Si algo ha quedado claro en los últimos días es que la banca española no tiene miedo a contagiarse de las turbulencias financieras que en las pasadas tres semanas se han llevado por delante a Silicon Valley Bank y a Credit Suisse. Pero esto no implica que estos colapsos vayan a saldarse sin consecuencias, pues algunos banqueros creen que esta situación podría afectar al crédito.
Al shock que produjo la repentina desaparición del banco de Silicon Valley, una entidad con una gestión del riesgo muy particular que poco tiene que ver con la banca española, se sumó pocos días después la caída, por motivos muy diferentes, de Credit Suisse y su venta exprés a UBS.
Dos acontecimientos que arrastraron a la banca española en bolsa durante días a pesar de que su exposición a ambas entidades es prácticamente residual (nula en el caso de SVB e inferior a 400 millones de euros en el de Credit Suisse, según reveló el Banco de España), algo que, con todo, levantó los temores sobre la posibilidad de que se produjera un contagio. Una posibilidad que todos los actores del sector han negado contundentemente.
Fortalezas
Carlos Torres, presidente de BBVA, que participó hace unos días en el evento de EL ESPAÑOL, Invertia y D+I 'Wake up, Spain!', afirmó que "es muy fuerte" la situación de la banca europea, que es "muy distinta" a la de Estados Unidos. En su opinión, las entidades de la zona euro cuentan con "una posición de fortaleza indudable" por financiación, por liquidez, por su capital y por su modelo de negocio.
No en vano, la liquidez de la banca española, el aspecto que más preocupa en estos momentos al haber representado el golpe final en la caída de ambas entidades, excede con mucho las exigencias regulatorias.
[Torres (BBVA): "La banca europea es fuerte" pero la crisis puede restringir la financiación]
Y es que la liquidity coverage ratio (LCR, por sus siglas en inglés) es del 175% de media en el caso de las entidades españolas significativas y del 300% en el de las menos significativas, según datos proporcionados por el Banco de España.
No obstante, Torres advirtió de que las turbulencias bancarias "pueden adicionalmente restringir las condiciones de financiación, en la medida en que todo el mundo es más cauteloso y hay menos disponibilidad al crédito", si bien se mostró confiado en que se retomará la senda de la inversión.
También Ana Botín, presidenta de Santander, apuntó a este aspecto en el mismo foro. La banquera defendió que "no hay duda" de que las turbulencias financieras que se han vivido en las últimas dos semanas "pueden llevar a que algunos bancos sean más conservadores en cuanto a la concesión del crédito, aunque solo fueran en Estados Unidos los bancos más afectados, ya que la calidad del riesgo del sistema sigue siendo buena".
Esta situación también tendrá un "efecto en los diferenciales del crédito en el propio sector financiero". "Somos transmisores de la política monetaria y esto, por supuesto, afectaría a los estándares de crédito, que es lo que, precisamente, buscan los bancos centrales, para frenar y cortar la inflación", apuntó, recalcando que esta situación es fruto de la crisis de algunos bancos, no de una crisis bancaria.
[Ana Botín (Santander) cree que las turbulencias bancarias afectarán a la concesión de crédito]
Un aviso que hacen suyo en el Banco Central Europeo (BCE). Isabel Schnabel, representante alemana en el directorio del supervisor, afirmó el jueves que es necesario plantearse qué van a significar estas turbulencias para las condiciones de crédito y cómo va a responder el sector bancario.
Al no haberse visto afectados directamente, Schnabel considera que el efecto en los bancos de la zona euro será menor que en Estados Unidos, "aunque no puede descartarse que lo que está ocurriendo no vaya a tener un impacto en las condiciones de financiación y el suministro de crédito".
Y entre los expertos existe la misma impresión. Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, apunta que "las dificultades del sector financiero actual pueden llevar a una restricción del crédito bancario, lo que representaría un aliado inesperado para los bancos centrales en su lucha contra la inflación por la vía de una mayor ralentización económica".
Desde el Banco de España, sin embargo, Mercedes Olano, directora general de Supervisión, rechazaba que "por tensiones de liquidez haya restricciones". "Si hay reducción de rentas por la inflación, hay menor demanda. No vamos a tener tensiones de restricción de crédito", señaló, por su parte, el pasado martes. Un momento en el que, además, aprovechó para calmar sobre la situación de la banca española y explicó que no se ha detectado una salida de depósitos extraordinaria en las entidades las últimas tres semanas.
Las subidas de tipos seguirán
Lo cierto es que, a pesar de estos colapsos bancarios, la hoja de ruta de los bancos centrales es clara para conseguir su principal objetivo: reducir la inflación hasta situarla en el entorno del 2%.
Y esta tarea parece que va a necesitar de más subidas de los tipos de interés, pues, como se conocía el viernes, la inflación de la zona euro se mantiene aún en el 6,9% -frente al 3,3% en España-, con la subyacente en el 5,7%.
En la rueda de prensa posterior a la última subida de los tipos de interés del BCE, el pasado 16 de marzo, en plena tormenta financiera, Christine Lagarde, presidenta del supervisor, sostuvo que todavía queda "mucho terreno por recorrer" en materia de tipos para garantizar que la inflación vuelva al objetivo del 2%.
Del Pozo señala que "la macroeconomía global sigue mostrando desajustes muy importantes en términos de inflación", lo que "sugiere unas condiciones de cierta restricción en las posibles actuaciones de los bancos centrales para paliar un shock bancario".