Las aguas en Gullón, el proveedor de galletas de Mercadona, siguen revueltas. En julio, el pequeño de los cuatro hermanos, Félix Gullón, abandonaba la empresa ubicada en Aguilar de Campoo (Palencia) envuelta en líos familiares desde hace años. Una salida, casi esperada, que meses después se ha traducido en un nuevo golpe a Gullón en términos de competencia con la entrada de una nueva empresa galletera en el mercado.
Ayer mismo, Félix Gullón anunció un acuerdo de compraventa con Cerealto Siro Foods para adquirir su fábrica de galletas en Jaén dentro del nuevo proyecto personal que tiene previsto emprender con el lanzamiento de su nueva marca de galletas: Family Biscuits.
El hasta hace tres meses director de Expansión de Galletas Gullón pretende renovar la galleta tradicional y apostar por la innovación con presencia en el mercado nacional e internacional. Félix Gullón considera que su nuevo proyecto es "una oportunidad única de desarrollo y crecimiento".
Salida de Gullón
Paradójicamente, el desarrollo y crecimiento que el propio Félix no tuvo nunca en Gullón. Su salida es solo el último capítulo de una saga empresarial más cerca de escribir una secuela de la serie ‘Falcon Crest’ que de tener un final feliz de cuento.
El pequeño de los Gullón se fue de la compañía con la sensación de haber tocado fondo y la nula posibilidad de evolucionar dentro de la misma, donde compartía bando con dos de sus hermanos: Hernán (director de Exportación) y Rubén (responsable de Planificación).
Además, las decisiones de la junta general del pasado mes de diciembre fueron un duro golpe para Félix. Los tres hermanos Gullón apoyaron la profesionalización del consejo de administración, y abogaron por un consejo independiente. Sin embargo, su opinión -para variar- no fue tomada en cuenta.
Algo lógico teniendo en cuenta que, el 17 de junio de 2019, el consejo de administración aprobó la salida de este órgano de los tres hermanos despojándoles de todo poder (no así de sus cargos dentro de la galletera). En ese mismo consejo, se nombró a Lourdes Gullón Rodríguez (su hermana) como presidenta de la compañía, relevando en el cargo a su madre, María Teresa Rodríguez Sainz-Rozas, tras 36 años al frente de la galletera.
Así que sin poder alguno, y de vuelta a diciembre de 2019, Juan Miguel Martínez Gabaldón, actual director general de la galletera, fue nombrado consejero delegado. Una decisión que supone un problema para cualquier empresa y que no es bueno para Gullón, ya que se produce una concentración casi total de poder en una sola persona.
El origen de la crisis
Martínez Gabaldón es el origen de la gran mayoría de los problemas internos que arrastra Gullón y, por supuesto, de la división familiar. De hecho, el propio Félix nunca ha ocultado el nulo entendimiento con el director general de la compañía.
Para entender el papel del actual consejero delegado, hay que echar la vista mucho más atrás, concretamente a 1979. En ese año, María Teresa Rodríguez se pone al frente de la galletera tras la muerte a los 40 años de su marido, José Manuel Gullón, la tercera generación que lideraba la galletera.
Sin mucha idea de dirigir la compañía y con sus cuatro hijos aún menores de edad, la matriarca tira del carro de la mano de Martínez Gabaldón, el hombre que pronto se convertiría en su mano derecha y con el que no guardan lazos familiares. El directivo, poco a poco, fue acaparando poder hasta el punto de poseer cerca del 20% de las acciones de la compañía mientras que los hijos apenas rozan el 4% cada uno.
Su rápido ascenso no gustó a los tres hermanos. Así que pronto se formaron dos bandos claros de cara a la guerra que se avecinaba: los tres hermanos enfrentados al trío formado por su madre, su hermana Lourdes y Gabaldón.
Y en 2009 estalló la crisis que terminó en una batalla judicial. Los hijos trataron de despojar a su madre de todos sus poderes, llegando incluso a prohibirle la entrada a la fábrica. Algo que acabó en un hecho casi insólito en el mundo empresarial: una junta de accionistas celebrada en un Mercedes con María Teresa Rodríguez, su hija, Martínez Gabaldón y una notaria ante la imposibilidad de entrar a la empresa.
Aquí los tres hermanos fueron expulsados de nuevo, aunque en 2014 volverían al consejo, para cinco años después volver a salir.
Y todo esto bajo la sombra siempre de los rumores de venta de Gullón ante el creciente interés de inversores extranjeros. De hecho, fuentes cercanas a la empresa creen que la escalada de poder de Gabaldón tiene un objetivo final: la venta. Algo que el propio Félix cree que a su madre no le gustaría y por lo que, además, estaría dispuesto a plantar batalla. Otra vez.
Las cifras de Gullón
A pesar del cisma familiar, la empresa no ha dejado de crecer en los últimos años. Fundada en 1892, Galletas Gullón elevó un 7,5% su facturación en 2019, hasta alcanzar unas ventas récord de 387 millones de euros.
De este modo, la galletera española interproveedora de Mercadona cierra una década de crecimiento ininterrumpido en el que su cifra de negocio ha crecido cerca de un 20% desde 2016. La facturación internacional de la compañía representa cerca de un 35% del total, con previsión de continuo crecimiento en los próximos años.
La galletera ha establecido su estrategia en la exportación del concepto de galleta saludable, de la que es líder en su segmento en España. De hecho, es pionera en este aspecto. Cabe destacar que dio un giro en su política comercial al crear en 1979 la primera galleta integral del mercado español y en 1986, la primera galleta con aceites vegetales.