El presidente de Cox, Enrique Riquelme.

El presidente de Cox, Enrique Riquelme. Rodrigo Mínguez E.E.

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La digestión de Abengoa, una deuda en Ghana y dependencia de la contribución de Riquelme: los riesgos de Cox en bolsa

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Cox será la próxima compañía española en salir a la bolsa. La utility de energía y agua buscará colocar a partir del próximo 14 de noviembre casi 20 millones de acciones a un precio de entre 10,23 euros y 11,38 euros. ¿El objetivo? Levantar 200 millones con los que financiar necesidades de capital en proyectos de energía estratégicos y también oportunidades de concesiones de agua y transmisión.

La operación, que valora la empresa en entre 840 y 930 millones de euros, recoge varios riesgos a tener en cuenta a lo largo de 70 páginas. Uno de ellos es la pesada digestión de los activos de Abengoa que Cox compró en la primavera de 2023.

De aquella adquisición surgió Coxabengoa, una denominación pulida casi un año más tarde —pensando precisamente en la salida a bolsa— para retirar el nombre de la antigua empresa sevillana, que seguía restando atractivo inversor por su mal desenlace.

Ahora, la compañía advierte en su folleto a la Comisión Nacional del Mercado de Valores de que la absorción de las unidades productivas de Abengoa, de donde procedieron el 94% de los ingresos totales de Cox en 2023, y que representan el 91% de los activos del grupo, aún debe terminar de asentarse.

La asimilación e integración de las operaciones, de la propiedad intelectual y de productos, así como el mantenimiento de la productividad de los trabajadores —y subraya aquí a los empleados subrogados tras la compra de Abengoa— entre otros aspectos, como la eventual imposibilidad de generar los ingresos esperados, son subrayados por Cox: en el futuro puede haber dificultades en manejar ese abrumador y rápido crecimiento inorgánico.

Y ello, completan, puede afectar al negocio, a la situación financiera, a los resultados de las operaciones y a las perspectivas. Todo ello sin olvidar los planes de crecimiento del grupo surgido tras la operación, que quiere coger velocidad de crucero. 

¿Resultado? La gestión puede que necesite desviar una "desproporcionada" cantidad de atención de su tarea diaria a gestionar ese crecimiento interno y externo, lo que puede dar lugar a "debilidades" en la infraestructura del grupo, dar lugar a "errores operativos" o perder oportunidades de negocio.

Ghana

También sobresale una delicada cuestión en Ghana. Aquí funciona una desalinizadora con capacidad para producir diariamente 60.000 metros cúbicos que es propiedad de Befesa SPV, una entidad de la que Cox posee el 51% de los derechos de voto y el 56% de los derechos económicos.

La planta recibió un project finance por valor de casi 80 millones de euros, pero Befesa ha sido incapaz de abonar los pagos correspondientes para devolverlo hasta en siete ocasiones en los últimos tres años por limitación en los flujos de caja. La deuda actual ronda los 28,5 millones de euros. Es el único punto en el que los pagos no están al día. 

Si no hay acuerdo amigable con los prestamistas, las consecuencias pueden ser desde perder la propiedad de la planta —lo que tendría un impacto de 10 millones de euros e implicaría dejar de recibir ingresos de esta importante concesión— o incluso poner en riesgo las provisiones de otra instalación. 

La dependencia de Riquelme

Llama también la atención que destaquen como riesgo el relevante papel de Riquelme. "Nuestra capacidad para operar nuestro negocio e implementar nuestras estrategias depende principalmente de las continuas contribuciones" del presidente de Cox, resalta el documento.

Al respecto se detalla que la compañía ha realizado diferentes transacciones con Inversiones Riquelme Vives, S.L., que es a la vez deudor y acreedor.

El apoyo se repetirá con ocasión de la salida a la bolsa. Riquelme aportará 15 millones de su fortuna personal en la operación, que ha recibido ya varios compromisos vinculantes de otros inversores ancla. 

Son los ofrecidos por AMEA Power (30 millones de euros), Corporación Cunext (20 millones de euros), Alberto Zardoya (entre 5 y 10 millones de euros) o Attijariwafa Bank, por hasta 5 millones de euros.

Según la información recogida en el folleto, la sociedad concederá asimismo una opción a Banco Santander, BofA Securities Europe SA y Citigroup Global Markets Europe AG para adquirir un número de acciones ordinarias adicionales de la sociedad que representen hasta el 15% de las Acciones de la Oferta Iniciales al Precio de Oferta para cubrir sobreasignaciones y posiciones cortas resultantes de operaciones de estabilización.

El documento recoge además la expectativa de que tras la operación el capital flotante (free float) —es decir, las acciones que se moverán libremente en el mercado— será del 20,34%.

De esta forma, el porcentaje de los principales accionistas de la compañía se reduciría. Riquelme, pasaría de detentar el actual 77,85% de las acciones al 59,32%; en tanto que Zardoya Arana rebajaría el suyo del 14,96% actual al 11,63%. Mientras, el tercer accionista, HNA, pasaría del 4,65% al 3,44%.