El Banco Central Europeo (BCE) da un nuevo tirón de orejas a la banca ante el riesgo de que las entidades se hayan quedado cortas en su gestión del riesgo de crédito por el impacto de la pandemia.
En una misiva remitida este viernes a los directivos de las entidades supervisadas, conocida dentro del sector como ‘Dear CEO’, el organismo monetario alerta de las diferencias observadas en los últimos meses para cuantificar, y clasificar, el previsible incremento de los impagos por la crisis, advirtiendo que las entidades pueden hacer mucho más para evitar males mayores.
La misiva, firmada por el presidente del Consejo de supervisión del BCE Andrea Enria, señala que “cada vez es más importante que las entidades significativas se aseguren de que los riesgos están adecuadamente evaluados, clasificados y medidos en sus balances”. Algo que no todos están cumpliendo a juicio del organismo.
Especialmente en lo que se refiere a la clasificación de los créditos en moratoria, que los reguladores permitieron no meter directamente en el ‘cajón de morosos’. A cambio, sí se exige un exhaustivo seguimiento y control sobre estos préstamos por parte de las entidades. Esta misma semana, la Autoridad Bancaria Europea (EBA), decidía reactivar esta medida hasta el próximo mes de marzo.
Fuentes del organismo monetario explican, además, que se han observado diferencias en las herramientas y los enfoques empleados para la gestión del riesgo de crédito entre las distintas entidades, con el uso "de supuestos demasiado optimistas y en algunos casos preocupantes en los que los bancos han relajado sus modelos de medición”. Desde la institución critican que “muchos bancos no están lo suficientemente comprometidos con la identificación de las señales de impago”. Y, por lo tanto, en el medio plazo podría haber mayores provisiones.
Vigilancia insuficiente
Desde el BCE insisten en que los sistemas para medir la probabilidad de impago “debe ir más allá de las dificultades financieras meramente temporales por el impacto de la pandemia”. Es decir: los bancos tienen que tener en cuenta un posible deterioro estructural para ser más realistas con sus provisiones.
El BCE recuerda, además, que solo un 1,3% de los préstamos en la zona euro se han clasificado como dudosos desde el pasado agosto. “Se hace cada vez más evidente que ciertos prestamistas, especialmente en los sectores más vulnerables, se enfrentan a desafíos estructurales que afectarán a su solvencia crediticia”, insisten, recordando que algunas entidades no cuentan con los suficientes recursos y experiencia para evitarlo ni han actualizado sus sistemas de identificación de riesgos para diferenciar de forma correcta los préstamos en moratoria.
En la carta remitida a los consejeros delegados de los principales bancos europeos, Andrea Enria insiste en alertar de la relajación del sector en materia de provisiones y gestión del riesgo, criticando lo que ellos mismos han denominado una posición de “esperar y ver qué pasa” en muchos casos. Bajo este escenario, la misiva del BCE recuerda al sector todos los puntos que debería mejorar para calcular de una forma más realista el riesgo de crédito y su cobertura.
Relajación de los criterios
Entre las distintas prácticas analizadas por el BCE durante estos meses, el organismo advierte de que muchas entidades “deberían redoblar sus esfuerzos” para cuantificar el impacto de la pandemia en capital y calidad de los activos, un proceso que algunos bancos ni siquiera han culminado.
Respecto a las moratorias, Enria advierte cierta relajación en los criterios en la clasificación de las refinanciaciones, además de indicadores del riesgo insuficientes para este tipo de préstamos. Sí reconoce que otras entidades sí han empezado a mejorar su análisis, con el desarrollo de nuevos indicadores, potenciando el análisis de los sectores más vulnerables o con fuentes de información alternativa.
“El BCE ha observado prácticas diferentes con las provisiones. Algunas de ellas podrían traducirse en una cobertura inadecuada del riesgo de crédito y dificultar la evaluación precisa de la calidad de la cartera”, añade. Enria incluye entre estas prácticas el uso, en ocasiones, de “enfoques sesgados en la incorporación de las previsiones macroeconómicas” a la hora de medir el riesgo y las dotaciones necesarias para hacerle frente.
Para terminar, el organismo también alerta de que, en algunos casos, ha observado cierto ‘pasotismo’ en los órganos de administración a la hora de vigilar y gestionar una respuesta adecuada al impacto de la pandemia.
Ante estas circunstancias, el BCE aprovecha su misiva para recordar las prácticas que pueden ayudar a tapar estos ‘agujeros’ en la gestión del riesgo. En este sentido, el organismo espera que los bancos “evalúen periódicamente la capacidad de pago de los prestatarios, incluidas las exposiciones con moratorias”, identificando y registrando “cualquier aumento significativo del riesgo de crédito en una fase temprana”.
Todas las recomendaciones y las advertencias de la institución comandada por Christine Lagarde deberán tener su respuesta por parte de los bancos antes del 31 de enero de 2021. A partir de ahí, para que el BCE pueda mantener un seguimiento activo de la gestión del riesgo crediticio entidad por entidad. Una gestión, por cierto, que puede resultar clave para el retorno de los dividendos en la industria.