un interanual del 10,4%, un punto y medio por encima de la registrada en junio y su mayor repunte desde el inicio de la serie, en enero de 2006, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La industria calorintensiva no puede electrificarse porque los procesos industriales que requieren altas temperaturas no pueden lograrse con electricidad. En España, la industria consume tres veces más energía en forma de gas que en forma de electricidad.
Apoyar el gas como energía de transición, hasta 2030 hasta que se transforme nuestro sistema gasista a gases renovables e hidrógeno, es imprescindible si se quiere tener industria en el país.