Pese a unas pérdidas históricas de 10.780 millones de euros, derivadas de un ajuste contable que, por lo tanto, no tiene impacto sobre la liquidez o la solvencia de la entidad, los resultados de Banco Santander han dejado una sorpresa positiva para los accionistas. El banco ha anunciado que propondrá retomar el dividendo, cumpliendo con las recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE).
En este sentido, el consejo de administración del banco propondrá el pago de un dividendo correspondiente a 2019 en scrip (pago en nuevas acciones) equivalente a 0,10 euros por acción que se pagaría este mismo año 2020.
La presidenta del banco insiste en que el consejo tiene la intención de aplicar una política de dividendo 100% en efectivo tan pronto como las condiciones de mercado se normalicen, "sujeto a la recomendación y las aprobaciones regulatorias", indicando que la entidad ha reservado capital este trimestre para poder hacerlo. En concreto, se ha reservado seis puntos básicos de capital CET1 en el trimestre para un posible dividendo en efectivo con cargo a los resultados de 2020.
La ratio de capital CET1 aumentó en 26 puntos básicos en el trimestre, hasta el 11,84%, es decir, en la parte alta del objetivo a medio plazo del 11-12% que se ha fijado el grupo. "Reiteramos nuestro objetivo de retorno sobre el capital tangible (RoTE) del 13-15% que nos marcamos en el Investor Day del año pasado y daremos más información de nuestros planes estratégicos en los próximos meses”, ha indicado Botín.
Banco Santander decidió a principios de abril, a pocas horas de celebrar su junta de accionistas, cancelar su dividendo complementario de 2019 (que iba a abonar en mayo con 0,13 euros por acción), así como mantener en cuarentena su política de retribución para 2020.
La idea era adaptarse a las recomendaciones del BCE sobre que los bancos debían destinar la mayor parte posible de su capital a la financiar la recuperación económica en plena crisis. Sin embargo, y aunque la medida fue bien acogida en un principio por el sector, los principales directivos bancarios han ido alzando la voz para pedir al organismo monetario que no se aplique la misma vara de medir para todos los bancos.
Es decir, que sea cada entidad la que decida, según su capacidad de capital, si puede o no retribuir a sus accionistas. Este es, además, un punto clave para la recuperación bursátil del sector que, en el caso español, acumula caídas medias que todavía superan el 40% en lo que va de año.
En este sentido, el consejero delegado de la entidad, José Antonio Álvarez, ha pedido al BCE esa mayor discriminación entre entidades, en función de la situación y capacidad de generar resultados que tenga cada una. "No puede ser café para todos", defiende, recordando que el banco ha devengado unos 400 millones de euros para pagar ese dividendo en efectivo previsto a cargo de los resultados de 2020 y así continuará en los próximos trimestres. Una cifra que equivale seis puntos básicos de capital CET 1 en el trimestre.