Juan Roig, presidente de Mercadona.

Juan Roig, presidente de Mercadona.

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Los espejos en los que se mira Juan Roig para acertar con su sucesión en Mercadona

Hasta tres tipos diferentes de relevo podría escoger Juan Roig para hacer que Mercadona siguiera siendo un éxito tras su retirada.

17 julio, 2021 01:53

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Cada año, durante la presentación de resultados, la pregunta es obligada a Juan Roig: “¿Quién le va a suceder en Mercadona?”. Y la respuesta viene a ser la misma: “Yo sé qué persona me va a sustituir”.

Este año fue un poco más allá. E hizo aquello que popularmente se conoce como ‘marear la perdiz’. “Él no lo sabe”. ¿Una pista? Puede ser. Consciente de ello, reaccionó: “Ella no lo sabe”. Y rizó el rizo: “Yo sé qué persona me va a sustituir. No esa persona”.

Más allá de géneros, lo único cierto es que Juan Roig sabe quién va a llevar las riendas de Mercadona una vez decida dar el paso a un lado. Si se lo preguntara al famoso espejo, espejito de Blancanieves, las respuestas podrían ser varias.

Atar el legado

Volviendo a las palabras de Juan Roig, dichas en diferentes comparecencias, lo que tiene muy claro el presidente de Mercadona es que “el que me sustituya tiene que mandar tanto como yo”. Porque, en su interior, tiene muy asumido que lo que quiere dejar es “una dirección fuerte”. De no ser así, el castillo que ha ido forjando a lo largo de estos años podría derrumbarse como si fuese de naipes.

Cuatro hijas tiene Juan Roig: las mellizas Hortensia y Carolina, Amparo y Juana. Las cuatro, a su manera, trabajan en Mercadona. Aunque son dos las que lo hacen más directamente: Carolina y Juana. “La propiedad se hereda. La gestión, no”, ha dicho más de una vez Roig. Y, aunque para él cualquiera de sus empleados podría ser el elegido, está claro que todas parten con ventaja sobre el resto de los trabajadores y, quién sabe (Roig sí lo sabe), si también sobre el resto de los mortales.

Hortensia, la hija (no la madre), está muy relacionada con otro de los proyectos bendecidos por Juan Roig: la Escuela de Empresarios Edem. Y Amparo, como arquitecta, ha llevado a cabo algunos proyectos para la cadena de supermercados, y para otros edificios rehabilitados bajo la batuta de Hortensia madre.

Todo esto viene a colación de otra empresa que le viene como anillo al dedo a Mercadona, y a su futuro. Esa otra firma es Natura Bissé. En su caso, el fundador de la enseña de alta cosmética fue Ricardo Fisas. Fue, porque falleció en 2012. Casualidades de la vida, él también tuvo cuatro hijos: Verónica, Ricardo, Patricia y Jesús. Este último, adoptado. Y él también se preocupó por dejar bien atado su legado.

Cambio en las reglas del juego

Lo hizo antes de fallecer. En el seno del Consejo de Familia, la elegida para llevar las riendas fue Verónica, la hija mayor. Algo a lo que no se opusieron el resto de hermanos. Dicho de otra manera, contó con la legitimación de toda la propiedad.

Cierto que el tamaño de Natura Bissé no es el de Mercadona. Tampoco, que se sepa, la enseña de Juan Roig ha tenido como clientes a la reina Letizia, Julia Roberts, Sarah Jessica Parker o Heini Wathen, la mujer de Mohamed Al Fayed, quien fuera dueño de los almacenes Harrods. Esta última fue clave para que sus productos aterrizaran en Londres.

La familia Fisas, con Ricardo en el centro. Foto: Fundación Ricardo Fisas.

La familia Fisas, con Ricardo en el centro. Foto: Fundación Ricardo Fisas.

La sucesión fue una balsa de aceite en Natura Bissé. No hubo marejadas, ni tormentas, ni nada parecido. Ni en el ámbito familiar, ni en el campo empresarial. Miel sobre hojuelas. Algo que quiere, y que busca, Juan Roig. Tanto él como Ricardo Fisas han sido referentes en sus respectivos negocios. La diferencia entre uno y otro estriba en que Roig ha cambiado las reglas del juego en su sector. Conceptos hasta entonces desconocidos, como ‘siempre precios bajos’ o ‘calidad total’, rompieron la tradición secular de la empresa española. Y eso también tiene su peso a la hora de pensar en el mañana.

Natura Bissé no es el único espejo en el que Juan Roig podría mirar para que la continuidad de su legado fuese todo un éxito. ¿Y si en vez de un sucesor, o sucesora, en la mente del presidente de Mercadona hubiese cabida para más de uno?

Bicefalia, ¿por qué no?

Como ya ha quedado reseñado, quienes están más en el día a día de Mercadona son sus hijas Carolina y Juana. Las dos podrían formar un tándem. La una podría complementar a la otra. No es algo impensable dentro del mundo empresarial.

El ejemplo más claro de que es posible, factible y realizable es la cadena hotelera RIU. Son los hermanos Carmen y Luis Riu quienes comparten las riendas de gobierno del negocio. Una opción que podría no ser la más adecuada si tenemos en cuenta el estilo de dirección y el modelo de liderazgo que ha venido marcando el propio Roig. El salto sería demasiado grande, sobre todo en los primeros años. Si Mercadona tuviese otro modo de hacer las cosas, es probable que fuese más plausible.

Luis y Carmen Riu. Foto: Riu.

Luis y Carmen Riu. Foto: Riu.

Por último, la tercera opción que planea sobre la sucesión de Mercadona es la que ha llevado a cabo otro de los grandes emprendedores: Amancio Ortega. En su momento, eligió a Pablo Isla como número dos, para acabar dándole las riendas del negocio. Mientras tanto, su hija y heredera, Marta Ortega, seguiría formándose.

Encontrar a otro Pablo Isla no resulta tarea fácil. Pero, en caso de hallarlo, sería una forma de asegurar el negocio, a la par que la formación de alguna de sus hijas (si es lo que finalmente bulle en su cabeza). De esta manera, iría asumiendo poco a poco más funciones, iría conociendo todavía más el negocio (y otras derivadas relacionadas con el mismo) e iría ganando la confianza y la legitimación de quienes son sus hermanas, a la par que futuras socias.

Eso sí, quien acabe manejando los hilos de Mercadona deberá ser empresario, como así se define Juan Roig. De momento, él no tiene prisa por dar un paso a un lado. Él, o ella, quien le sustituya, tampoco debería tener prisa por coger el relevo. En este último caso, y si Juan Roig no miente, ni siquiera lo sabe. Todavía.