Dos acontecimientos amenazan con deslucir el crecimiento del consumo que se espera para el año que viene. A pesar de las buenas cifras que se auguran para el que es uno de los principales motores de la recuperación, lo cierto es que los elevados precios de la energía y la crisis de suministros podrían ralentizar el avance del consumo, que se situará en torno al 6% en 2022.
Las economías española y europea son testigos diarios de los récords que el precio de la electricidad lleva marcando las últimas semanas -el registro de este domingo en España es solo un ejemplo más-, uno de los principales componentes de la escalada de los precios de la energía y de toda la cesta en ambas jurisdicciones. En este país, el último registro del IPC (noviembre) alcanzó el 5,6%, el peor dato en 29 años, mientras que en la zona euro se marcó el máximo desde la creación del euro en el 4,9%. Paralela evolución a la inflación de Estados Unidos.
Una escalada de precios que en Europa se acompaña siempre del apellido "transitoria" y que en España está impulsada principalmente por el desenfreno de la luz, pero que no deja de traer malas noticias a consumidores y autoridades. La última es el efecto que puede tener sobre el consumo y, por ende, en el ritmo de recuperación.
No en vano, los expertos de CaixaBank Research consideran en un reciente informe que el aumento de los precios de la energía -tanto de la electricidad como de los combustibles- "reduce el poder de compra de los hogares, lo que acaba limitando la capacidad de recuperación del consumo".
De hecho, los economistas de la entidad estiman que los precios de la energía, que seguirán siendo elevados durante algunos meses, restarán en torno a 0,7 puntos porcentuales al crecimiento del consumo español del próximo año.
Crisis de suministros
Una circunstancia que en su amenaza sobre el consumo se une a la crisis de suministros que se está viviendo en todo el mundo como consecuencia del fuerte aumento de la demanda a nivel internacional. Se trata de los conocidos como "cuellos de botella" que se están generando en las cadenas de distribución mundiales, que limitan la capacidad de la oferta de poder recuperarse una vez pasado lo peor de la pandemia.
¿Por qué? Por una parte, porque la escasez de suministros alarga los plazos de entrega de productos de gran consumo, como los vehículos, y, por otra, porque se elevan los precios debido a los desajustes entre oferta y demanda.
Con todo, aunque lo consideran un posible "freno" al consumo, desde CaixaBank Research esperan que el impacto de esta circunstancia sea "limitado", dado que estiman que esta crisis desaparecerá a partir del segundo trimestre del año que viene.
Dos eventos teóricamente transitorios, pero que constituyen posible frenos que amenazan con restar "brillo" al avance del consumo. Los economistas de CaixaBank, con todo, creen que este principal motor de la recuperación experimentará un avance del 5,7% en 2022 y un 3,6% en 2023, pues "los factores de fondo que lo apoyan son sólidos".
Empuje del ahorro "forzoso"
A esta positiva evolución podrá colaborar la liberación en forma de consumo del exceso de ahorro generado por los españoles durante el confinamiento y otros momentos de la pandemia en los que las restricciones sanitarias impidieron realizar gasto en determinadas actividades, como las de ocio, las turísticas y las relacionadas con el transporte.
Fue, como lo denominó el Banco de España, un "ahorro forzoso" que se calcula que se situó en unos 40.000 millones de euros, lo que equivale aproximadamente al 3,5% del Producto Interior Bruto (PIB), según cálculos de BBVA Research. De acuerdo con los economistas de CaixaBank, en 2021 no se habría liberado ni la mitad de ese exceso de ahorro, de forma que la parte restante podrá colaborar a impulsar la recuperación de 2022 en adelante.
Y es que el consumo lleva ya varios meses en plena recuperación, en parte gracias a la liberación de una porción de este ahorro, concretamente desde que se empezaron a levantar las restricciones sanitarias, como contó EL ESPAÑOL-Invertia.
Una recuperación que no solo lo es respecto al año de la Covid, sino también a los registros prepandémicos. Los últimos datos recabados por CaixaBank Research del gasto con tarjetas reflejan que en octubre se produjo un acelerón del 13% respecto al mismo mes de 2019.
Black Friday y puente
Los expertos de BBVA Research coinciden en apreciar esta tendencia. Según sus últimos datos, correspondientes a noviembre, el gasto con tarjeta experimenta ya un avance del 40% en relación con las mismas fechas de hace dos años, especialmente gracias a la compra de bienes por el Black Friday (en las dos últimas semanas del mes), más que a la de servicios.
Los españoles también han aprovechado este puente de la Constitución y la Inmaculada para hacer uso de sus tarjetas. La fintech Revolut, por su parte, ha calculado que sus usuarios han triplicado el gasto en restauración y transportes estos últimos días en comparación con las mismas fechas del año pasado, cuando aún había algunas restricciones para viajar.
Una evolución muy positiva que podría verse deslucida por la escalada de precios de la energía y la crisis de suministros, amén de cualquier otro viento de cara inesperado que pueda surgir en los próximos meses. Vistos los últimos dos años, no sería sorprendente que así fuera.
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