Marc Morillas: “La marca España es especial porque nos afecta y nos puede ayudar a todos muchísimo”
Coca-Cola, Danone, Nestlé y Osborne son algunos de los clientes de esta firma de branding que cumple su 60 aniversario.
3 julio, 2022 02:52Allá por 1962, un concepto que hoy está a la orden del día, como el diseño gráfico, no existía. Una veintena de pioneros, entre Madrid y Barcelona, dieron el primer paso. Entre ellos, Antoni Morillas. En la Ciudad Condal creó Morillas. Esa empresa hoy cuenta con una plantilla de 70 personas, tiene presencia internacional, y entre sus clientes están gigantes como Coca-Cola, Danone, Nestlé y Osborne.
“Esos pioneros establecieron el diseño gráfico como disciplina. Y mi abuelo lo hizo de forma autodidacta”, recuerda Marc Morillas, tercera generación en el negocio. Los primeros encargos fueron empresas farmacéuticas como Sandoz y Novartis que estaban más adelantadas en lo que a comunicación se refiere. “Cuando miras los trabajos de mi abuelo por aquel entonces ves que eran espectaculares y valientes”, apunta Marc.
Unos comienzos que no fueron fáciles porque sobre la mesa estaba vender algo que costaba mucho definir. De ahí que no fuese fácil llegar a fin de mes. Incluso les llegaron a cortar la luz y el agua. El origen de una frase que sigue presente en la compañía: “Nos podrán cortar la luz, pero no las alas”.
Impactos positivos
Antonio Morillas fundó la primera asociación de diseñadores gráficos de España. Incluso es uno de los pocos diseñadores españoles admitidos en la Alliance Graphique Internationale (AGI). “Gracias a él hemos aprendido que el diseño es un motor de progreso y que, con un pensamiento creativo, podemos generar impactos positivos en nuestra cultura, en nuestras organizaciones y, en definitiva, en las personas que formamos parte de nuestra sociedad”, sostiene quien dirige en la actualidad la compañía.
Una firma que une la cultura de las organizaciones, el diseño y la estrategia para que ayudar a las empresas a incrementar su valor a través de su marca. Proyectos que proceden de una treintena de países y que suman más de 300 al año.
“Al final cuando un cliente afronta un reto estratégico de estas características que afecta a la marca y al valor de la compañía, y a los resultados que pueda obtener a medio y largo plazo, no hay duda de que todos los clientes son exigentes”, remarca Marc Morillas.
Cierto que hay proyectos que son más complejos por su propia naturaleza. Sobre todo aquellos que son globales y que tienen en cuenta multitud de países y de equipos. Ahí se engloban, por ejemplo, Coca-Cola o Nestlé. “Al final, diseñar es decidir. Y decidir es escoger. Por eso todos los clientes son exigentes”, remarca.
Momentos difíciles
Seis décadas de historia dan para mucho: alegrías y tristezas. Tres generaciones que han vivido sus momentos complejos. Para empezar, la propia fundación de la compañía. “Explicarle a un cliente que tenía que comprar algo que no entendía y que nadie hacía es una travesía del desierto larga y ardua”, resalta Marc Morillas.
Luego, la pérdida repentina del fundador por enfermedad. Una compañía pionera se quedaba sin el pionero. Al visionario le siguió el empresario: su hijo Luis (actual presidente), que tuvo que tomar las riendas con tan solo 21 años.
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“Las dos crisis que más nos han pasado factura fue la transición con mi abuelo porque los clientes dejaron de confiar en nosotros, y la crisis después de las olimpiadas, en 1992”, sostiene el director. A finales de esa década la recuperación había sido plena. Hasta que llegó la que se conoció como ‘crisis del ladrillo’, en 2008. “Esta la medio padecimos porque trabajamos mucho para el gran consumo”, matiza.
La llegada de la pandemia también les afectó. Como el proceso político vivido en Cataluña (donde tienen la sede). “Ha generado cierta turbulencia y cierta desventaja competitiva para compañías como la nuestra que seguimos creyendo en Barcelona como un activo para España espectacular”, relata Marc Morillas.
Futuro
Para 2022, las previsiones apuntan a una facturación de seis millones de euros. Con sedes en Barcelona, Madrid y Guatemala (desde donde cubren a otros países latinoaméricanos), sus planes apuntan a “llevar al talento de las personas de nuestra compañía afuera. Conquistar más allá de nuestras fronteras, sobre todo en Latinoamérica, con crecimiento orgánico e inorgánico”.
¿Qué buscan ahora los clientes? “Hay clientes que necesitan imperativamente una revolución y, por tanto, son proyectos más difíciles de digerir. Y una revolución significa ir en contra de ciertos prefectos culturales internos y esto genera debates complejos e intensos”, explica Marc Morillas. Otros piden ser conservador y respetuoso con el legado.
De ahí que, según apunta, lo más difícil es “garantizar la consistencia. A las marcas las mata la falta de consistencia”. Algo que, cada día que pasa, es más difícil. “Intentar garantizar una línea consistente con el posicionamiento de una marca. Ahí es donde reside una de las complejidades de nuestro trabajo”, sostiene.
Hay que tener en cuenta que el proceso de definir hacia donde tiene que ir la marca para vender más y mejor puede durar hasta dos años. Sin embargo, el resultado del proyecto “puede durar muchísimo”.
¿Y cuál es el proyecto en el que le gustaría trabajar? “Me encantaría trabajar con la marca España”, responde rotundo Marc Morillas. “Es una marca muy especial porque nos afecta a todos y nos puede ayudar a todos muchísimo”, afirma.
“Siempre ha estado ligada a elementos muy conectados con el turismo, la cultura y la historia pero jamás hemos trabajado la marca España al servicio de elementos competitivos como la innovación, la sanidad, la movilidad o la industria 4.0. Poder explicar la historia real de España al mundo para que la marca España redunde positivamente en las empresas y en los españoles es un proyecto que me haría especial ilusión”, concluye.