Sacyr ha fusionado en su rama de concesiones todos los activos y actividades relacionadas con las plantas de gestión de agua y plantas de tratamiento de residuos, con lo que ha conformado una 'macrodivisión' para todo su negocio concesional que abarcará así todo tipo de infraestructuras.
Así lo ha anunciado el presidente de la constructora, Manuel Manrique, quien ha enmarcado la medida en la estrategia del grupo de focalizar su crecimiento en el negocio concesional, en la que abundará el nuevo plan de negocio que ultima para los próximos cinco años.
La nueva división de concesiones acaparará así las actividades que actualmente generan más de las tres cuartas partes (el 77%) de su beneficio bruto de explotación (Ebitda).
La nueva estructura
De esta forma, la estructura operativa de Sacyr queda conformada por tres pilares, esto es, por una división con todo el negocio de concesiones, otra con todo lo relacionado con la construcción de infraestructuras y una tercera para servicios.
Gracias a esta estrategia concesional, el grupo ha logrado sortear el impacto de la crisis. Al cierre del primer semestre reportaba un aumento del 3,5% en sus ingresos y del 10,4% en el Ebitda, si bien el beneficio se resiente un 12,9% por el impacto contable de su parte proporcional del resultado de Repsol.
Nuevos horizontes
Durante la presentación de estas cuentas, Manrique confió en que la segunda parte del año presente el mismo desarrollo "en caso de que la pandemia no vaya a más". El presidente de la compañía confirmó que el grupo seguirá trabajando en continuar reforzando su perfil concesional y de sostenibilidad.
En este sentido, reveló que el pasado mes de junio se presentó oferta para competir por dos autopistas en Italia, una de ellas en los accesos a Génova, con lo que mantiene su apuesta por este mercado, en el que ya desarrolla una de sus mayores vías en concesión, la Pedemontana-Veneta.
La resolución de Panama
En la presentación de resultados, Sacyr también informó de que el próximo mes de septiembre, en su segunda quincena, se espera la resolución de una de las mayores reclamaciones por sobrecostes y dificultades técnicas sobrevenidas que el grupo y los socios con que construyó la ampliación del Canal de Panamá aún tienen pendientes de resolver.
Se trata del importe que Sacyr, Impregilo, Jan de Nul y Cusa reclaman al país centroamericano por los problemas técnicos que surgieron respecto al basalto y las fórmulas de hormigón empleadas en la obra, que asciende a 463,1 millones de dólares (unos 395 millones de euros), del total de 5.200 millones de dólares (unos 4.430 millones de euros) que suman todas las reclamaciones.
Sacyr considera importante esta resolución al considerar que la línea en la que el tribunal de arbitrajes de Miami se pronuncie será determinante para el resto de reclamos. Estaba inicialmente prevista para junio, si bien la crisis y "una ampliación de plazos concedida a la parte jurídica" la han aplazado a septiembre.
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