Helicópteros, camiones, explosivos, barcos y una inversión estimada entre 70 y 90 millones de euros serán necesarios para sellar y clausurar definitivamente los trece pozos del almacén de gas subterráneo levantado frente a las costas de Castellón, que en la última década ha generado multitud de conflictos políticos, judiciales, financieros y empresariales.

La Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, formuló la pasada semana la declaración de impacto ambiental del proyecto del sellado y abandono de los pozos de Castor, uno de los últimos trámites administrativos necesarios para el cierre definitivo.

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En las operaciones estarán involucrados y pendientes el Ministerio de Transición Ecológica, el Ministerio de Defensa, el Estado Mayor de la Armada, el Consejo de Seguridad Nuclear, la Subdirección General de Emergencias de la Generalitat Valenciana o la Dirección General de Protección Civil de la Generalitat de Catalunya, entre otros muchos organismos públicos.

El riesgo de que ahora vuelvan a producirse movimientos sísmicos en las obras de sellado de los pozos, o de que por accidente se produzca un vertido al mar de hidrocarburos, no puede descartarse al 100%. 

Tres fases 

El almacén de gas Castor, en el mar Balear frente a la localidad de Vinarós (Castellón), a unos 21,6 kilómetros al sur del delta del Ebro, deriva de un antiguo campo petrolífero, Amposta.

La plataforma ocupa una superficie de unos 94 metros cuadrados y de los trece pozos de los que consta, ocho son para inyectar y extraer gas, cuatro de monitorización y uno se destina a la reinyección de agua.

Instalación Castor. Europa Press.

La vida útil estimada de los tapones de los pozos, instalados en abril de 2016, está ya caducada, por lo que las obras de cierre, que según lo previsto deberían haberse iniciado el pasado año, no pueden demorarse más.

De acuerdo con el proyecto de cierre y sellado de Castor presentado por Enagás, las operaciones se ejecutarán a través de una unidad de operaciones denominada Jackup MODU, en tres fases.

La unidad Jackup MODU será trasladada a las proximidades de la plataforma mediante embarcaciones remolcadoras, y será anclada al fondo marino mediante el hincado de tres patas metálicas auto-elevables y cuatro anclas.

En una segunda fase se retirarán los tapones temporales de los pozos, se limpiarán los fluidos que impregnan las paredes interiores de los mismos, se instalarán tapones mecánicos y se cementarán las tuberías. Finalmente, se retirarán las tuberías así como la unidad de operaciones, y se restaurará el fondo marino.

Riesgo sísmico

El 1 de octubre de 2013 se registró el seísmo de mayor magnitud en la zona cercana al Castor, de 4,2 Mw, tras la inyección de gas en el almacenamiento.

Enagás considera que, ahora, en las operaciones de cierre y sellado de los pozos, cualquier nuevo episodio no debería exceder el grado de impacto registrado hace diez años "aunque no es posible, en base a la información disponible, conocer el grado que podría llegara tener cualquier nuevo escenario de sismicidad en la zona". 

Arturo Gonzalo y Antonio Llardén, consejero delegado y presidente de Enagás. Enagás.

La compañía recuerda que en caso "de que acontezca algún evento sísmico natural o inducido o se produzcan aumentos de presión en el yacimiento", se aplicará el Protocolo de Actuación.

Un informe elaborado por un verificador independiente en abril de 2020, Identificación de Riesgo y ALARP – Castor Underground Gas Storage, "el riesgo de actividad sísmica con afectación a la plataforma se considera muy bajo en comparación con otros riesgos estudiados y por tanto este peligro no se considera como un accidente grave".

Enagás indica que el Protocolo de actuación cuenta con la aprobación del Instituto Geológico Nacional, organismo competente para la planificación y gestión de los sistemas de detección y comunicación de movimientos sísmicos ocurridos en territorio nacional.

Ayuntamientos, organizaciones locales y organismos públicos valencianos y catalanes han solicitado no obstante información adicional sobre el riesgo de sismicidad. La declaración de impacto ambiental del cierre del Castor incluye la creación, de forma previa al inicio de las obras, de una comisión mixta de seguimiento, en el que estarán representadas las administraciones públicas afectadas.

Explosivos, residuos, biodiversidad

En total se instalarán 37 tapones en los 13 pozos, 22 de ellos se colocarán usando
perforación mecánica y 15 usando la técnica Perforación, Lavado y Cementación (PWC por sus siglas en inglés), con detonaciones, empleándose 1.939,62 kg de explosivos. Las detonaciones tendrán lugar a una profundidad de entre 245 y 1.930 metros.

Durante la ejecución del proyecto se utilizará un helicóptero, para el traslado del personal hasta la Jackup MODU, con base en el aeropuerto de Reus, y dos embarcaciones, una de apoyo que permanecerá en la zona de actuación y la otra
de abastecimiento de suministros y combustible y traslado de residuos, que tendrán como puerto base el de Vinarós.

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En el puerto de Vinarós se utilizarán instalaciones industriales como base logística para la recepción de los equipos, materiales y herramientas. Los residuos MARPOL (lodos y aguas de sentinas -los aceites generados por las embarcaciones-) serán trasladados a las mismas instalaciones portuarias, y el resto enviados mediantes camiones a la Planta de Operaciones en Tierra de Castor, situada en el municipio de Vinarós.

Entre las especies de aves marinas cuya presencia más probable en el área de proyecto pueden verse afectadas por las operaciones se encuentran la pardela balear y la gaviota de Audouin; también pueden verse afectados nueve especies de cetáceos y dos de tortugas marinas. Se trata de especies incluidas en el Listado de Especies
Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE).

Los principales impactos sobre la fauna cercana al Castor serán los derivados del riesgo de colisión con las embarcaciones y los efectos generados por el ruido y las vibraciones, así como por las explosiones.