El precio de los carburantes mantiene su tendencia alcista, al encadenar su decimocuarta subida consecutiva, tras encarecerse esta semana hasta un 1,3%. Se consolida así en niveles pre-Covid-19, antes de que se declarara el estado de alarma en marzo de 2020 por la pandemia, y acumula una subida de hasta el 15% desde noviembre.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina ha subido un 1,1% respecto a la semana anterior, para situarse en los 1,282 euros, su nivel más alto desde principios de marzo de 2020, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea recogidos por Europa Press.
Por su parte, el precio del gasóleo se ha encarecido un 1,3% esta semana, para elevarse hasta los 1,165 euros el litro, su nivel más elevado también desde el 9 de marzo del año pasado.
Desde la segunda semana de noviembre, el precio del gasóleo acumula una subida de en torno al 14,9%, mientras que en el caso de la gasolina es un 12,2% más caro.
Así, el precio de ambos carburantes se consolida en máximos desde la primera quincena de marzo pasado, cuando empezó a descender de forma acelerada en pleno confinamiento por la crisis del Covid-19.
Este incremento en el precio de la gasolina y del gasóleo ha ido de la mano de una recuperación en los precios del petróleo en las últimas semanas.
El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves por encima de los 63,6 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a unos 60,8 dólares, precios ligeramente por debajo de los de hace una semana.
Mínimos de mayo
De esta manera, los carburantes consolidan las subidas que ya empezaron a registrar a lo largo del periodo estival, con incrementos desde el pasado mes de mayo, cuando descendieron a mínimos por el desplome registrado durante el confinamiento por el coronavirus.
No obstante, la gasolina sigue estando más barata en España respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,412 euros y 1,468 euros, respectivamente, al mismo tiempo que el litro de gasóleo cuesta de media 1,278 euros en la UE y 1,305 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.