Los accionistas de Bankia y CaixaBank han aprobado esta semana la fusión que dará lugar al mayor banco de España con más de 600.000 millones de euros en activos. Una operación que ha acelerado el proceso de concentración bancaria y que en las próximas semanas tendrá otro exponente con el previsible acuerdo entre Unicaja y Liberbank.
Pese a la ruptura de las conversaciones entre BBVA y Banco Sabadell, los expertos no dudan que en el futuro ambas entidades buscarán alternativas en otras operaciones corporativas para crecer en el país. Y nadie descarta incluso que puedan retomar sus conversaciones en un futuro próximo.
Estos movimientos han reactivado el debate del riesgo sobre la concentración bancaria en el país en perjuicio de los clientes, con los sindicatos muy pendientes del visto bueno de Competencia a las operaciones.
Por ejemplo, la nueva CaixaBank tendrá una cuota de mercado en crédito superior al 22%, porcentaje que sube notablemente (en algunos casos alcanza el 50%) en algunas comunidades donde ambas entidades tienen fuerte presencia física, como Murcia, Cataluña, Valencia y Madrid.
El banco también será número uno en gestión de fondos, uno de los pilares clave en la maltrecha generación de ingresos del sector en los últimos años.
ERE que ERE
Estas advertencias sobre el riesgo de concentración y oligopolio se producen en un contexto en el que el número de bancos ha pasado de 45 a 12 desde la anterior crisis financiera.
Y según cálculos de AFI basados en el número de oficinas, los tres principales bancos españoles acumularán tras la creación de la nueva CaixaBank una cuota de mercado que supera el 60% en términos de activos y algo más del 50% en términos de red de oficinas.
“Esas cuotas eran del 53% y del 42%, respectivamente, en los momentos previos a la integración, por lo que la integración incrementa en torno al 15% el grado de concentración, medido por la cuota de las tres mayores entidades”, explican los expertos.
Sin embargo, los analistas consultados descartan que el nivel de competencia bancaria sea preocupante. Por eso, consideran que las operaciones en curso no tendrán ningún problema para recibir luz verde por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Competencia (CNMC).
Para empezar, porque estas operaciones cuentan con el aval del Ministerio de Economía y del Banco Central Europeo (BCE), que llevan meses, sino años, presionando al sector para acelerar las fusiones como fórmula para ganar en rentabilidad.
Además, según explican fuentes consultadas, el principal motivo que podría echar atrás algún punto de este tipo de operaciones por parte del organismo presidido por Cani Fernández es que las mismas impliquen un endurecimiento de las condiciones del crédito a los clientes. Y no se prevé que eso ocurra. Al menos por las fusiones. Otra cosa será el impacto de la crisis en las decisiones de los bancos a la hora de financiar.
Margen para más fusiones
El propio Banco de España ha dejado claro en diversas ocasiones que aún hay margen para más movimientos en el mercado nacional. Una idea que comparten la mayor parte de banqueros del país. Durante la junta de accionistas de CaixaBank, el consejero delegado de la entidad, Gonzalo Gortázar, explicó que “el nivel de competencia que tenemos en España es muy elevado, como demuestra la rentabilidad actual frente al coste de capital”.
Desde el sector defienden que, si se llevan a cabo las fusiones en curso, aún quedará más de una decena de entidades grandes, un nivel similar al de otros países como Italia o Francia. Los organismos supervisores coinciden en que la tecnología y el boom de la operativa digital evitan que el nivel de concentración de los grandes bancos suponga un problema para los clientes en términos de precios.
Según recordaba Gortázar esta misma semana, el país ya cuenta con más de 350 empresas de tecnología financiera o fintech que han entrado a competir en el mercado.
Desde el sector insisten, además, que en las zonas rurales se mantiene la figura de las cooperativas de crédito, además de los bancos procedentes de las antiguas cajas de ahorro, que siguen dando servicio en regiones donde la gran banca se ha replegado ante la inexistencia de clientes rentables para su negocio. De hecho, la banca de proximidad acumula cerca del 30% de las cuotas de mercado, aunque sea en territorios menos poblados.
Otro de los indicadores más utilizados para medir el grado de concentración en el sistema bancario, el índice HHI, no prevé que las fusiones en curso vayan a ser un quebradero de cabeza para Competencia. Se estima que si el indicador se sitúa en unos 1.500 puntos, la concentración del sistema es baja o moderada, mientras que valores superiores a 2.500 ya presentan algo de riesgo, pero poco. Una situación de monopolio rondaría los 10.000.
El HHI resultante tras la integración de Bankia en CaixaBank, y sin tener en cuenta los cierres de oficinas que se llevarán a cabo, rondaría los 1.250 puntos. La cifra está por encima de los 900 puntos que el sistema presenta actualmente, pero sigue por debajo de los umbrales que indican excesiva concentración.
¿Riesgo de exclusión?
Desde los sindicatos también han manifestado su preocupación por el riesgo de oligopolio, ligándolo al de exclusión financiera ante la desaparición de redes y la exclusión de clientes no rentables "por criterios de renta o falta de acceso a la conectividad digital".
En un reciente informe en el que se analizan estas pautas, CCOO contrasta cómo el número de oficinas del sector financiero en la Eurozona se ha reducido en 62.252 desde 2008, cerrándose en términos netos 1 de cada 3 oficinas (-32,6%). En el caso de España, el número de oficinas del sector financiero ha pasado en el mismo periodo de 46.065 a 24.004, con una reducción de 22.061: se han cerrado en términos netos prácticamente la mitad de oficinas (-47,9%), por encima de las magnitudes de Francia (-9,2%), Alemania (-32,7%), Italia (32,7%) o Portugal (-36,9%).
Como consecuencia, España ha dejado de ser –como era, y según los cálculos del sindicato- el país de la Eurozona con mayor nivel de proximidad (número de oficinas por cada 10.000 habitantes, que se ajusta de forma abrupta, pasando de 10,0 a 5,1), viéndose superado por Francia.
Explican que, ante la nueva ola de reestructuración y de concentración en el sector, el número de oficinas en España se situaría por debajo de 20.000, en torno a 4 oficinas por cada 10.000 habitantes.
Aun así, un reciente informe de Credit Suisse evidencia que si se tienen en cuenta solo los grandes bancos (Santander, BVA, CaixaBank, Sabadell y Bankia), estos cuentan aún con 55 oficinas por cada 100.000 habitantes. En países como Italia la cifra supera las 40 oficinas, mientras que en Francia rondan las 30.
Desde el sector insisten, además, que en aquellas regiones donde se puedan superar los umbrales de concentración, el daño a la rivalidad competitiva se vería compensado por la irrupción de las fintech o la propia digitalización del sector que opera sin tanta presencia física.